Del Río de la Plata al Mediterráneo, todo fuera de control

Se hace difícil encontrar una campaña electoral con tantas variables fuera de control para el Gobierno. A las penurias económicas, Insaurralde acaba de agregarles un escándalo político de consecuencias por ahora incalculables. Sergio Massa, ministro y candidato, intenta atenuar al menos lo que está a su alcance. Evitó hasta ahora, por ejemplo, lo que en otro contexto habría sido un inevitable pase de facturas al responsable de este nuevo caso de corrupción, que irrumpe cuando faltan apenas dos semanas para la primera vuelta. Insaurralde agradece el gesto: en su entorno dicen que, desde que se publicaron las fotos y el video que forzaron la renuncia, Massa lo llama casi diariamente para saber cómo está e, incluso, si tiene que criticarlo en alguna entrevista, se lo anticipa. “Te voy a pegar un poquito”, lo parafrasean.

Tanta consideración es entendible: el peronismo no está para más sobresaltos. Es cierto que Insaurralde tampoco. Ayer, el hospital materno infantil Dr. Oscar Allende, a una cuadra del Riachuelo, en Lomas de Zamora, descolgó de una sala de espera lo que probablemente haya sido el último afiche del intendente en uso de licencia: donde había dos imágenes de Insaurralde sonriente y abrazando abanderados de una escuela y dos jubiladas, se exhiben ahora solo rastros de cinta adhesiva sobre una pared amarillenta.

Él ya tomó la precaución de enviar algunos mensajes al buen entendedor bonaerense. El más relevante: admite el costo que le reportará el viaje a Marbella a bordo de Bandido, pero no está en cambio dispuesto a soportar críticas públicas de los propios porque, dice, conoce a la perfección los hábitos y la vida que llevan varios de sus pares. ¿Cuántos dirigentes políticos están en condiciones de tirar la primera piedra?, razona. La advertencia incluye a referentes de Juntos por el Cambio. “Al lado de los videos que pueden empezar a circular, lo de Martín es Paka-Paka”, dijo alguien que lo llamó esta semana para enviarle condolencias.

En Unión por la Patria desconocen por ahora a cuánto podría llegar el daño electoral. Les preocupa en primer término el efecto municipal: Lomas de Zamora es el segundo distrito bonaerense más populoso y en la provincia no sobran votos. En La Matanza, por ejemplo, la zona de menor concurrencia a las urnas fue justo la más afín al peronismo, la ubicada en el tercer cordón. Son las manzanas comprendidas desde Virrey del Pino hasta González Catán, donde hubo 61% de participación, por debajo del 62% promedio general del partido y muy lejos del 68% del primer cordón, más propenso a Juntos por el Cambio o La Libertad Avanza, conformado por Ramos Mejía, Villa Luzuriaga, Lomas del Mirador, parte de Ciudad Evita, Villa Celina y Villa Madero.

Es entendible entonces que quienes trabajan en la campaña de Massa sigan recomendando la armonía interna. Ya habrá tiempo para recuperar reproches y, principalmente, conjeturas sobre quién puede haber sido el autor de lo que en el PJ consideran una operación contra Insaurralde, más allá de que ni él ni nadie pondrá en duda la veracidad de las fotos que sacó Sofía Clerici. La tentación es en todo caso deslindar si el autor intelectual del perjuicio pertenece al ámbito de la política o al de los negocios. Como la provincia de Buenos Aires e Insaurralde suelen combinar ambos universos, más de uno aceptó rápidamente la hipótesis de que la picardía podría haber salido de la industria del juego.

Hasta ahora no hay pruebas de casi nada. Tal vez haya que esperar las explicaciones de la propia Clerici. “No tengo nada que ocultar en mi vida, soy bastante transparente”, publicó ayer en su cuenta de Twitter, y prometió próximas revelaciones. El significado de ese “bastante” será decisivo en la provincia de Buenos Aires, donde proliferan versiones encontradas. Quienes mejor conocen al exjefe de Gabinete sospechan en primer lugar del sector privado. Dicen tener indicios. En el Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar (Aleara), por ejemplo, venían advirtiendo últimamente cierta tensión entre Insaurralde y la española Codere por incumplimientos en los requisitos de renovación de alguna licencia. En la empresa lo niegan. “Es absurdo pensar que alguien de nosotros puede haber hecho algo así”, contestaron.

Tal como publicó esta semana Carlos Pagni en LA NACION, la Lotería de la Provincia de Buenos Aires clausuró este año varios bingos. Y el de Lomas de Zamora, en dos oportunidades: en abril, por “irregularidades en la sala”, y en julio, por “razones de seguridad”. Días antes de que se conocieran las fotos de Sofía Clerici, operadores sindicales daban por descontado que el bingo de San Martín, cerrado desde el 14 de julio hasta la semana pasada por no tener sala de fumadores ni ventilación, estaría expuesto a modificaciones. Hablaban incluso de empresarios interesados en el negocio. Entre ellos, Federico Achával. ¿Pudo alguien haber querido frenar con una operación burda un eventual cambio de manos del negocio? ¿A favor de Codere y en contra de Insaurralde? ¿O contra Achával? No se sabrá nunca. En una nota publicada hace diez días en el portal de noticias bonaerense 2Urbanos, el periodista Lucas Centurión consigna sin embargo una estadística sugestiva: de las 33 salas de juego que tiene la provincia, solo las 13 de Codere tuvieron clausuras. Otra curiosidad: el bingo de San Martín fue rehabilitado por la Lotería bonaerense en la tarde del viernes 29 de septiembre, justo el día en que Clerici etiquetaba a Insaurralde y 12 horas antes de que todo estallara en las redes.

Los empresarios del juego restan sentido a estas conexiones. Dicen que la salida de Insaurralde fue para ellos una mala noticia y que el sector maneja muchísimo menos capital del que se infiere del monto que trascendió de su divorcio con Jesica Cirio. “Nos miran como si estuviéramos en condiciones de generar 20 palos verdes para una persona. La Salada factura el equivalente a 25 bingos”, contestan.

En el peronismo bonaerense temen que el escándalo favorezca en última instancia a Milei. Por eso en algunos municipios atribuyen la jugada a sectores del macrismo, no ya a Juntos por el Cambio. Asumen que la aventura en Marbella ya cambió el curso de la campaña oficialista porque obligó a Massa a dejar de lado su cronograma de anuncios económicos diarios. Justo en una semana de corrida cambiaria y en la que se hizo más visible la escasez de dólares.

Estas urgencias explican en parte el modo con que, dicen las cerealeras, recibieron desde el lunes llamados diarios del jefe de la Aduana, Guillermo Michel, para que liquiden divisas. La respuesta que le dieron es que ya no queda soja, pero lo más interesante es el argumento que callan: ¿quién tiene ganas de desprenderse de un dólar a estos precios y a dos semanas de las elecciones?

La contrapartida de esta reticencia vuelve a ser obvia: no habrá permisos de importación para nadie. En la Secretaría de Comercio les recomiendan a los interesados esperar hasta la semana próxima, cuando Germán Cervantes, que abandonó hace un mes esas gestiones, vuelva a hacerse cargo del tema, e incluso que cada empresa se busque su propia alternativa de acceso a la divisas. Una franqueza sin precedente. O, en palabras de Clerici, “bastante transparente”

Francisco Olivera

Fuente: La Nación

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