La profundidad que adquiera la gestión de gobierno después del 22 de octubre dependerá de la cantidad de diputados y senadores que logre sumar Cambiemos. Los números de las PASO fueron positivos, pero los de los sondeos prometen una ola mayor que se hará sentir en varias provincias hoy gobernadas por el peronismo. A la franja central, en la que ya se afianzó el oficialismo (Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y San Luis) esperan sumar Santa Fe y poder consolidar los votos conquistados en distritos del sur como Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Neuquen y La Pampa). La elección de este domingo en Corrientes puede tener repercusiones para todo el norte del país, en donde también esperan con expectativa la posibilidad de mejorar de manera importante los números de agosto.
En donde se extrema la cautela es al hablar de la provincia de Buenos Aires. La palabra que se usa es «paridad», a sabiendas de que hay encuestas que muestran una diferencia a favor de Esteban Bullrich de entre 3 y 4 puntos. Nadie quiere dar por ganada la batalla más difícil antes de tiempo, enfoque que remarca hoy Federico Salvai, jefe de gabinete de María Eugenia Vida, en una entrevista incluida en el suplemento 3D.
A decir verdad, en la Casa Rosada administran la ansiedad electoral con una actitud casi zen. El deseo oficial es que nadie baje los brazos y por eso se aprovechará al máximo la ventana de tiempo que tienen hasta que la veda electoral impida continuar con la saga de anuncios y obras.
Si la cantidad de legisladores que tendrá el Gobierno en el Congreso a partir de noviembre acorta sensiblemente las necesidades de votos para cada negociación y más provincias se tiñen de amarillo, habrá más intensidad en la agenda. Nadie considera necesario avanzar demasiado en estos días: ni siquiera hubo mucho debate hasta ahora por el Presupuesto 2018.
El Indicador Sintético de la Actividad Provincial (ISAP), que elabora desde hace una década el estudio del economista Federico Muñoz, explica en parte por qué en el interior no se discute si hay rebote económico sino la intensidad de la recuperación, que en el acumulado muestra subas de hasta 6% anual. Si los brotes verdes se tiñen de amarillo, la agenda política y económica no marcará un cambio de rumbo, pero si de velocidad.
Fuente: El Cronista.com Hernán De Goñi
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