Otro bastión albertista que se cristiniza

Al período en que gobernó la primera presidenta argentina, Isabel Perón (1974-1976), la TV Pública acaba de rotularlo como “gobierno lopezrreguista”, en alusión al controvertido secretario privado y ministro de Bienestar Social de ese tiempo. Fue anteayer, en un recordatorio del natalicio de Héctor J. Cámpora, el mandatario de la efímera administración justicialista de 49 días de sesgo izquierdista, reemplazado primero por el interinato de Raúl Lastiri (el Sergio Massa de entonces, presidente de la Cámara de Diputados) y después por el tercer gobierno de Juan Domingo Perón, que quedó trunco por su muerte a los nueve meses, ambos más inclinados a la derecha, tendencia que se acentuó en la gestión de la viuda de Perón.

Sin los ribetes (al menos, por ahora) dramáticos del 73, se estaría dando la situación inversa y en cámara lenta: un gobierno que se proponía ser más de centro, pero que progresivamente se radicaliza. Algo que se nota en los sucesivos cambios ministeriales y en el discurso de Cristina Kirchner a contramano de las delicadas gestiones del ministro de Economía, Martín Guzmán, ante el FMI. El fallido de la locutora en off al subirla de rango a “presidenta de la Nación” no solo no fue corregido por quien lo dijo, sino que no hubo sorpresa alguna en la gestualidad de los allí presentes. Total normalidad.

Si el ultracristinismo permea al albertismo nonato en varias áreas, es inevitable que comiencen a constatarse deslizamientos en la misma dirección en un organismo clave como la TV Pública.

Por de pronto, en la cúpula de los noticieros hubo un cambio de guardia: el último 31 de diciembre se fueron los gerentes Daniel Miguez y Federico Maya. Ya al día siguiente, durante el feriadísimo 1º de enero, se puso al aire una nota sorprendente para un canal público de cualquier parte del mundo: un móvil daba micrófono en su casa al exvicepresidente Amado Boudou, condenado en todas las instancias judiciales, porque se le acababa de revocar su prisión domiciliaria.

En el recambio gerencial aparecieron Albino Aguirre, proveniente del Grupo Cielo, holding de medios de comunicación bonaerenses, y Leandro Gabriele, exproductor de C5N y del canal Encuentro, cuyos tuits están protegidos y no se pueden leer sin su autorización previa, ambos jefes relacionados con la muy militante Universidad Nacional de La Plata.

Tanto cuando se pregunta en la Casa Rosada como en las altas jerarquías de la emisora de la avenida Figueroa Alcorta, la respuesta es invariable: nada ha cambiado de una gestión a otra, pero eso no es lo que se percibe por los pasillos del canal decano. Se ve gente nueva, de poca o nula experiencia previa en televisión, pero con oídos muy atentos detrás de cámara para monitorear lo que se dice en los programas y bajar de un plumazo las secciones de noticias de ciclos que no dependen del noticiero. El regreso triunfal de La Cámpora.

Puertas adentro, siguen las disputas entre gremios históricamente enfrentados y en constantes tironeos de porciones de poder. Se mantienen las estructuras clientelares endémicas montadas, ñoquis enquistados y enriquecidos que trafican influencias y que sobreviven a todas las administraciones. En este contexto, hay quienes leen la anómala extracción millonaria de dinero para hacer supuestos pagos en efectivo a una nueva producción como un “cadáver” que los “ultras” les tiran a los “moderados” (los que responden a Francisco Meritello, albertista de la primera hora y secretario de Medios) para desgastarlos y marcar territorio. El caso está en sede judicial, hay una auditoría interna y un reintegro a la cuenta de la TV Pública de $8.085.940. Ya se fueron el director de administración financiera y el gerente de producción, en tanto que están bajo sumario sus respectivos segundos.

En la pantalla, las dos palabras más repetidas oralmente y en videograph en estos días fueron “golpe genocida”. La TV Pública encadenó varios programas alusivos al 45º aniversario del inicio de la última dictadura militar. La criticada salida del Grupo de Lima fue justificada en el zócalo del noticiero por el “hostigamiento del bloque a Venezuela”. Otro videograph que se repite con variantes para pegarle a la administración porteña: “Vecinos de la ciudad contra megaproyectos inmobiliarios”, un constante caballito de batalla.

“Larreta y Macri en el fondo son lo mismo”, suelta la columnista Verónica Urriolabeitia, que asume funciones cada vez más parecidas en el informativo estatal a las que cumplía en ese mismo espacio durante el anterior gobierno kirchnerista Mariana Moyano. “La protección mediática de Rodríguez Larreta”, se lee en su sección “Ping pong político”, titular más propio de un canal de barricada que de una TV Pública que se supone que busca cierta equidistancia entre las distintas voces de la democracia. Se repasan las portadas de los diarios acompañados usualmente por comentarios socarrones, especialmente hacia Clarín y LA NACION. Desiguales (con guiones del exmarido de Rosario Lufrano, titular de RTA) también adopta un oficialismo combativo. La deriva “seisieteochista” parece inevitable.

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