La previa electoral. En la City esperan días frenéticos en los que cada peso disponible busque resguardo en consumo o en dólares

Cuatro días hábiles y millones de agentes económicos que tomarán sus decisiones en medio de una profunda incertidumbre. Casi que nada mejor que mirar lo que cada cual hace con su dinero en la semana hábil que inicia mañana para comprender cabalmente qué es el mercado. Justamente, la suma de todas esos pequeños movimientos, del más pequeño al más brutal. Todos.

Los cuatro días hábiles que restan hasta las elecciones del domingo marcarán jornadas de difícil digestión para el Gobierno, y puntualmente, para el equipo económico que lidera el ministro Sergio Massa, paradójicamente, el candidato a vender como la solución por el oficialismo.

Ya no queda una sola carta por jugar. Peso que quede a la vista, peso que se va a ir en busca de un resguardo. Lámelo como quiera, bien de consumo o dólar para pasar el temporal. Pero en pesos a la vista no se queda nadie”, dijo un experimentado banquero el ayer por la tarde, mientras pasaba un par de días alejado de la City porteña.

Casi con la misma sintonía, el informe semanal de Ecolatina recitaba la misma melodía. “El rescate de plazos fijos y fondos comunes de inversión desde comienzos de octubre, sumados a las declaraciones desde los candidatos de La Libertad Avanza en contra de las tenencias de pesos y la escalada que mostraron los dólares paralelos en la previa electoral parecen haber sido razones más inmediatas que inclinaron la balanza en favor de esta abrupta suba de la tasa, que busca poner un precio a la codicia dolarizadora que estalló durante estos últimos días”, escribieron en una publicación.

No es para menos. Aquel mercado de uno más uno, más otro y otro hasta llegar al todo sabe perfectamente que el peso es el bien que más valor pierde en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero. “Pregunte a cualquiera qué prefiere: 500 pesos en el bolsillo por una semana o un kilo de papas en un cajón de la cocina. Diez a uno van a comprar papas”, ejemplificó aquel banquero.

Días claves en la City

Sin tiempo y sin dólares, el Gobierno apenas podrá amagar con procedimientos para agarrar algún que otro avaro que no puede con la tentación de vender dólares blue en medio de los únicos 15 días que se intentó controlarlo desde el Palacio de Hacienda y la Aduana, la nueva policía impositiva que busca arbolitos en el Microcentro. Hay una innovación en estos días: a las calles del Centro porteño ahora le sumaron algunas manzanas del Barrio Chino, en el corazón de Belgrano.

“Sí”, contestó directo el economista y director de Perspectiv@s Luis Secco al ser consultado sobre si será una nueva semana de cobertura en la Argentina. “Era previsible la presión y el salto en la brecha en un contexto electoral tan incierto y plagado de dudas sobre economía y política futuras”.

Claro que todos los momentos preelectorales son inciertos en la Argentina. “Sí, pero el Gobierno cometió errores: la devaluación, el “plan platita” recargado y una serie de comunicados ingenuos. Además, señales inequívocas que no queda nada como por ejemplo cotización del dólar de todos los colores, devaluación fiscal, cepo más cerrado que nunca la policía en la City, activación segundo tramo swap con China… demasiado para expectativas que no encuentran ancla”, finalizó.

De regreso a aquel mercado, la gran mayoría de los actores económicos se mueve con una premisa en el día a día. No importa demasiado si un bien es caro o es barato, lo único que determina la conducta es que es más hoy es más barato que mañana.

Desde Adelia María, un pueblo de fuerte impronta rural cerca de Río Cuarto, el economista Salvador Vitelli compartió unos números: “Les comparto lo que debería subir o bajar cada categoría para igualar al nivel general, acumulado en la gestión de Alberto Fernández, actualizados a septiembre de 2023, cuyos resultados son muy llamativos. Deberían subir: comunicación (+64%), tarifas y combustibles (+60%); bienes y servicios varios (+23%). Deberían bajar las prendas de vestir y calzado (-25%) y el rubro restaurantes y hoteles (-19%)”.

Dicho esto, sólo si alguien confía en que los textiles, los gastronómicos y los hoteleros bajarán el precio debiera quedarse en pesos. El punto es que en estos tres rubros ingresa la cotización del dólar blue y la validación de precios de miles de extranjeros que sonríen con la devaluación argentina.

Un cambio de nominalidad

Cuatro días antes de las PASO, el mercado se preparaba pero no descontaba que a poco más de 12 horas del resultado que consagró como candidato más votado a Javier Milei, se iba a devaluar cerca de 30%. Finalmente, ocurrió. Pero fue tan pobre el paquete de medidas que rodeó la decisión cambiaria que ya no quedó nada de aquello. Y claro, el mercado, que se quemó con leche, ve una vaca y llora.

“La inflación acumuló 26,8% entre agosto y septiembre borrando la competitividad cambiaria ganada con la devaluación tras las PASO. Es decir, solo sirvió para ganar nominalidad que, en este escenario de expectativas desancladas, tenderá a apreciar más el tipo de cambio oficial en términos reales –dice el informe semanal de Ecolatina–. Considerando los sucesos de esta semana, los contratos a corto plazo de futuros de dólar a diciembre pasaron de 48% a 112%. Este abrupto salto fue creciendo a lo largo de la semana, fortaleciendo la idea de una corrección cambiaria de magnitud sobre finales de año.”

A partir de hoy se empezará a definir el último capítulo seguro que tiene el experimento Massa, ministro y candidato. Puede que haya más, en caso de que entre al ballotage. Mientras eso se defina, el mercado ya tomó nota de la única posibilidad que tiene para poder cubrirse: cambiar los pesos por algo que mantenga su valor. Como dijo el banquero desde un balneario: papas o dólares, todo sirve para pasar el temporal de incertidumbre que pesa sobre la Argentina.

Diego Cabot

Fuente: La Nación

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