Un mes antes de las PASO, funcionarios del Gobierno muestran más preocupación por Sergio Massa que por Cristina Kirchner. No porque crean que el candidato a senador de la coalición 1 País pueda superar en votos a los postulantes de Cambiemos, sino porque admiten que hay un porcentaje no menor del electorado cuya intención de voto fluctúa entre el oficialismo y el massismo.
Las ecuaciones que formulan los estrategos de la campaña de Cambiemos son claras. Hacen cuentas y llegan a la conclusión de que los potenciales votos de la provincia de Buenos Aires para Esteban Bullrich y Gladys González que terminen yendo a Massa y Margarita Stolbizer podrían terminar consagrando, en el peor de los casos, el primer puesto para Cristina Kirchner y Jorge Taiana.
Ese razonamiento, que se escucha en el despacho del jefe de Gabinete, Marcos Peña, parte de la idea de que la ex presidenta es una «variable fija». Ronda el 30% de intención de voto y difícilmente obtenga más que eso, pero tampoco mucho menos. Las denuncias sobre corrupción afectan claramente en forma negativa su potencial crecimiento, pero no modifican su actual caudal electoral. Es más, muchos de sus votantes la apoyan aun conscientes de que en su gobierno se robó.
La interpretación sobre el posible flujo entre votantes de Cambiemos y de 1 País que se escucha en la Casa Rosada puede tener, sin embargo, una segunda intención. Se trataría de asustar a los electores con la posibilidad de que si un porcentaje no menor de votantes independientes antikirchneristas se dirige al massismo, podría terminar beneficiando a Cristina.
Es cierto, por otro lado, que si el resultado de las PASO colocara a la ex jefa del Estado en el puesto más alto del podio, podrían producirse en los comicios de octubre reacomodamientos dramáticos en el electorado para evitar el triunfo del kirchnerismo y, eventualmente, favorecer a los candidatos de Macri . Así sucedió en 2015 con el fortalecimiento de la candidatura a gobernadora bonaerense de María Eugenia Vidal frente al fantasma de Aníbal Fernández.
El trasfondo electoral está llevando a crecientes recelos entre macristas y massistas, que llegaron a un extremo con la disputa por la paternidad de una app que lanzó el gobierno de Vidal para efectuar denuncias online sobre hechos de inseguridad. Tal desconfianza no debería impedir que ambas fuerzas se pusieran de acuerdo para tomar una drástica medida contra Julio De Vido en la Cámara de Diputados. Aunque las dudas subsistirán hasta el final.
Fuente: La Nación Fernando Laborda
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