Evitar la confrontación con EE.UU. y alcanzar un liderazgo regional

Desde el inicio de su gestión, Mauricio Macri trazó un objetivo para la nueva política exterior de la Argentina: posicionarse como líder de América latina y actuar como un «interlocutor confiable» de la región con el resto del mundo.

El Presidente no se movió ni un ápice de ese proyecto, pese a que el mundo cambió drásticamente desde que llegó a la Casa Rosada hasta hoy. Estados Unidos no es el mismo con Trump que con Obama. China tiene un frente de tormenta con Washington. La Unión Europea profundiza su crisis interna, y América latina -México en mayor medida- se vio sacudida por la dura política inmigratoria del presidente norteamericano.

En ese contexto se encuadró ayer la charla «amistosa» y de cinco minutos que Macri mantuvo con Donald Trump. El presidente norteamericano reiteró la idea que habían hablado el 14 de noviembre pasado, cuando dijo que la «Argentina es un gran país y tendremos la más cercana relación entre nuestros países de la historia». El diálogo continuará en Washington en abril o mayo en una visita oficial que hará Macri.

La charla de Macri con Trump no sólo buscó profundizar las relaciones bilaterales que Buenos Aires y Washington se disponen trazar. También abarcó América latina, con la delicada situación de Venezuela, que se coló en el diálogo. Ambos presidentes creen que la situación de Caracas es insostenible y coinciden en sus críticas a Maduro.

Fuentes de la Casa Rosada aseguraron a LA NACION que no se habló de México ni de los embates de Trump contra ese país. Entendible: Macri no quiere enfrentarse con el nuevo presidente norteamericano y Trump busca hacer pie en América latina con un socio con el que hoy tiene cero costo político para los lineamientos de su gestión por varios motivos: la Argentina no tiene fronteras con Estados Unidos, la comunidad de inmigrantes de argentinos es menor en comparación con la de otros países de la región, la balanza comercial bilateral arroja superávit para Washington y la Argentina ocupa el puesto 13 en el comercio exterior norteamericano.

«Evitar la confrontación y convivir en la divergencia», sintetizó como hoja de ruta de Macri un funcionario que asesora permanentemente al Presidente en política exterior. En este delgado camino deambula el jefe del Estado. Se trata de ejercer un equilibrio diplomático sujeto a fuegos cruzados en un contexto de dialécticas beligerantes como la de Trump. Pero Macri cree que ése es el camino viable por ahora para la Argentina. No por casualidad Macri evitó un apoyo efusivo a México luego del diálogo telefónico que tuvo con Enrique Peña Nieto. «No hubo llamado de solidaridad», aclaró un funcionario del Gobierno.

La canciller Susana Malcorra se reunirá hoy en Munich con su par norteamericano, Rex Tillerson, con el mismo objetivo que buscan Macri y Trump: estrechar lazos y cerrar los detalles del encuentro en Washington.

«Con Estados Unidos debemos repasar la visión que cada uno tiene de la región, reconfirmar la agenda bilateral y trabajar en temas nuevos», dijo Malcorra a LA NACION como preludio del encuentro que mantendrá hoy en medio de la cumbre de cancilleres del G-20.

Malcorra estuvo anteayer en México con su par mexicano, Luis Videgaray, con quien repasó la agenda bilateral y también analizaron el nuevo escenario latinoamericano acechado por Trump. «Nos preocupa todo lo que signifique cerrarse al mundo», dijo Malcorra tras su visita a México. Pero de inmediato aclaró que «la Argentina no va a establecer una política de enfrentamientos». Una señal de alivio para Washington. Por el contrario, buscará «aprovechar las oportunidades». En términos pragmáticos, esto implica que la Argentina sacará ventajas de las peleas ajenas. Es decir, un proteccionismo extremo de Washington obligará a México a nutrirse de productos de Brasil y de la Argentina. Así, América latina pasará a ser un lugar primordial para México. Será el salvavidas inmediato de su economía.

Alianzas latinas

¿El liderazgo soñado por Macri en América latina podrá frenar futuros embates contra Estados Unidos? Nadie lo sabe. En tal caso, la Argentina se plantará como una suerte de país mediador entre los ataques de Trump y las diatribas latinas. Hacia este objetivo se encaminó Macri en los puentes que recientemente tendió con el mexicano Peña Nieto, en su viaje a Brasil para reunirse con Michel Temer y en su reciente visita a Chile para estrechar lazos con Michelle Bachelet.

La última escala de Macri en Santiago de Chile tiene un significado mayor en todo este rompecabezas. Apunta a unificar fuerzas entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur. Una forma de mostrar los dientes a Washington en eventuales batallas futuras. No es la única señal de poder que quiere mostrar Macri. El próximo viaje a España para acercar posiciones con la Unión Europea y el refuerzo de la alianza con China también forman parte de este complejo ajedrez mundial.

Fuente: La Nación     Martín Dinatale

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