El show de Milei suma otra sorpresa

Política, histrionismo y farándula son un triángulo recurrente en la política argentina. A veces, esa combinación termina siendo un factor favorable incluso para apalancar triunfos electorales.

Marcelo T. de Alvear llegó a ser presidente de la República, pero su amor por la cantante lírica Regina Paccini no fue bien recibido por la alta sociedad de su época.

Si bien dos décadas más tarde los prejuicios sociales no habían cesado, no cabe duda de que la pareja integrada por Juan Perón y la actriz Eva Duarte devino, de todos modos, en un éxito político colosal que alimenta el folclore peronista setenta años después. Evita nunca tuvo un cargo formal, pero la tercera esposa del caudillo justicialista, María Estela Martínez, también artista, alcanzó la presidencia de la Nación.

Los tres candidatos presidenciales principales que emergieron de las recientes PASO presentan vasos comunicantes con artistas. El humorista Rolo Villar, por Radio Mitre, bromeó con que el actual proceso electoral parece la final de “Bailando por un sueño”. Es que nada menos que Moria Casán es una virtual suegra del candidato oficialista y ministro de Economía (ya que es la pareja del Pato Galmarini, padre de Malena, esposa de Sergio Massa) y ya salió al ruedo un par de veces a defender públicamente a su casi yerno. Patricia Bullrich es prima hermana de Fabiana Cantilo y también está emparentada con César “Banana” Pueyrredón, aunque no ha usufructuado políticamente de esas relaciones. Por último, la gran novedad en la materia fue la difusión del sorprendente romance entre la conocida imitadora Fátima Florez y Javier Milei, el líder libertario.

¿Qué le puede sumar a Milei? Varias cosas: mayor grado de conocimiento y empatía en las capas más populares de la sociedad que no se interesan tanto por la política pura y dura; que se hable mucho más de él ya no solo en los programas de actualidad política, sino en los de chimentos, y ser tema intenso de conversación en las redes sociales. Lo humaniza y desvía el foco de las inquietantes rarezas que le asignan con su hermana, sus cuatro mastines ingleses vivos y el célebre Conan, que ya no está entre nosotros, pero con el que seguiría comunicado extrasensorialmente. Para cierto machismo argentino (en el que confluyen muchos hombres y no pocas mujeres refractarias a las nuevas olas feministas), que Milei pueda despertar el interés de una mujer bonita y deseable lo convierte automáticamente en un “macho ganador”, otro punto a su favor.

Obviamente que en el electorado más ilustrado e intelectual no solo no le suma nada, sino que le resta. Ya su propio perfil de mediático temperamental –discurso disperso, pelo revuelto, modales bruscos, lenguaje soez y hasta insultante– genera escepticismo. Su intempestivo noviazgo con una vedette cómica no es algo que en ese nivel social contribuya a disipar temores y prejuicios. Habrá que ver qué efectos produce en el público de Fátima Florez –figura exitosa, de una versatilidad increíble para el humor y las imitaciones–, si sigue fiel o una parte le pasa la factura por su interés en el candidato de La Libertad Avanza y emigra de sus espectáculos.

Hay una atracción recurrente entre políticos y artistas. Aquellos pueden deslumbrarse fácil por mero cholulismo y porque la cercanía con estos les arrima popularidad y conocimiento, no siempre fáciles de conseguir para dirigentes enfrascados en sus intereses y alejados de las reales necesidades de la gente. A algunas figuras, por su parte, puede seducirlas cierto erotismo del poder. Todo esto, más allá de las razones personales, muy válidas, que pueden haber tenido para enamorarse, solo por citar algunos ejemplos, Carla Peterson y Martín Lousteau; Martín Insaurralde y Jésica Cirio (ya separados), y el mismísimo presidente de la República, Alberto Fernández, y Fabiola Yañez, actriz y licenciada en periodismo.

El kirchnerismo, más práctico y ambicioso, le propuso directamente amistad con derecho a roce a buena parte de la colonia artística, con excelentes resultados en materia de fidelidad y comunicación a su favor.

En ese plano, Milei la tiene más complicada y ya han salido a pegarle varias figuras. La que más repercusión tuvo fue la embestida de Lali Espósito, que consideró triste y peligroso que el líder anarcocapitalista fuese el más votado. Milei dijo que no la conocía y que escuchaba a los Rolling Stones. Pero la candidata a vicepresidenta de LLA, Victoria Villarruel, se pronunció de manera aún más letal: “Lali, vos te llenás la billetera con el Estado. Desde el momento en que recibís dinero público por los recitales que das, lógicamente tenés interés en seguir sosteniéndote la billetera”.

Lo dicho: artistas y políticos juntos (o enfrentados) son todo un espectáculo.

Pablo Sirvén

Fuente: La Nación

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