La foto que consiguió el presidente Mauricio Macri en Olivos identifica lo que podríamos denominar el «botón rojo de la gobernabilidad». Los mandatarios que respondieron a la convocatoria gestionada por Rogelio Frigerio son contados con los dedos de las manos. Conforman el núcleo de gobernadores peronistas que saben que cada vez tiene tiene menos sentido construir poder atados al viejo sello del PJ. Son los que apuestan a crecer junto a la gestión actual, con la expectativa de estar mejor posicionados a la hora de tener que convertirse en alternativa.
Porque saben que el acompañamiento tiene un beneficio inmediato, ya que cuentan con los recursos y el consentimiento inevitable del Poder Ejecutivo para alimentar sus planes individuales. El Gobierno quiere instrumentar la reforma política sí o sí el año entrante. Está dispuesto a que el precio a pagar sea un gradualismo mayor al deseado. Pero al menos tendrá votos clave en el Senado.
Con Ganancias, las cartas que jugaron fueron otras. La reforma del impuesto es reclamada por todos los sectores políticos y sociales. Pero su costo golpea las finanzas de la Nación y las provincias. El proyecto irá al Congreso antes de fin de año, pero se debatirá el próximo. Es de conveniencia mutua, una concesión de gobernabilidad al nuevo mundo Trump. Pero no será la única que haga falta. Las inversiones extranjeras no vendrán tan fácil, y el comercio exterior fluirá más lento. Habrá que ver si el Congreso y las provincias están a la altura de las nuevas circunstancias.
Fuente: El Cronista.com Hernán De Goñi
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