Ni cielo ni infierno: Milei en el Purgatorio

Los tres datos más visibles del experimento de Javier Milei en la presidencia fueron sintetizados en la feroz aritmética de la elección bonaerense.

1) El ajuste macroeconómico fue rechazado por los numerosos votantes del peronismo bonaerense.

2) El gobierno libertario fue abandonado por la mayor parte de los votantes antiperonistas que por descarte habían optado por Milei en la segunda vuelta de 2023.

3) Un consistente tercio de los bonaerenses expresó un apoyo firme a la acción económica drástica propuesta por Milei sin importar las formas.

Ese trío de decisiones levantó un telón que cubría lo que ahora es evidente: el desamparo de un presidente que se creía acompañado por la mayoría.


El duro y veloz ajuste de las cuentas públicas y su consecuente traslado a los ingresos personales de cada uno está en el corazón del resultado de las elecciones bonaerenses


La diferencia de votos, instalada como ominoso presagio de lo que puede ocurrir en las elecciones del 26 de octubre, no fue la esperada ni por el propio Axel Kicillof. Pensaba ganar por menos. En el otro extremo, Milei llegó a creer que arrasaría al kirchnerismo. Logró reponerlo en el centro del escenario.

El Presidente regresó al lugar del que despegó creyendo que iba a convertirse en un ídolo popular a escala global. Sus votantes tendieron otra vez al tercio del total, tal como ocurrió en su espectacular aparición en las elecciones primarias y en la posterior primera vuelta que perdió ante Sergio Massa.

Por necesario que resulte y por convalidado en las urnas que haya sido en 2023, el duro y veloz ajuste de las cuentas públicas y su consecuente traslado a los ingresos personales de cada uno está en el corazón del resultado de las elecciones bonaerenses.

Para lo bueno y para lo malo, ese desenlace dice más que lo que el Gobierno ha logrado digerir al final de una semana de desasosiego.

Javier y Karina Milei venían enredados por la sugestiva promoción de una criptomoneda y por la denuncia de corrupción por los fondos para discapacitados sin atinar a demostrar con documentos públicos que las grabaciones son una mentira. Y sin desprenderse de los señalados por las acusaciones ya convertidas en una investigación judicial.


Es vital para Milei evitar que el peronismo se reunifique y pretenda destituirlo, tal como ya anuncian con desparpajo personajes


Otra evidencia quedó expuesta: la delegación de poder que Milei hizo en su hermana no podía terminar bien. Nadie puede hacer algo tan complejo como gobernar un país en crisis sin haberse acercado nunca antes a la política ni a la gestión pública.

Fue ella la encargada de dinamitar todas las alianzas posibles en nombre de la creación de una fuerza que se pretendió hegemónica, hizo un armado de candidatos en los que combinó a oportunistas, improvisados y frívolos, y activó un sistema expulsivo de funcionarios y dirigentes basado en la desconfianza.

No todo es tan oscuro. Milei y su equipo dividido por los enfrentamientos internos no han tenido siquiera tiempo para poner en valor lo que significa un 30% de votos fieles a pesar de haber sometido al país al rigor fiscal y, a la vez, haber quebrado relaciones vitales a fuerza de insultos y desprecios.

Ese tercio tendrá mucho más valor si se confirma en octubre que el kirchnerismo no tiene en casi ningún otro lugar del país la potencia electoral que mostró en Buenos Aires. Es decir, si Milei encuentra a sus opositores divididos entre kirchneristas, peronistas que fueron kirchneristas y peronistas aliados con radicales y fragmentos sueltos del macrismo.


Es complicado para el Gobierno pedirle ayuda a los gobernadores a quien se eligió para derrotarlos en medio de una campaña electoral


Un dato adicional. La constatación de que el kirchnerismo puede volver idéntico a lo que fue luego de fracasar puede ser un arma de los libertarios para recuperar votos que huyeron hartos de los malos modales, la intolerancia y la falta de sensibilidad.

Para encontrar ese paisaje, Milei está obligado a desandar el camino de malas maniobras que terminaron uniendo a toda la oposición en el Congreso. En medio de esta campaña electoral será difícil, pero se juega su estabilidad como presidente si al menos no lo intenta.

El dato de una oposición dividida y una fracción importante de ella dispuesta a negociar con los libertarios fue borrado por el propio oficialismo en esta larga secuencia de errores políticos, cometidos particularmente este año.

Es vital para Milei evitar que el peronismo se reunifique y pretenda destituirlo, tal como ya anuncian con desparpajo personajes que por ahora están en los márgenes de un partido con sobrados antecedentes de desestabilización.

Los llamados que hizo el Gobierno a gobernadores que había despreciado como socios enfrentan en las actuales circunstancias una dificultad. Es complicado pedirle ayuda a quien se eligió para derrotarlo en medio de una campaña electoral.

Hasta el 26 de octubre serán los días más solitarios de los libertarios en el poder. Una situación que Milei generó al descalificar desde lo alto del sillón presidencial a los legisladores definidos como “ratas”, a los opositores de todo pelaje caricaturizados como “mandriles”, a los economistas tildados de “chantas” y a los periodistas acusados de “ensobrados”. La violencia verbal se ejerce hasta con los más cercanos cuando atinan a expresar alguna disidencia.

Hacia afuera, la repetición de autoelogios perdió el efecto en la gente común, pero causó estragos en el propio Presidente, que terminó creyéndose sus exageraciones e inexactitudes.

La celebración de los resultados de los recortes del gasto no dio lugar a una lectura que advirtiera que las verdaderas víctimas del ajuste (no precisamente los cesanteados del Estado que no hacían tareas productivas) se refugiarían en el kirchnerismo bonaerense. Así, el peronismo mantuvo su caudal de votos a pesar de que Axel Kicillof prolonga la serie de administraciones fallidas de ese partido en la provincia de Buenos Aires.

Milei perdió el apoyo extra que recibió en la segunda vuelta en el aumento de la abstención y nuevas ventanillas electorales armadas de apuro para recoger fragmentos del naufragio de Juntos por el Cambio.

Lo peor para el Presidente es que la necesidad de recuperarse lo encuentra en el peor momento de su plan de estabilización. La desconfianza de los mercados lo hizo huir hacia un paralizante aumento de las tasas de interés, en la convicción de que su gran carta de triunfo es la reducción de la inflación.

¿Sigue siendo así después del domingo negro en la provincia de Buenos Aires? Es obvio que, más allá de las elecciones, mantiene su valor estructural seguir bajando la inflación. Pero la demanda social más extendida ahora es otra: mejorar los ingresos para borrar la frase más repetida como queja en los grupos foco de encuestados: “No llego a fin de mes”.

Milei no tiene respuestas posibles, salvo que salga de la estricta dieta fiscal y ponga en riesgo el índice de precios. Hacerlo sería por sobre todo desarmar la confianza que ya empezó a resquebrajarse en los mercados por los errores en el rescate de la deuda en pesos. Tiene un desafío todavía mayor: demostrar que es un presidente en la adversidad.

Por Sergio Suppo

Fuente: La Nación

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