Y un día, por fin, se dieron al mismo tiempo el buen juego y el triunfo

¿Cuántas veces mereció salir victorioso y se fue con las manos vacías? ¿Cuántas veces deslumbró, pero pequeños detalles lo privaron del triunfo? Ayer, por primera vez en su corta existencia, Jaguares logró conjugar una gran producción con un resultado positivo. La sexta victoria en una temporada y fracción, la segunda luego de tres fechas en el Súper Rugby 2017, fue también la mejor.

El éxito por 36-24 frente a Lions, de Sudáfrica, merece este calificativo por varios factores. Por la intensidad con la que jugaron los argentinos, porque desplegaron su juego ofensivo y vistoso sin arriesgar innecesariamente, por la ferocidad de su defensa y por la valía del adversario. Y por haber sumado de a cuatro unidades, cuestión que no es menor. El estreno como local en la temporada invita a ilusionarse con un equipo protagonista importante en el certamen.

A partir de una defensa asfixiante y de la potencia de los forwards para poner adelante al equipo, Jaguares impuso condiciones y a partir de eso plasmó su característico juego dinámico y explosivo con los backs, arriesgando incluso mucho más que en los dos partidos previos. Pero lo hizo con inteligencia, precisión y paciencia para desbordar a la defensa contraria y conseguir cuatro tries (Joaquín Tuculet, Ramiro Moyano, Jerónimo de la Fuente y Nicolás Sánchez) y estirar la ventaja con la puntería de Sánchez, amén de desperdiciar algunas oportunidades en ataque.

Es cierto que Lions resguardó a varias de sus figuras, pero también que no deja de ser el subcampeón, un equipo completo, que sabe a qué juega y lo ejecuta a la perfección más allá de los nombres. En Vélez, no obstante, Jaguares puso al rival bajo una tremenda presión, cortándole el circuito de juego y forzando infracciones y pérdidas de posesión.

Por juego, la actuación de Jaguares se asemejó por momentos a las de los partidos contra Chiefs, Stormers, Blues y Sharks de 2016, con la diferencia de que aquéllas terminaron en derrotas. Y valió más que el éxito sobre Bulls, hasta ayer la mejor victoria, ya que en esa noche la lluvia obligó a un juego mucho más conservador.

En ataque, el conjunto dirigido por Raúl Pérez tuvo contundencia para ganar en el punto de contacto y paciencia para dar continuidad a los ataques sin rifar la pelota. Las cuatro conquistas tuvieron el denominador común de haber sido acciones de muchas fases, con la pelota volando de una punta a la otra hasta obtener el desequilibrio. Además, hubo poder de definición (casi nulo en la segunda parte de 2016), merced en buena parte a la capacidad de crear espacios del tucumano Sánchez, que se lució con dos asistencias, un try y 21 puntos en total.

Ayer, como pocas veces, Jaguares consiguió conjugar juego con resultado, más allá de cierto desconcierto al final.

Lions se acercó en los últimos seis minutos, cuando el triunfador estaba definido y Jaguares ganaba por 36-12. El equipo de Johannesburgo no bajó los brazos, forzó infracciones y una tarjeta amarilla (a Tomás Lezana, a los 32 minutos de la segunda etapa) y llegó dos veces más al try (también cuatro en total, todos con los forwards por vía del maul o el pick-and-go), pero eso le alcanzó sólo para decorar el marcador definitivo. De todas maneras, la disciplina de la alineación argentina en los minutos finales, aunque mejoró sensiblemente respecto a la de los dos primeros encuentros, sigue siendo deficitaria. Queda por corregir también el scrum, formación con la que Jaguares cedió muchos penales.

El hecho de ganar, además de haber jugado bien, no es menor. Cabe recordar cómo en 2016 el equipo naranja y negro comenzó con gran rugby pero la acumulación de reveses en los resultados terminó calando en el ánimo del plantel.

Ahora Jaguares tendrá la posibilidad de consolidar su crecimiento ante Cheetahs, un conjunto fuerte pero que en Sudáfrica está un escalón por debajo de Lions. Una gran oportunidad, la del próximo sábado, de volver a atraer público a Vélez y superar la cifra de 9350 espectadores que hubo en la presentación en casa. Sobre todo, para seguir peleando arriba en la Conferencia Sudafricana, que es donde este equipo debe estar.

Fuente: La Nación

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