Cajas, espías y fútbol en la pax armada del Gobierno

“La caja está en orden”, comentó un desubicado, creyéndose gracioso, cuando escuchó que el nuevo jefe de la SIDE sería Cristian Auguadra. Es el contador personal de Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Lo heredó de su padre, el escribano Claudio Caputo. El nuevo secretario de Inteligencia había sido, gracias a su especialización en auditoría, el responsable de Asuntos Internos de esa agencia.

Es decir: el encargado de controlar, entre otras cosas, el movimiento de fondos reservados. Veinte años antes, Auguadra había sido director del Banco Ciudad, en representación de la oposición que lideraba Mauricio Macri. Tiempos de Aníbal Ibarra, cuando la entidad era dirigida por Eduardo Hecker.

El ascenso de Auguadra es una señal sobre el criterio que está siguiendo Javier Milei en la administración del feroz enfrentamiento interno que sacude en cámara lenta a su gabinete. “El Mago” había perdido el control sobre su pupilo Sergio Neiffert, reclutado también entre las filas del papá escribano.

Neiffert empezó a perder la confianza de su jefe por una serie incalculable de torpezas en el ejercicio de la función. Pero el pecado que determinó su defenestración fue mucho más grave: entró en contacto con Karina Milei sin pedir permiso.

Milei aceptó la salida de Neiffert y permitió que su asesor de imagen siguiera teniendo el control de los servicios de Inteligencia. En otras palabras, desmintió la versión que pronosticaba que, al cabo de unos meses, la SIDE terminaría en manos de la hermana y con el control operativo de Eduardo “Lule” Menem. Quiere decir que el Presidente resolvió mantener estable el monto de poder asignado al joven Caputo. No le permitió una expansión hacia la Jefatura de Gabinete o el Ministerio del Interior, como los amigos del “Mago” habían fantaseado. Pero tampoco le impuso un recorte. La organización del equipo sigue regida por una paz armada. Son métodos.

Neiffert se resistió a renunciar. Quería una compensación. Le ofrecieron volver a su puesto anterior, en la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR), una caja acuática del conurbano bonaerense, que es la región originaria del espía desplazado. Pero él dijo que no. Que merecía algo mejor. Peyorativo, uno de sus interlocutores comentó: “¿Se olvidó de que es un simple consejero escolar de Malvinas Argentinas?”. Después de todo, estaría en su derecho: alguien infiltró en su cabeza la alucinación de ser el responsable del aparato de Inteligencia de un país. Mientras Neiffert se enredaba en esas veleidades, lo echaron.

El sucesor, Auguadra, fue hace dos décadas un abanderado de Pro. Macri lo propuso como vocal del Ciudad por la oposición. Ibarra lo rechazó alegando razones reglamentarias. El actual jefe de la SIDE reaccionó con una denuncia por irregularidades en el banco. Auguadra fue, en aquel entonces, beneficiario indirecto de Patricia Bullrich, quien había impugnado por motivos éticos al postulante anterior de Macri, Gustavo Grasso.

Auguadra orbitaba en torno a Caputo. A Nicolás, “Nicky”, el viejo socio de Macri. No a “Santi”. También por esa vía llegó Neiffert al cargo: los Caputo, “Nicky” y su primo Claudio, lo conocieron negociando una regularización de tierras para la empresa Mirgor en Malvinas Argentinas. Neiffert era la mano derecha e izquierda del intendente Jesús Cariglino.

“El Mago” operó con astucia. Se apresuró a dar en la SIDE un autogolpe. No vaya a ser que las profecías que anunciaban el pase de esa oficina a manos del ala de Karina Milei terminaran verificándose. Es significativo que a Neiffert se le reprochara tener contacto con la hermana del Presidente. Otros funcionarios, sobre todo en el área de Economía, fueron despedidos con argumentos parecidos. Por ejemplo, haber realizado tal número de visitas a “Lule” Menem en la Casa Rosada.

Un detalle de color: el que solía pedir las renuncias a esos apóstatas era Javier Cardini, novio de Ornella Calvete. Es la hija de Miguel Ángel Calvete, organizador del sistema de sobreprecios y retornos con el que se formaba una caja caudalosa de dinero negro en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). A Ornella le encontraron en su departamento de San Telmo 700.000 dólares que no pudo justificar. Cardini había sido destacado en Economía por Francisco Caputo, el hermano de Santiago, su brazo ejecutor. Todo bajo la tolerante mirada del ministro Luis “Toto” Caputo, primo segundo de ambos.

Hay dos explicaciones para estos desaguisados. Una, que “El Mago” haya organizado un dispositivo de recaudación conectado a la Andis, con un puente dentro de Economía, a través de los novios Cardini/Calvete. Sería un escándalo. La otra versión posible es muchísimo más verosímil: que el joven Caputo, entretenido en operar sus infinitas cuentas de X, no tuviera la menor idea de lo que hacían sus amigos con los recursos destinados a personas con capacidades diferentes. Es una posibilidad menos perturbadora para la ética. Imperdonable para la política.

El escándalo de la Andis se sigue prodigando en pormenores escabrosos, para daño de la imagen del Gobierno. Estalló en Carnaval, la plataforma de streaming que pertenecería a Pablo Toviggino, el tesorero de la AFA. Allí se divulgaron los audios de Diego Spagnuolo hablando de presuntas coimas que se recaudarían para Karina Milei. Allí se desató el incendio.

Toviggino está hoy en el ojo de otro huracán. El de la AFA y sus ramificaciones a través de los movimientos de Sur Finanzas, la financiera de Ariel Vallejo. La investigación que lleva adelante la DGI se inició hace más de un año. El Banco Central y la UIF también habrían encendido sus radares. Imposible saber por qué todo estalló en estos días. ¿Tan grave fue darle una copa de escritorio a Rosario Central? Minucias. Lo importante es que los volúmenes de dinero gestionados por Vallejo alarman a los inspectores: “Esto no puede ser sólo del fútbol; acá hay juego clandestino y, tal vez, narco”, explica uno de ellos.

Vallejo sería el vértice de un triángulo muy poco edificante. En el otro ángulo estaría Elías Piccirillo, “el rey del blue”. Piccirillo saltó a la fama por el crucero organizado para agasajar a su novia, Jésica Cirio, en el yate Bold, valuado en 100 millones de euros. Piccirillo pagó 1 millón 300.000 euros por navegar en esa nave durante una semana. En comparación con esa aventura, las recorridas de Martín Insaurralde en el “Bandido” con Sofía Clérici quedan a la altura de una vuelta en bote por Palermo. Por encima de Vallejo y Piccirillo se ubicaría el responsable principal de este negocio financiero: Francisco José Hauque. Es el cuevero al que Piccirillo quiso sacarse de encima plantándole en el auto, con la colaboración de dos agentes policiales, un kilo de cocaína y un arma de fuego.

Para quienes conocen las entrañas del sistema financiero, una parte de las fortunas que se procesarían a través de estos financistas serían dólares adquiridos en el Banco Central a precio oficial y vendidos en el paralelo con la cotización del blue. El ardid se basaba en simular operaciones de comercio exterior. Un circuito que habría sido habitual durante el reinado de Sergio Massa en el Palacio de Hacienda.

¿Existe otro intermediario en estos movimientos de dinero? ¿En algún tramo intervino el empresario de espectáculos, y ex diputado provincial por el Frente Renovador de Massa, Javier Faroni? Íntimo de Tapia, Faroni compró en su momento el equipo de fútbol Perugia, en Italia.

Toviggino, presunto dueño de la plataforma Carnaval, es un nudo más en esta trama. Sería el propietario de la opulenta mansión de Villa Rosa puesta a nombre de una jubilada y un monotributista. Francisco Olivera relató en LA NACION la historia de esa propiedad, que tiene como vecino a Daniel Angelici y tuvo como dueño a Federico Tomasevich, el titular de casa Puente.

Toviggino es el presidente de Central Córdoba de Santiago del Estero. La relación entre ese club y la AFA podría derivar en más problemas judiciales. Al parecer, la contabilidad de ambas organizaciones está plagada de facturas de montos abultadísimos por la utilización del predio de Central Córdoba. El problema es que, cuando se observan en la web las fotos de esas instalaciones, se advierte una austeridad tal, que dan ganas de hacer una donación.

Entre las vinculaciones de Toviggino con el poder hay una más poderosa que la de Tapia y la de Massa: su estrechísima relación con el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. En el mundo del fútbol se atribuye a Zamora y Toviggino la propiedad de campos en la frontera este de Santiago del Estero. También se especula con que detrás de la plataforma Carnaval está también Zamora.

Este nexo es clave porque inspira este interrogante: ¿En la divulgación de las turbulentas confesiones de Spagnuolo hubo alguna intencionalidad política? Vale la pena resolver este acertijo porque en la administración de esas grabaciones intervino Franco Bindi, quien además de ser el esposo de la diputada Marcela Pagano, fue abogado de Santiago del Estero y asesor de Zamora.

Este panorama motiva en algunos funcionarios nacionales una conjetura un poco retorcida: en un momento en que el Gobierno estaba expuesto al acoso parlamentario, había perdido las elecciones bonaerenses y empezaba a enfrentar una corrida cambiaria que sólo se frenó con el rescate de Donald Trump, Zamora puede haber imaginado que la publicación de esas declaraciones incendiarias de Spagnuolo provocarían una tormenta política que hiciera tambalear a Milei.

Esa instancia tal vez encontraría a él en condiciones de ser una figura importante de una eventual Asamblea Legislativa. Como gobernador o, más tarde, ocupando la banca del Senado en la que se sentará a partir de la semana que viene. Para que ese sueño eventual e improbable se cumpliera, habría que derribar también a Victoria Villarruel. ¿Será por eso que desde Carnaval se puso en la picota una y otra vez a la vicepresidenta sin razones periodísticas que lo justificaran? Delirios muy frecuentes en una república paranoide.

Los movimientos de dinero que investiga la Justicia y que salpican a la AFA obligan a una línea especial de investigación. Tiene un nombre: Miami. Esa ciudad se ha convertido en una meca para Tapia y su entorno. Una atracción que hace juego con novedosas inclinaciones estéticas. Por ejemplo, los sacos turquesa y las zapatillas blancas que, por comparación, convierten en una sofisticadísima manifestación de glamour la exótica afición al secanucas. Ya hay curadores de estilo que esperan el momento en que Tapia aparezca con el outfit oversize al que los tiene acostumbrados el vanguardista Agustín Pichot, por citar sólo un modelo.

Son los aspectos más inofensivos de la fascinación por Florida. Hay otros más escabrosos. Derivan de una posibilidad: que las idas y vueltas de los fondos gerenciados por entidades como Sur Finanzas hayan tocado Miami en algún momento. Sería una pena. Porque esa escala habilitaría a que las autoridades norteamericanas instalen una lupa sobre estos dirigentes del deporte y la política. Zamora ya está bajo esos focos. Douglas Farah, un investigador al que prestan mucha atención las comisiones de Relaciones Exteriores del Congreso y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, escribió un durísimo informe sobre la presencia del narcotráfico en la provincia de Zamora.

¿La investigación sobre Tapia y Toviggino, que tiene derivaciones sobre Massa, es el vuelto por los audios de Spagnuolo difundidos en Canaval? Es fácil imaginarlo, pero imposible saberlo. Existe una incógnita más general pero, tal vez, más determinante para la política. ¿Hasta dónde llegará el enfrentamiento entre el Gobierno y los dirigentes del fútbol? ¿Existe alguna instancia sagrada ante la cual es conveniente detenerse? Ayer Patricia Bullrich, que siempre es temeraria, pisó esa línea roja: insinuó que Lionel Messi, y otros astros de la Selección, deberían tomar distancia de Tapia.

Un obsesivo comentó: “Cuidado, a ver si empiezan a preguntar por las relaciones de Grindetti, de Independiente, con la AFA”. En 2023, Grindetti fue el candidato a gobernador de Bullrich. Trivialidades. Más relevante es que, acaso, el “Mago” Caputo debería preguntarse si no es hora de volver a hacerse cargo de la imagen del oficialismo: ¿conviene iniciar una polarización con el seleccionado en vísperas de un Mundial? Contesta un entendido en fútbol y mercados: “Ojo con eso. No vaya a ser que el año que viene el dólar comience a dispararse porque los muchachos de Scaloni arrancan con un éxito tras otro”.

Por Carlos Pagni

Fuente: La Nación

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