Las infartantes 72 horas en las que la Argentina se asomó al vacío

La semana había terminado del peor modo y el escenario de reapertura de los mercados el lunes era una invitación a lo desconocido. El jueves se habían encendido todas las alarmas cuando el Banco Central debió vender US$379 millones para defender el techo de la banda cambiaria. El día siguiente sería peor: US$678 millones.

Fue entonces cuando Luis Caputo decidió llamar en forma directa a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, para reflotar la promesa que había hecho Scott Bessent en abril pasado, cuando sugirió que en un caso extremo podría haber una ayuda directa. Jueves y viernes fueron dos días de gestiones intensas, pero poco productivas. El mensaje de emergencia que transmitía el ministro no generaba compasión. Del otro lado quien atendía el teléfono era Michael Kaplan, el secretario adjunto del Tesoro, quien no le tiene mucha simpatía al jefe de Economía desde su experiencia anterior en la gestión de Mauricio Macri.

Marco Rubio y Scott Bessent, durante la reunión con Milei
Marco Rubio y Scott Bessent, durante la reunión con MileiBRENDAN SMIALOWSKI – AFP

En la desesperación de la situación, el viernes Javier Milei habló en Córdoba de que estaban “muy avanzadas” las tratativas para obtener un préstamo de EE.UU., cuando en realidad sólo había conversaciones exploratorias fallidas. Ese mismo día se activó en paralelo una vía alternativa, menos técnica, que responde a un circuito extraoficial.

El actor protagónico de este canal fue Barry Bennett, un asesor especial de Donald Trump, quien casualmente había estado en la Argentina en los días previos y se había reunido con Milei. Bennet trabó una relación estrecha con Santiago Caputo, quien advertido por su tío de las dificultades con el Tesoro, empezó a trajinar el teléfono. Esta relación se estableció gracias a los oficios del polémico empresario Leonardo Scatturice, quien también estuvo movedizo junto a su amigo Rob Citrone, fundador del fondo Discovery Capital. Se trata de ese submundo de lobistas y empresarios, que mezclan los negocios, la inteligencia y la ideología, y que son muy influyentes en el poroso entorno de Trump. Es el universo Mar-a-Lago. El que va y viene de norte a sur en el misterioso avión negro de Scatturice.

Leonardo Scatturice, con Donald Trump y el asesor republicano Barry Bennet
Leonardo Scatturice, con Donald Trump y el asesor republicano Barry Bennet

Bennett y Citrone lograron conectar con Bessent para que interviniera en forma directa. También involucraron al secretario de Estado, Marco Rubio, para que diera su aval a una eventual asistencia. Es decir, se apeló a la línea política porque la económica no mostraba progresos.

El sábado, por carril separado, el canciller Gerardo Werthein coronó sus gestiones diplomáticas para anunciar la reunión bilateral de Milei con Trump. Hasta ese momento, se trataba sólo de una foto, un gesto de apoyo en medio de la tormenta, pero sin ningún indicio de ayuda económica.

Ese mismo día, ante la ausencia de certezas, Toto Caputo empezó a pergeñar un plan de contingencia para ver cómo conseguir dólares que evitaran un lunes trágico y puso la mira en los exportadores de cereales, con varias opciones en la mesa. El sábado se esfumó entre la angustia, la incertidumbre y el enojo de Washington porque se había filtrado que habría un paquete de ayuda por US$30.000 millones, cuando todavía no había nada cerrado. Quedaban sólo 24 horas para generar alguna reacción y evitar el colapso del inicio de la semana. Nunca el gobierno de Milei había estado tan cerca del abismo.

Milei en la Asamblea General de la ONU, 2025. Lugones; Adorni; Karina Milei; werthein; Patri; Caputo
Milei en la Asamblea General de la ONU, 2025. Lugones; Adorni; Karina Milei; werthein; Patri; CaputoPresidencia

Pero el domingo, finalmente, apareció una señal, misteriosa aunque alentadora. Era ya de noche cuando el Tesoro norteamericano le hizo llegar un mensaje al Ministerio de Economía, por vías absolutamente informales, de que había habido avances, y que tras el visto bueno de la Secretaría de Estado le estaban pasando el caso argentino a Trump. Nada más que eso. Sin detalles y sin precisiones dijeron que habría un pronunciamiento. Sólo agregaron dos pedidos a sus interlocutores: que fueran pacientes y que no tomaran ninguna medida desesperada el lunes. Básicamente un acto de fe. Para entonces ya se había resuelto atrasar un día el viaje a Nueva York del Presidente y su comitiva.

Caputo no estaba del todo tranquilo así que siguió adelante con su esfuerzo por frenar la embestida del mercado. Ese mismo domingo a la tarde avanzó con su propio plan para juntar dólares. Fiel a su inclinación financiera, su primera propuesta a los exportadores de granos fue que compraran bonos en el extranjero. El argumento que esgrimió el ministro era que necesitaba llevarle a Bessent una muestra de que estaban comprometidos con el objetivo de sumar reservas, después de haber incumplido esa meta con el FMI.

El ministro de Economía, Luis Caputo, encabezó un encuentro en el Palacio de Hacienda con representantes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina
El ministro de Economía, Luis Caputo, encabezó un encuentro en el Palacio de Hacienda con representantes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República ArgentinaPrensa Ministerio de Economía

Sin embargo, la respuesta que recibió de los exportadores fue negativa. Le contrapropusieron una baja temporal de las retenciones a cero. Caputo primero se negó, pero después entendió que en la situación extrema en la que se encontraba era el único camino que le quedaba. Ahí empezaron a calcular, en modo no muy científico, que debían reunir unos US$7000 millones en liquidaciones. Esas conversaciones en el atardecer del domingo concluyeron con la definición de una nueva cita, ya más formal, para el día siguiente a las 9 de la mañana en el Ministerio de Economía. Allí se avanzaría con las precisiones respecto de cómo funcionaría el improvisado esquema. Parafraseando el eslogan libertario, el plan marcha acorde al todo.

Lunes de revelaciones

Sin embargo, temprano a la mañana siguiente, el vocero Manuel Adorni anunció el mecanismo de retenciones cero, mucho antes de que se concretara la reunión con los exportadores. Fue la prueba de la urgencia que había por anticiparse a la apertura de los mercados. Los productores agropecuarios no fueron consultados en ningún momento. Desde el principio entendieron que no era un engranaje que los contemplara demasiado.

Una hora después, Bessent ingresó a la historia de la Argentina al anunciar el paquete más grande de ayuda directa que haya dado su país. Habló de los US$20.000 millones del swap y de la posibilidad de comprar bonos (así reformateó el pedido original del Gobierno, que era por US$30.000 millones). Milei y Caputo recién allí supieron concretamente de qué se trataba el mensaje misterioso que habían recibido la noche anterior por vías informales.

Javier Milei en su última reunión con Donald Trump
Javier Milei en su última reunión con Donald TrumpBrendan Smialowski / AFP – AFP

El amigo Scott había jugado la ficha más grande que tenía para ofrecer, rompiendo la inercia de la historia. Está claro que Trump hizo pesar su interés en ayudar a la Argentina por afinidad con Milei, porque el país es su único aliado de peso en la región y porque busca licuar la influencia china en América latina. Muchos operadores remarcaban la diferencia con Brasil, que hoy sufre los aranceles más elevados que aplicó la Casa Blanca.

Desde el fin de la guerra fría, EE.UU. nunca articuló una política consistente para su “patio trasero”. El último que lo intentó fue George W. Bush con su idea del ALCA, que fracasó. Ahora recuperó algún estímulo por razones de seguridad (migración, narcotráfico), pero sobre todo por comprender tardíamente que el vacío que dejó lo llenó China con sus inversiones. Más allá de su retórica, Estados Unidos jamás articuló incentivos para inclinar la balanza a su favor. Algunos recuerdan un evento de hace dos años en Amcham, donde el exembajador Jorge Argüello le planteó a su par de entonces, Marc Stanley: “Cuando manifiestan preocupación por el avance de China yo les digo que necesitamos iniciativas concretas del gobierno de Estados Unidos”.

Los exembajadores Jorge Arguello y Mark Stanley
Los exembajadores Jorge Arguello y Mark StanleyMarcelo Capece

Trump acaba de dar ese paso por primera vez, involucrando a su propio gobierno, ya no sólo al FMI, en una ayuda concreta. Esa es la magnitud de la importancia que le asigna a la amenaza china y a la necesidad de contar con aliados regionales. “Esta es la Casa Blanca más enfocada en América latina en treinta años. Es crucial para su programa de seguridad y su estrategia global tener aliados que piensen parecido, con una visión polarizada entre amigos y enemigos, que también refleja el clima que se vive en Estados Unidos, mucho más tras el asesinato de Charlie Kirk”, explica Brian Winter, editor de Americas Quarterly.

Hubo divisiones en el entorno de Trump por la ayuda a la Casa Rosada. Los actores más resistentes fueron los que participaron del rescate al gobierno de Macri, y que piensan que la Argentina no tiene arreglo. Son quienes consideran que el paquete de ayuda emite un mensaje interno que se contrapone con el eslogan “America first”. Sin embargo, el presidente se mantuvo inflexible en su postura.

Así como el marco ideológico y conceptual de Trump explica parte de la excepcionalidad del anuncio, también fue decisiva la experiencia de Bessent en mercados emergentes y, en particular, en la Argentina. Trabajó para hegde funds, asesoró e invirtió en la región, y utiliza el mismo idioma que Caputo. “Sabe que cuanto más fuerte habla, menos dólares tiene que poner”, lo define un experimentado operador de Wall Street.

Bessent fue el mismo hombre que en su momento desempantanó la negociación con el FMI y torció el rumbo del acuerdo, para llevarlo al tope de los US$20.000 millones. Además de su flexibilidad de broker, arrastra un profundo rechazo al populismo, que incluso lo llevó a cruzarse con la senadora demócrata Elizabeth Warren con menciones a la grieta argentina.

Como señala el asesor financiero Javier Timerman, “el anuncio del Tesoro también se debe entender a partir del enorme rechazo que genera en Washington y en los mercados la posibilidad de un resurgimiento del kirchnerismo”. El protagonismo de Bessent en toda la novela argentina eclipsó a Rubio e incluso al vicepresidente J.D. Vance, y ocupó el lugar que en algún momento ejerció Elon Musk.

El lunes a las 9 finalmente se concretó la reunión en Economía con los exportadores de granos. La situación había cambiado por completo tras el anuncio de Bessent. En el propio Gobierno algunos se quedaron con la sensación de que si hubieran sabido de antemano de qué se trataba la ayuda norteamericana, quizás no apelaban a la baja de retenciones, porque después terminó generando un ruido en el diálogo bilateral.

Scott Bessent lee un mensaje de la secretaria de Agricultura, sobre la presión de los productores
Scott Bessent lee un mensaje de la secretaria de Agricultura, sobre la presión de los productoresAngelina Katsanis – AP

Ahí conversaron sobre los alcances del decreto que emitiría el Gobierno. Hubo una idea de hacer extensivo el beneficio fiscal a todos los sectores productivos, pero Caputo lo rechazó. Después la reunión se tensó porque mientras los exportadores reclamaban 15 días para liquidar el 90% de los US$7000 millones, los funcionarios los presionaban para que todo ocurriera en tres días. Querían que el capítulo terminara lo más rápido posible.

Había una razón detrás del apuro. El Tesoro empezaba a hacer saber que la medida los había dejado en una situación incómoda frente a los agricultores norteamericanos, que venían discutiendo con la administración Trump por subsidios que repararan la pérdida del mercado chino por efecto de la guerra arancelaria. La situación se agravó porque los precios de los granos bajaron en Chicago y China pasó a comprar a la Argentina en vez de hacerlo a EE.UU.

Bessent recibió la inquietud directamente de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, por el enojo de los farmers. Fue entonces cuando decidió emitir un tuit algo confuso sobre el futuro de las retenciones y pidió al gobierno argentino bajar cuanto antes esa persiana de liquidaciones. Caputo transmitió un mensaje urgente a los exportadores: “Aceleren que hay que terminarlo”.

ACSOJA. Seminario sobre la cadena de la soja. Cuando la soja tiene la palabra: sobre el decreto de baja de retenciones.
en la Bolsa de Comercio de Rosario, Santa Fé
De izq. a der. Javier Cervio (BCR), Martín Vauthier (BICE), Pablo Lavigne (Sec. Prod. Nac.), Juan Pazo (ARCA)
ACSOJA. Seminario sobre la cadena de la soja. Cuando la soja tiene la palabra: sobre el decreto de baja de retenciones. en la Bolsa de Comercio de Rosario, Santa Fé De izq. a der. Javier Cervio (BCR), Martín Vauthier (BICE), Pablo Lavigne (Sec. Prod. Nac.), Juan Pazo (ARCA)Marcelo Manera

Fue tal el ritmo desenfrenado de los formularios que ingresaban para aprovechar la oportunidad, que en un momento el titular de la ARCA, Juan Pazo, preguntó a los exportadores si estaban utilizando Inteligencia Artificial para operar los contratos, porque entraba un pedido cada 30 segundos.

A la misma velocidad se acumulaban las críticas de los productores agropecuarios, que no habían llegado a reaccionar cuando el cupo de los US$7000 millones estaba a punto de completarse. “Sólo el 30% fueron operaciones de los productores; el resto son exportadores que no tienen la certeza de a quién le compraron, y liquidaron sin tener la mercadería”, se quejó un importante dirigente rural.

El camino hacia adelante

Anteayer, al cerrar la semana más intensa de la gestión, el clima en la Casa Rosada era de profundo alivio. Sabían que habían bordeado la cornisa y que lograron alejarse temporalmente. Con el apoyo de EE.UU. el Gobierno ganó tiempo y retrotrajo la situación a la previa de la elección bonaerense, que desencadenó la tormenta.

Ahora quedan dos planos de acción, ambos muy desafiantes. El primero es el económico. Recién esta semana los equipos de Bessent y de Caputo se sentarán a darle forma al paquete de ayuda anunciado, siempre pendientes del resultado electoral. El intercambio técnico podría concluir antes del 26 de octubre, pero no habrá desembolsos concretos antes de esa fecha. En el aspecto formal, el pedido del Tesoro al Gobierno pasará por lograr consensos para avanzar con las reformas estructurales. Pequeño problema para una figura como Milei; le están pidiendo que deje de ser un outsider rupturista y que se autoperciba como un león herbívoro.

Wang Wei, embajador de China en la Argentina, junto a Guillermo Francos y el gobernador Claudio Vidal
Wang Wei, embajador de China en la Argentina, junto a Guillermo Francos y el gobernador Claudio VidalTwitter

En la mesa de diálogo emergieron dos temas bien específicos, que por ahora no aparecerán por escrito. Uno es la clausura de las bandas cambiarias tal como operan hoy, y el otro es la necesidad de acumular reservas. Estos son los presupuestos mínimos. Según quienes estuvieron en las tratativas, no se habló de avanzar hacia una dolarización, a pesar de que en alguna conversación informal con inversores el propio Bessent había dicho que no era una idea para descartar de plano.

También se habló de caminar hacia la finalización del swap de China, aunque sin especificaciones. Ya cuando el año pasado el mecanismo fue renovado, desde la Secretaría de Estado se hizo llegar un mensaje de malestar. Más imprecisas quedaron las menciones sobre el acceso a tierras raras (un déficit que tiene EE.UU. y que busca reparar) y a “infraestructura crítica”, el eufemismo con el que se refieren a puertos, bases y centros de operaciones. Todo forma parte de un formulario por llenar. Lo que sí está claro es que la Argentina ató completamente su política exterior a la Casa Blanca. Las relaciones carnales del menemismo se transformaron en apenas una anécdota hot.

El segundo plano de acción es el impacto en la Argentina del anuncio, en especial en términos electorales. La evaluación que se hizo en el Gobierno fue favorable porque al menos le dio un punto de apoyo para frenar el retroceso de los últimos dos meses y recuperar alguna narrativa vinculada al futuro, el déficit más fuerte del discurso oficialista hoy.

Encuesta de Moiguer sobre humor social
Encuesta de Moiguer sobre humor social

Este es el aspecto al que apunta el último informe de la consultora de Fernando Moiguer, que resalta que el tercer trimestre está marcado por un cambio de ánimo social por el quiebre de las expectativas, que eran las que sostenían la ilusión de un futuro mejor. Pero el dato más relevante es que identifica en el AMBA y en la clase media baja a los segmentos que concentran esa visión más crítica. Son dos nucleamientos decisivos en términos electorales que bajaron su nivel de consumo y que empezaron a endeudarse hasta para gastos corrientes. El Gobierno no puede mejorar el presente, pero necesita imperiosamente recrear un futuro que sacuda a los desencantados.

Indicador de consumo familiar, según un trabajo de Poliarquía
Indicador de consumo familiar, según un trabajo de Poliarquía

Este diagnóstico hace juego con el último informe de Poliarquía, que retrata cómo el consumo de las familias se frenó en este tercer trimestre. “Al comparar con el trimestre anterior se observa una caída del 4% y del 10% versus los valores de inicio de 2025”, señala la consultora dirigida por Alejandro Catterberg y Eduardo Fidanza. Es decir, el Gobierno está llegando a la elección de medio término en las peores condiciones económicas de su gestión.

Milei consiguió en EE.UU. lo máximo a lo que podía aspirar, en un momento crítico de su mandato. Se conjugó a su favor una serie de factores irrepetibles e históricos. Ahora es su turno de mover, primero como líder de LLA en una elección crucial, y después como Presidente, en un punto de quiebre para la Argentina. En el próximo mes pone en juego su futuro y el del país. Se le acaba de abrir una nueva oportunidad. Quizás la última.

Por Jorge Liotti

Fuente: La Nación

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