Un monitoreo sobre los prejuicios

Germancito, el “temible joven” que “perdió la inocencia hace rato” y mata en Semana Santa. El Peti, otro joven “que no podía dejar de matar”. Los dos hermanos “pistoleros y rastreros” sospechados de haber asesinado a un prefecto en la provincia de Buenos Aires. Las historias que los medios de prensa eligen contar sobre los varones jóvenes de sectores populares tienen un hilo conductor: la delincuencia. Un 54 por ciento de las noticias que los tuvo como protagonistas habló de delincuencia y el 60 por ciento apareció en la sección Policiales, según observa el informe “Visiones sobre los/as jóvenes en la prensa gráfica argentina”. Así los medios van tejiendo vidas de manera que puedan entrar en el molde previsto “que estigmatiza a los jóvenes pobres como peligrosos”, dice el monitoreo que la asociación civil Crisol presentará este viernes en la Universidad del Museo Social Argentino.
¿Quiénes figuran en las noticias? ¿Con qué frecuencia se habla en la prensa sobre jóvenes, especialmente cuando provienen de sectores vulnerables, y asociados/as a qué temas? Estas preguntas motivaron la realización del monitoreo “y los resultados confirmaron en gran parte nuestros supuestos de partida: en la prensa argentina circula un discurso que estigmatiza a los jóvenes pobres como peligrosos y esto se refuerza cuando sus protagonistas son varones de entre 14 a 19 años de edad”, dice Celeste Farbman, una de las autoras. De las 159 noticias monitoreadas con jóvenes pobres como protagonistas, la gran mayoría refiere sucesos policiales. Reducen la violencia a uno de sus tipos (la delictiva), señalan y refuerzan los estereotipos del otro-peligroso y contribuyen con su estigmatización al difundir y reproducir los imaginarios de sus hábitats.
El monitoreo se llevó adelante durante los meses de abril y mayo de 2016 sobre los diarios Clarín, La Nación, PáginaI12, Diario Popular y Crónica.
El primer dato que arrojó el monitoreo es que los y las jóvenes de sectores populares no tienen casi protagonismo en estos medios, ya que de 9576 noticias solo 156 hacían referencia a jóvenes y pobreza, es decir el 1,5 por ciento de las noticias.
En esa línea también es llamativo que el 80 por ciento de las noticias no incorporó a jóvenes como fuente de información. Se habla de ellos pero no se los consulta. También el informe encontró que en el 81 por ciento de los casos los medios no citan a fuentes diversas para contar estas noticias. Lo que habla de la baja calidad de la información.
El informe señala que PáginaI12 se destaca por ser el medio que más incorpora fuentes de información al abordar este tipo de noticias, incluso fuentes secundarias que complejizan y contextualizan la información.
El trabajo cita una nota del diario como ejemplo de buena práctica periodística: “Un kit contra los abusos” publicada el 16 de mayo de 2016 en la sección Sociedad. En el artículo, el periodista “hace referencia a las situaciones que ponen en riesgo y en condición de mayor vulnerabilidad a los jóvenes pobres, y no se queda solo con la novedad del lanzamiento de un nuevo Código. Lo hace a través de fuentes de información críticas respecto a la aprobación de la nueva normativa: Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos y Marcha de la Gorra. También se destaca el trabajo fotográfico que acompaña la nota”.
“Hablamos de buenas prácticas cuando las noticias sobre jóvenes tienden a empoderarlos y son construidas en función de los siguientes parámetros: facilitan la comprensión de los hechos al poner en contexto sociopolítico las noticias, no predominan miradas normativas de los adultos, evitan la referencia a los jóvenes como colectivo homogéneo e igualitario, no refuerzan estereotipos y homogenizan al colectivo a través de rasgos negativos, no los criminalizan por su situación socioeconómica ni por el lugar de residencia, utilizan fuentes de información fiables y verificables, otorgan un espacio a la voz de los jóvenes, entre otras”, explican las autoras.
El 71 por ciento de las noticias definió la vulnerabilidad a partir del barrio donde viven los jóvenes. Por ejemplo, en el artículo sobre “El Peti” el periodista habla del barrio de origen del joven como “un lugar de agitados pasillos” mientras que en el caso de Germán vive en “uno de los barrios más peligrosos de la capital santafecina”, se lee en el informe.
“El monitoreo mostró cómo la estigmatización se produce sobre determinados territorios (villas, asentamientos, barrios obreros) y sobre un grupo social específico: jóvenes en situación de exclusión social depositarios de aspectos negativos y atemorizantes asociados a la violencia, el delito, consumo de drogas. Hemos observado que las noticias que proponen un abordaje no estigmatizante de jóvenes suelen destacar trayectorias exitosas y excepcionales, donde las personas salen de su situación de vulnerabilidad exclusivamente por sus propios méritos, sugiriendo una mirada de las desigualdades sociales como a-históricas, eximiendo al Estado de toda responsabilidad”, comenta Celeste Farbman, coordinadora del proyecto, financiado por WACC.
El 60 por ciento de las noticias que tuvo como protagonistas a jóvenes de sectores vulnerables apareció en la sección Policiales, y en un 54 por ciento de los casos trató temas de delincuencia. Detrás quedaron noticias sobre violencia de género (24 por ciento) y muy lejos otros temas como pobreza, violencia institucional, entre otros.
Al mismo tiempo, el 52 por ciento de las noticias sobre delincuencia fue protagonizada por jóvenes entre 14 a 19 años, la franja más estigmatizada, según el informe.
En el mismo sentido, el trabajo encontró que el 95 por ciento de los varones que aparecen en las noticias estuvieron representados como victimarios, mientras que cuando los relatos hablaron de las víctimas aparecieron las mujeres en un 45,7 por ciento, y los hombres en un 53, 3 por ciento.
–¿Qué interpretación hacen de este último aspecto? –preguntó este diario.
–Lo que observamos fue, en pocas palabras, que en las noticias se construye un sujeto joven y pobre, varón, menor de edad, que sistemáticamente está asociado al delito (incluyendo la violencia de género, que fue el tema que trataron el 24 por ciento de las noticias analizadas). Lo que opera aquí es un mecanismo de “la parte por el todo”, donde no importa si todos los jóvenes en situación de pobreza, que viven en los barrios más vulnerados del país, son o no delincuentes, sino que este proceso de estigmatización funciona para quien efectivamente cometió algún delito y para todos los otros que se visten de determinada manera, o viven en determinado barrio. Para este tipo de varón que es construido como delincuente se sugieren dos salidas: el encierro o su desaparición física. Durante los meses del monitoreo ocurrieron seis femicidios a chicas jóvenes, de entre 14 y 29 años. Si bien la categoría “víctima” que utilizamos no refiere exclusivamente la violencia de género, observamos que el número de mujeres que fueron representadas de esta manera en las noticias que analizamos, efectivamente fueron víctimas de violencia machista –explicó Farbman.
–¿Cómo sigue el trabajo con los datos?
–El objetivo de este proyecto tuvo que ver con observar cómo hablan los medios sobre la población con la que usualmente trabaja Crisol en otros proyectos, y poder acercar estos resultados a quienes hoy tienen la responsabilidad de escribir y hablar en los medios de comunicación, y por otro lado a aquellos jóvenes que actualmente se están formando en carreras vinculadas al periodismo, para poder modificar algo del sentido común que los/as atraviesa y que puedan incorporar estas recomendaciones en su formación.

Fuente: Página 12

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