El físico nuclear ruso, Grigory Klinishov, ha sido encontrado muerto en su apartamento de Moscú, aparentemente por un suicidio, según ha informado la agencia de noticias estatal rusa TASS. El científico tenía 92 años y falleció el pasado 17 de junio. Junto al cadáver ahorcado se encontró una nota de suicidio y las autoridades rusas han abierto una investigación.
Nacido en el año 1930, Klinishov fue uno de los padres de la bomba termonuclear soviética RDS-37, que se probó por primera vez en 1955 en el campo de entrenamiento de Semipalátinsk, en Kazajistán.
El cadáver de Klinishov fue encontrado por su hija, junto a la nota de suicidio, y según informan los medios estatales rusos, podría haberse suicidado porque sufría «una grave enfermedad» y porque su mujer había fallecido.
No obstante, el fallecimiento de Klinishov se suma a una larga lista de muertes de personalidades rusas de alto perfil por aparentes suicidios o en extrañas circunstancias.
Entre ellas, la del científico Andrey Botikov, que desarrolló la vacuna rusa contra la covid y que fue encontrado muerto en su piso de Moscú, aparentemente por suicidio tras aparecer su cadáver estrangulado con un cinturón.
Además, ha habido una larga lista de muertos relacionados con el gigante energético ruso Gazprom y otras grandes corporaciones rusas. Entre ellos se encuentra Vladislav Avayev, vicepresidente de Gazprombank y exfuncionario del Kremlin, que también fue encontrado muerto en Moscú junto a su esposa y una de sus hijas.
Desde la oposición a Vladimir Putin, han señalado al Kremlin como responsable de esta nueva muerte en extrañas circunstancias.
Fuente: 20 Minutos Internacional
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