En un año atravesado por la profundización de la crisis social, la asistencia alimentaria y los programas de promoción humana y comunitaria de Cáritas llegaron en 2021 a 688.835 personas. Una demanda que multiplicó por cinco la registrada en 2020, cuando se atendió a 127.913 personas.
El crecimiento se refleja, también, en los recursos asignados. Mientras en 2020 se aplicaron $516,9 millones, en 2021 el monto llegó a $1283 millones, aunque esta comparación directa esconde distorsiones provocadas por la inflación.
No se trata solo de entrega de alimentos. Se incluyen distintas acciones en materia de educación, trabajo, vivienda, economía social y solidaria, desarrollo institucional y abordaje de adicciones, como viene llevando adelante desde hace varios años la red social de la Iglesia extendida en todo el país.
“En 2021 creció significativamente el trabajo en las temáticas de promoción social, más que en las tareas asistenciales, como había sucedido en 2020 por la pandemia”, confió a LA NACION una fuente vinculada con Cáritas.
En efecto, la estadística deja aparte la asistencia en la emergencia sanitaria por el Covid-19, que se instrumentó sobre la marcha en 2020 y llegó ese año a 3.282.736 personas.
“Esa emergencia se canalizó más ordenadamente en las distintas diócesis en 2021. Por ejemplo, muchos cuentapropistas y trabajadores independientes que habían ido a buscar asistencia alimentaria, en 2021 accedieron a oportunidades laborale y eso, tal vez, descomprimió la demandas”, se explicó.
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Las cuentas de Cáritas
“El viejo dicho ‘cuentas claras conservan la amistad’, también lo podemos incluir aquí”, afirmó el obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina, monseñor Carlos Tissera, al presentar la rendición de cuentas del último año.
Con los programas de respuesta alimentaria se distribuyeron el año pasado 1.903.325 raciones de comida. Esta asistencia tuvo 579.826 destinatarios, en 1325 barrios.
“Se logró mejorar la calidad nutricional de los alimentos, fomentando el mayor consumo de frutas y verduras, alimentos secos, cereales, legumbres y derivados, y otros productos frescos (carnes, lácteos, huevos). Esto fue posible por el fortalecimiento de las condiciones de estiba y equipamiento para la conservación y cocción de los alimentos”, explica el informe.
Más de 40.000 voluntarios en todo el país participan y comprometen su esfuerzo en los distintos programas emprendidos por la organización.
El informe de Cáritas detalla que se conformaron 338 centros de encuentro y cuidado comunitario, en los que participan 25.350 personas, y destaca la continuidad del plan de inclusión educativa Emaús, que llega a 48.360 chicos y comprende las áreas del cuidado de la primera infancia (3700 madres e hijos), la contención de niños y adolescentes, refuerzo alimentario (5500 niñas y niños), capacitación en oficios y conectividad y equipamiento en informática y tecnología.
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También se realiza el acompañamiento y contención para personas con problemas de adicciones, a través de 84 centros barriales, la promoción y capacitación para el trabajo y la autoconstrucción asistida de viviendas, entre otros emprendimientos.
En la gestión del riesgo de las emergencias, Cáritas atendíó el desplazamiento de familias por incendios en Esquel. Se distribuyeron viandas, artículos de higiene y limpieza, kits de herramientas, materiales de construcción y módulos habitacionales de emergencia (refugios) para los más vulnerables.
Además de las tradicionales colectas, la organización social de la Iglesia recibió en 2021 aportes recurrentes de 31.600 personas y de 122 empresas y organizaciones.
Fuente: La Nación
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