La democracia, en riesgo

Al inaugurar la Asamblea General, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió el mes último sobre el retraso en las metas que se habían propuesto para 2030 y describió los dramas de las guerras, el cambio climático y la injusta desigualdad. Señaló además que las divisiones crecientes no solo se dan entre países o bloques de países, sino también en el interior de las propias democracias, amenazadas ahora por el auge del autoritarismo.

En sentido similar y en el mismo ámbito de la ONU, el presidente de Chile, Gabriel Boric, propuso como tarea urgente la de cuidar la democracia ante el avance de la intolerancia y los totalitarismos, y señaló la necesidad de defender el derecho de las minorías, así como el respeto a los derechos humanos.

Las advertencias de ambos expositores tuvieron su correlato en recientes estudios que muestran el declive democrático. Según los resultados de una reciente encuesta de Latinobarómetro, realizada entre el 20 de febrero y el 18 de abril pasado a 19.205 personas en 17 países de la región, el apoyo a la democracia en América Latina cayó en la última década, al tiempo que crece el respaldo al autoritarismo, especialmente entre los más jóvenes.

El informe muestra que sólo el 48% de los latinoamericanos apoya la democracia como régimen político y que a un 28% de los latinoamericanos les resulta indiferente un gobierno democrático o uno autoritario, mientras que un 17% prefiere un sistema político antidemocrático a cualquier otra vía.

Los datos arrojan también una tendencia de los más jóvenes a adherir a soluciones autoritarias: un 20% de los que tienen entre 18 y 25 años prefiere el autoritarismo, frente otros grupos etarios, como los mayores de 61 años, donde esa opción solo es apoyada por el 13%.

Con relación a la Argentina, el reporte señala que se registra un 62% de apoyo a la democracia, con un aumento de siete puntos porcentuales desde 2020 (55%). Contamos con la menor cantidad de ciudadanos que son indiferentes al tipo de régimen en la región (15%), sin variación desde 2020, mientras que los que apoyan el autoritarismo se apuntan con un 18%, un crecimiento de cinco puntos porcentuales respecto de 2020 (13%).

Por su parte, el barómetro 2023 de la fundación Open Society evaluó las apreciaciones de más de 36.000 personas en 30 países sobre la democracia y concluyó que, a pesar de que la mayoría de los consultados (86%) quiere vivir en un estado democrático y que hay incredulidad generalizada sobre la capacidad de los gobiernos autoritarios y populistas para cumplir lo que prometen y avanzar por los caminos de las agendas globales, los jóvenes, especialmente de la Generación Z y los millenials, tienen poca fe en la democracia.

Las democracias están siendo atacadas desde adentro por fuerzas políticas dispuestas a corromper y destruir a las mismas instituciones que las llevaron al poder, explotando las deficiencias del sistema para promover el odio, la violencia y el poder desenfrenado.

Con una opinión pública descontenta con la política y en un contexto de protestas crecientes con dificultades para mantener el orden, la tentación de gobiernos autocráticos pareciera aumentar y, con ello, los riesgos para la estabilidad democrática.

La falta de apoyo a la democracia allana el camino para que haya más populismo y regímenes no democráticos. Por ello, es imprescindible contar con partidos políticos sólidos, poderes judiciales independientes, autoridades electorales imparciales y fuertes protecciones legales para la libertad de prensa y el activismo cívico. En otras palabras, urge robustecer todo aquello que incomoda y frena a los populistas que arremeten sin cesar.

Fuente: La Nación

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