Crítica de cine: “Eva no duerme”

Lautaro Cella

 

 

 

 

 

Por Lautaro Cella especial para 100xd

 

Ficha técnica Eva no duerme (Argentina, España, Francia, 2015)

Dirección: Pablo Agüero

Guión: Pablo Agüero

Fotografía: Ivan Gierasinchuk

Edición: Stéphane Elmadjian

Elenco: Gael García Bernal, Denis Lavant, Daniel Fanego, Imanol Arias, Sofía Brito

Duración: 85 minutos

Mi opinión: Buena

 

La nueva película del argentino Pablo Agüero, director de Salamandra (2008) y 77 Doronship (2009), se presentó en la competencia oficial del 62 Festival de San Sebastián. La coproducción entre Argentina, España y Francia, aborda la historia del cuerpo de Eva Perón desde su muerte en 1952 hasta su entierro 25 años más tarde en el Cementerio de la Recoleta. El fascinante tema recordará a muchos espectadores a la novela Santa Evita de Tomás Eloy Martínez.

En la hipnótica secuencia inicial, el excelente Gael García Bernal (encarnando al dictador Emilio Eduardo Massera) camina hacia la cámara silbando una marcha militar y fumando un cigarrillo. El  mexicano aparece sólo en este breve prólogo y en el epílogo, ambos filmados con largos primeros planos. Son dos monólogos en los que Massera muestra una obsesión por borrar a Evita de la memoria  (y se refiere a ella como “esa yegua”). Agüero recurre efectivamente en varias ocasiones a imágenes de archivo; muestra, por ejemplo, discursos de Evita y su funeral, enfatizando el dolor del pueblo ante su fallecimiento.

Eva no duerme se divide en tres partes: El Embalsamador, El Transportador y El Dictador. La primera se centra en el perturbador embalsamador Pedro Ara Sarria (el español Imanol Arias) y su trabajo sobre el cadáver de Eva en el segundo piso de la CGT. La segunda, situada durante la Revolución Libertadora, se enfoca en el Coronel Moori Koënig (el francés Denis Lavant, conocido por sus colaboraciones con Léos Carax), encargado de sacar el cuerpo de la CGT y trasladarlo sin dejar testigos.  La última parte recrea el secuestro, “juicio popular” y ejecución del ex Presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu (el argentino Daniel Fanego) por parte de Montoneros, que exigía la aparición del cuerpo de Evita.  

Los episodios son versiones ficticias de hechos históricos, por lo que hay desfasajes históricos y anacronismos. Por ejemplo, se lo muestra a Aramburu como una especie de profeta que anuncia a Montoneros los horrores que vendrán con el Proceso. La película no busca una representación literal de los hechos, sino mostrar a Evita como símbolo y como mito.

Eva no duerme es una película ambiciosa formalmente, con un estilo particular. Los tres episodios están filmados con cámara fija y plano secuencial, lo que da un aire claustrofóbico. Se destacan el buen uso de las luces y de la música. Es una película con un carácter misterioso y onírico, con la figura de Eva siempre presente (más allá de que su cuerpo embalsamado aparece poco). A algunos espectadores les puede resultar tedioso el ritmo narrativo y difícil mantener el interés. Mas allá de esto, para los argentinos el visionado de Eva no duerme será una experiencia disfrutable dada la cercanía y la vigencia de Eva Perón, personaje que sin duda marcó la historia de nuestro país en el siglo XX.

 

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