El parlamento griego aprobó ayer la última parte del plan de ajuste

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, logró aprobar por una abrumadora mayoría en el Parlamento la segunda y última parte del paquete de reformas draconianas y masivos ajustes impuestos por sus socios y acreedores de la zona euro como condición necesaria para recibir 86.000 millones de euros en los próximos tres años.

En una nueva sesión tensa, que se extendió hasta bien entrada la madrugada, Tsipras consiguió aprobar el segundo paquete de medidas neoliberales con 230 votos a favor, 63 en contra y cinco abstenciones.

El primer ministro Alexis Tsipras, una vez más sufrió una revuelta entre sus propios legisladores del partido de izquierda Syriza.

Por eso, otra vez necesitó del respaldo de la oposición de los conservadores de Nueva Democracia, los centristas de Potami y la fuerza socialdemócrata Pasok fue clave para aprobar una nueva ola de austeridad, después de más de cinco años de ajustes y reformas neoliberales que aumentaron el desempleo, la deuda y achicaron dramáticamente el antiguo Estado de bienestar.

Hace 10 días Tsipras aceptó un tercer programa de ayuda europeo aún más neoliberal que el rechazado por el 61% de sus compatriotas en un referéndum una semana antes, que le garantizará 86.000 millones de euros en los próximos tres años y el «compromiso» de discutir una reestructuración de la deuda griega, que ya supera el 180% del PBI nacional.

A cambio de una nueva inyección de dinero que permita recapitalizar los bancos griegos, poner fin al corralito y pagar los cercanos vencimientos de deuda con los acreedores europeos y cumplir con una cuota atrasada del FMI, Tsipras aceptó un aumento del IVA, un recorte de las jubilaciones, una reforma laboral y del Código Civil y un descarnado e inédito proceso de privatizaciones.

Antes de la votación, Tsipras volvió a defender su decisión, según informó la agencia de noticias EFE.

«No había nada de patriótico en dejar caer el sistema bancario griego», argumentó el premier griego, que prometió intentar introducir medidas más moderadas en el futuro para intentar que la mayor carga no recaiga en los sectores sociales más débiles.

Una vez más, Tsipras destacó que no le gusta el acuerdo final que firmó con sus acreedores de la eurozona, con Alemania a la cabeza, y afirmó que nadie puede «afirmar que la autoría del programa pertenece al gobierno griego».

Asimismo, Tsipras instó a los legisladores a votar las reformas justificando que el país debe enfrentar una «nueva realidad».

Ya la semana pasada, cuando el gobierno griego logró aprobar la primera tanda de reformas y ajustes en el Parlamento en Atenas, el primer ministro intentó convencer a su propia bancada de que apoyaran el acuerdo, pese a que está en contra de gran parte de su programa político.

En esa tensa y difícil votación, perdió el apoyo de 40 de los 149 diputados de la coalición oficialista Syriza, lo que forzó a Tsipras a echar a varios miembros de su gabinete y remodelar su gobierno.

Esa grieta dentro del oficialismo se mantuvo hoy, pero Tsipras logro atenuar el golpe, está vez el número de diputados disidentes de Syriza bajo a 36 y el premier griego evitó quedar políticamente paralizado y conservar una mayoría parlamentaria nominal.

Los diputados oficialistas que apoyan la salida de la eurozona plantearon ahora la posibilidad de salir del euro, y la juventud de Syriza, donde son mayoritarios, pidió un congreso extraordinario del partido.

Tsipras no respondió a este pedido y, en cambio, llamó a los disidentes a hacer propuestas sobre cómo Grecia podrí­a salvarse sin ayuda de los acreedores y a explicarlas al pueblo.

En un tono duro, acusó a los disidentes del oficialismo de apoyar el llamado «plan Schauble», en referencia al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, el hombre considerado por Atenas como el ideólogo de una salida forzada de Grecia de la zona euro.

Pese a esta acusación, la presidenta del parlamento y diputada de Syriza, Zoe Konstantinopolou, habló hoy abiertamente de «golpe de estado» de los acreedores y volvió a votar en contra del ajuste.

 

Una vez aprobados todas las reformas y los ajustes reclamados por la UE, el Eurogrupo, formado por los ministros de Finanzas de los países miembros de la eurozona, debe negociar qué pedirá a cambio a Atenas por la promesa de 86.000 millones de euros.

Por eso, Tsipras prometió hoy que «habrá que negociar de nuevo las condiciones del acuerdo».

(Télam)

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