Datos claves para entender la Argentina del 25-M

El paro del 9 de este mes dejó enseñanzas que muchos no esperaban encontrar. Una primera lectura directa indica que la protesta fue fuerte en medios de transporte (adhesión esencial para garantizar el éxito de cualquier paro), casi nula en el comercio y débil en su impacto en la actividad en empresas, sobre todo en las PyMEs.

Esa descripción obvia de la foto que se vio el jueves pasado debe dejar paso a otras lecturas que dejó esa protesta y que moldearán de forma definitiva el futuro cercano de este país, por lo menos en el camino que resta para el Pacto del 25 de mayo y los meses que lo seguirán. 

El paro le garantizó protagonismo absoluto a Pablo Moyano. Así se vio en la conferencia de prensa que dio la CGT al final de la protesta, pero sobre todo en las reacciones casi nulas del kirchnerismo más cerrado en la persona de Cristina Fernández de Kirchner, y en el resto del PJ que vive una de las peores crisis de identidad que se recuerden en la historia del peronismo.

Pablo Moyano tuvo gran protagonismo en el paro

La sombra de los Moyano opaca hoy cualquier chance de un arreglo que unifique al PJ en contra de Javier Milei. El presidente libertario lo festeja y hasta disfruta el riesgoso juego de mantener a Cristina arriba del ring como contrincante dilecto. Luces de peligro se prenden continuamente sobre esa situación: en diciembre de 2017 no existía un solo analista político que no diera como hecho consumado la reelección de Macri en la presidencial del 2019. El PRO jugó a la moderación, algo que, debe decirse, hoy no hace Milei, y mantuvo a Cristina Fernández de Kirchner como su enemiga controlable. La historia mostró que esa estrategia fue un desastre. El fantasma del populismo demagógico volvió en cuanto Macri no pudo garantizar el éxito en la gestión de gobierno. Milei debería mirarse en ese espejo también.

El presidente tiene mucho camino que transitar aún antes de poder mostrar un camino más claro de salida de la crisis. La economía no deja de mostrar sectores con parálisis más que importantes. Los indicadores de despidos en el sector privado, más allá de los que implican las reformas de Milei en el Estado, siguen siendo preocupantes. El sector automotriz dio la peor señal esta semana al mostrar una caída de 22,6 % en abril. El billete verde, además, mostró una leve suba, pero aún sigue complicando la competitividad al haber tornado a la Argentina extremadamente cara en dólares.TE PODRÍA INTERESAR

Al mismo tiempo la gestión hace ruido, el elenco de gobierno no termina de formarse y las negociaciones con el Congreso para que, finalmente, tenga votada alguna de las leyes que pidió, distan aún de ofrecer garantías concretas.

En ese mismo sentido continúa el ruido en el mercado por la decisión de Luis «Toto» Caputo de pagar  con el bono AE38, con vencimiento en 2038, la deuda que el Estado mantiene por la generación eléctrica y producción de gas, lo que implica una quita de alrededor de 50%. Ese pago no fue una oferta o negociación, sino que fue comunicado unilateralmente por el Gobierno y de ahí el ruido mayor. Hasta ahora cuatro empresas aceptaron, incluyendo a YPF y a Pan American Energy de los Bulgheroni, pero el temblor continúa. 

La semana pasada el Gobierno no logró número en el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, Asuntos Constitucionales y Legislación General para poder emitir el dictamen de la Ley Bases. Era previsible frente al cúmulo de modificaciones que todos los bloques, incluidos los aliados, van a introducir cuando el proyecto se vote en particular.

El Gobierno defiende la ley Bases en el Senado

El kirchnerismo hizo el papelón de no sentar a sus senadores en ese plenario de comisiones queriendo mostrar una adhesión al paro que en el caso de los representantes del pueblo parece más una burla que realidad: los senadores no pueden hacer paro porque sencillamente se lo estarían haciendo a ellos mismos como representantes de las provincias e indirectamente del soberano. Es constitucionalmente ridículo por donde se lo analice. De todas formas, esa ausencia no cambio nada.

Un dato esencial: el Gobierno hoy negocia para intentar dar vuelta ese resultado no solo en el Senado sino también en Diputados donde la ley seguramente volverá en revisión. Entre los principales objetivos están gobernadores que hasta ahora no aparecieron como aliados. El santiagueño Gerardo Zamora es el primero en la lista. Recibirá más visitas de Guillermo Francos. En el PRO, Ignacio Torres también está en la lista de amigos a seducir.

Otros gobernadores creen que hay que apurar la votación de la Ley Bases cuanto antes y lo hacen con un razonamiento que destila lógica por donde se lo mire: mientras Milei no tenga aprobada alguna de las leyes que pide podrá seguir victimizándose por la falta de apoyo del Congreso y tendrá justificativo para los errores de gestión. Si el parlamento le da las herramientas para comenzar formalmente su etapa de reformas profundas y no solo las financieras, La Libertad Avanza ya no tendrá mas excusas, dicen.

Mientras tanto el radicalismo y el PRO debaten cambios en la Ley Bases y discuten el papel que terminó jugando el oficialismo frente al paro de la CGT.

Hay un hecho que hoy parece innegable: se terminó la paz que el Gobierno había sellado con la central sindical después de los cambios que se introdujeron en los capítulos de la reforma laboral de la mano del bloque que lidera Miguel Pichetto. Ese acuerdo aún es negado por todos los protagonistas, pero efectivamente existió. El paro tiró por la borda esa pacificación y, al mismo tiempo, enardeció el espíritu de los radicales que presentaron el proyecto de reforma laboral y luego fueron burlados.

El escenario ahora es otro

La reforma laboral es un laboratorio de lo que viene en el país. Los radicales ahora están preparando un proyecto de ley de reforma laboral que incluirá la aplicación de multas a los sindicalistas que bloqueen empresas (al estilo Camioneros), la eliminación de la cuota sindical obligatoria y modificaciones de fondo en el control de las obras sociales.

Esos cambios, que también están siendo analizados por el PRO, son los que ya estaban incluidos en el proyecto original y finalmente se sacaron a la hora de votar la Ley Bases en Diputados por el acuerdo con la CGT.

De todas formas ese proyecto no verá la luz por ahora. El radicalismo quiere presentarlo después que se apruebe la Ley Bases; temen que antes vuelvan a podarle artículos como ya sucedió. “Esta vez esperemos tener el apoyo de LLA”, dicen con sorna.

La UCR sigue sin encontrar el rumbo de su interna. Algunos radicales miran escenarios del pasado con temor: “nosotros tenemos adentro del partido a los nostálgicos de UNEN que creen ahora que con Cristina van a vencer al loco. Ella se los va a comer con dos pancitos. Encima la legitiman”, decía este fin de semana una diputada de la UCR que trabajó activamente en la reforma laboral y que hoy apoya la Ley Bases modificada.

Se refería, entre otras cosas, a las simpatías con algunos sectores del kirchnerismo que se le asignan a Martín Lousteau o a la foto que Maximiliano Pullaro se sacó este fin de semana con Leandro Santoro en Santa Fe.

El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, junto a Leandro Santoro

Frente a esto el peronismo por ahora no puede mostrar otra alternativa que Cristina Fernández de Kirchner, quien desde hace 15 días solo multiplica sus apariciones. La expresidenta no innova en propuestas de gobierno y mucho menos en reconocer errores del pasado: todo lo que ofrece es reivindicar a sus gobiernos, los cuatro mandatos kirchneristas, y a su familia. Todo es autorreferencial en ella, nada colectivo y mucho menos comprensivo de todo el PJ como intenta proclamar. Los gobernadores toman nota de eso y miran con espanto, pero sin hacer movidas todavía.

Es en ese juego, que claramente ayuda a Milei, que aparece Pablo Moyano intentando capitalizar descontento contra el Gobierno pero mostrando solo recetas del pasado. Para algunos su aparición en la conferencia de prensa de la CGT fue casi un paralelo a la espantosa imagen de Herminio Iglesias quemando un féretro con la imagen de la UCR en el cierre de campaña del peronismo en 1983.

Milei no frena y aprovecha ese viento a favor; las encuestas aún lo muestran casi sin pérdida después de los cinco meses de un duro ajuste. El cuerpo social aún aguanta, pero el mundo económico y político ya le pide cautela, incluidos sus aliados y algunos amigos que hoy aparecen preocupados.

Fuente: Mendoza online

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