Tras la eliminación, más problemas para Boca: ahora le sobran jugadores y le faltan torneos

La eliminación de Boca de la Copa Argentina ante Rosario Central generó varios dolores de cabeza: el primero, la chance perdida de festejar un título en 2016; luego, no disputar ningún torneo internacional en 2017 (sobre todo la Copa Libertadores, la gran obsesión). Pero también provocará un sacudón interno, ya que el plantel es demasiado numeroso para afrontar un solo torneo de ahora hasta junio próximo. Se trata de 26 profesionales, de los cuales sólo 18 tendrán la posibilidad de ser convocados para cada domingo, y sólo 14 de ellos poder jugar, entre los once titulares y las probables tres modificaciones.

«Se armó un equipo para un año entero», dijo Guillermo Barros Schelotto hace unos días, en una entrevista con La Nación, mientras aseguraba que «salvo que haya alguna posibilidad de conseguir algo de mayor calidad», no habrá refuerzos en el mercado de pases de verano.

Lo concreto es que hoy en Boca hay superpoblación de jugadores. El plantel que conducen Guillermo y Gustavo Barros Schelotto tiene al menos dos equipos de primera, lo que le permite, por momentos, disputar partidos del torneo de reserva con un doble cinco conformado por Fernando Gago y Andrés Cubas.

En todos los puestos hay dos y hasta tres futbolistas que bien podrían ser titulares en cualquier club. Sara-Werner, Peruzzi-Jara, Tobio-Magallán, Vergini-Insaurralde, Silva-Fabra; Pablo Pérez – Sebastián Pérez-Chicco, Barrios-Cubas-Gago; Pavón-Zuqui; Bentancur-Tevez-Messidoro; Centurión-Solís-Carrizo; Benedetto-Bou. Y todo eso sin enumerar a los juveniles que habitualmente forman parte de algunas prácticas de fútbol en el complejo Pompilio, y que Guillermo planea promover a la primera en la próxima pretemporada, ni la colección de futbolistas que el club tiene prestado por el mundo. El último de esa lista es Gonzalo Castellani, que se incorporó a Defensa y Justicia a mediados de octubre al ver que sus chances de jugar eran nulas.

Con 26 profesionales, el conjunto xeneize deberá reorganizar con urgencia cómo reducir ese número, porque de aquí hasta junio próximo sólo disputará el torneo local, una competencia demasiado espaciada como para retener a tantos jugadores. Y no sólo desde el plano futbolístico, por la inactividad de los que no juegan, sino, y fundamentalmente, desde lo económico. Porque un futbolista que no juega pierde su valor de reventa, además de que se fastidia y resulta un costo altísimo cada mes. De aquí a fin de año el equipo jugará apenas seis partidos, en un fixture que deberá sortear de la mejor manera si quiere seguir en la lucha por el título: Gimnasia, Central, San Lorenzo, Racing, River y Colón, serán los rivales antes del receso.

Hay dos jugadores que casi con seguridad se irán en enero. Ellos son Rodrigo Bentancur (el hombre más «vendido» de la historia), por el cual Juventus hará uso de la opción que tenía desde la transferencia de Tevez y pagará 7.500.000 euros por el 50 por ciento del pase del volante uruguayo.

El otro es Cristian Pavón, que desde que llegaron los mellizos ganó en confianza, fue la figura del equipo en varias ocasiones y es uno de los goleadores de esta gestión junto a Tevez. El juvenil de 20 años, que este año también formó parte del seleccionado olímpico en Río 2016, firmó su nuevo contrato con Boca a comienzos de julio, y en ese vínculo se estableció una cláusula de rescisión de 18 millones de Euros. Su velocidad, su gol y su gran temporada permiten imaginarlo en el fútbol europeo en el corto plazo.

En enero, seguramente Boca será otra vez un distribuidor de futbolistas, y utilizará a otros clubes como vidriera de aquellos jugadores que no formarán parte de la versión 2017 xeneize. Es algo que pasó siempre, y que esta vez, por una necesidad evidente para achicar el plantel, no será la excepción.

El caso Tevez deberá ser evaluado. Desde hace varios meses que al Apache le revolotea la idea de largar todo. Y, como él dijo, si se va de Boca será para retirarse, disfrutar de su familia y jugar al golf. Es descabellado un escenario en el cual el ídolo se vaya del club de la Ribera para volver a Europa u otro destino fuera del país. Y no es algo nuevo, es algo que evalúa con frecuencia desde antes de regresar a Boca. Sabe que no tiene que demostrarle nada a nadie, y que ya ganó todo. No jugar la Libertadores 2017 potenciaría su eventual retiro a fines de diciembre. Ayer, fue el primero en irse del entrenamiento.

«Traigan vino, que copas sobran», decía aquella vieja frase con la que el pueblo de Independiente se vanagloriaba de sus años de gloria internacional, y que bien podría adecuarse a la realidad de Boca con una pequeña modificación: «Traigan partidos que jugadores sobran».

Fuente: La Nación

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