Mauricio Macri, en el marco de su campaña para ser presidente, decidió utilizar su gestión al frente de Boca Juniors y para eso financió «Boca Juniors. 3D. La Película» en la que pretende reescribir la historia de la Institución de la Ribera, obviando a grandes glorias y a todos aquellos ídolos que hayan osado enfrentarlo como Juan Román Riquelme, Carlos Bianchi y Diego Maradona, entre otros.
El filme está dirigido por Rodrigo H. Vila y prácticamente carece de valor documental y periodístico, ya que está compuesto por material emitido por todos los canales deportivos y de TV y visto por millones y millones de personas, no contiene imágenes inéditas ni del pasado reciente ni de su rica historia, y los testimonios de las figuras confirman la tendenciosa manipulación de la vida boquense.
Quedaron afuera imágenes privadas filmadas por otros jugadores durante las concentraciones para ganar la Copa Libertadores en sus ediciones 2000, 2001, 2003 y 2007, que se han exhibido en varios programas de cable, por gentileza de figuras xeneizes que no pertenecen al universo que el actual Jefe de Gobierno porteño y sus adláteres quieren para Boca.
Además, en el filme, el macrismo intenta plasmar su idea de desnaturalizar el origen del Boca y su posición social en la Argentina, al tratar de ocultar que es un club de clase obrera, vinculado al peronismo y al radicalismo, los dos partidos de origen popular del siglo XX.
Boca tuvo dirigentes como Antonio Cafiero, Antonio Alegre y otros, que militaron en las filas del radicalismo y el peronismo.
La mención a los inmigrantes italianos que fundaron el club y registran fuerte ascendencia genovesa, como Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Pedro Sana, Tomás Movio y los hermanos Juan Antonio y Teodoro Farenga, Luis De Harenne, es a las apuradas y no se vuelve a hablar de los campeonatos amateurs ni de los primeros años del profesionalismo.
La mención al histórico presidente del club, Alberto J. Armando, es casi minúscula al igual que a Juan Carlos Lorenzo, que aparece unas breves imágenes, cuando en la vereda de enfrente se sabe que a ningún dirigente de River Plate se le pasaría por la cabeza filmar una película sobre su club y obviar la emblemática figura de Angel Labruna.
Estas omisiones, al igual que la de los grandes campeones de los años 40, 50, 60 y ’70, confirman la manipulación que constituye el filme, que pretende hacer creer que antes de la llegada del jefe de Gobierno porteño a la presidencia de Boca, la institución de la Ribera era un simple club de bochas o de hockey femenino sobre césped.
Aunque el director quiere meter a un narrador que parodia burdamente a Funes el Memorioso, el personaje de Jorge Luis Borges, en realidad el narrador del filme es el propio Mauricio Macri y el presentador es el candidato a diputado nacional por el PRO y confeso hincha de River y Nueva Chicago, Fernando Niembro.
El ex secretario de Medios de Carlos Menem, que fue el encargado de anunciar los indultos a los genocidas de la ultima dictadura militar, es uno de los periodistas deportivos que menos cariño genera entre sus colegas y en el público futbolero.
Luego, en narraciones secundarias aparecen figuras recientes como Carlos Tévez, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Roberto Abbondanzieri, Rolando Schiavi, Carlos Fernando Navarro Montoya, hoy casi todos empleados del club.
Del pasado anterior al macrismo solo aparece durante varios minutos Alberto Márcico, mientras que el espacio cedido a Antonio Rattín y Silvio Marzolini -dueños de miles de anécdotas- es muy breve, y ni hablar de que Angel Clemente Rojas, un habilidoso fuera de serie al que los hinchas de Boca colocan en el mismo podio junto a Juan Román Riquelme, Carlos Tévez y Diego Maradona, solo aparece unos breves segundos.
Todos aquellos que rechazan ese paraíso artificial y ‘concheto’ con el que el macrismo pretende disfrazar a Boca, quedaron afuera de este documental. En el filme no hay entrevistas a Juan Román Riquelme, al ‘Patrón’ Jorge Bermúdez, Marcelo ‘Chelo’ Delgado, Oscar Córdoba, Mauricio ‘Chicho’ Serna, Blas Armando Giunta, Jorge Comas, Alfredo Graciani, Sergio Manteca Martínez, Hugo Orlando Gatti, Roberto Mouzo, Mario Zanabria, Vicente Pernía, Oscar Washington Tabarez. Y ni hablar de la ausencia de las figuras de los equipos de los años 60 y 70, décadas doradas para Boca.
El colombiano Bermúdez ha sido muy crítico de la gestión de Macri y ya se sumó a la lista opositora que encabeza Jorge Amor Ameal, al igual que otros ídolos, mientras que baluartes como Giunta y Mouzo, fueron desconocidos por el macrismo.
Rubén Suñé, capitán del Boca del ‘Toto’ Juan Carlos Lorenzo, ganador de dos Copa Libertadores, una Intercontinental y siete torneos locales, sólo aparece para recordar su trágico intento de suicidio en 1984. Y así transcurre este documental armado en las islas de edición del canal Fox Sports, plenamente identificado con la figura de Macri.
Las voces de Diego Maradona y de Juan Riquelme, están tomadas de entrevistas que ambos ídolos concedieron hace varios años a diversos programas de TV. Inclusive teniendo la posibilidad de mostrar material nunca visto, sólo aparecen segundos de imágenes filmadas por José Basualdo en el viaje en avión rumbo a Japón en el 2000. Y esa es una demostración de la grieta que hay en Boca entre macrismo y oposición, ya que muchas figuras que filmaron la convivencia interna en los años que Carlos Bianchi, Alfio Basile y Miguel Russo hicieron que el club ganara todo, decidieron no prestarse a esta manipulación.
Otra muestra de la grieta es que figuras de los últimos tiempos como Walter Samuel, Nicolás Burdisso y Rodrigo Palacio -ganadores todos de torneos internacionales-, entre otros, han prolongado su estadía en Europa a la espera de que en Boca haya cambio de gestión a fin de año.
En el filme se ignora por completo a las figuras de Bianchi, Basile y Russo, por nombrar a los DT que le hicieron ganar todo a Boca y a Macri, justamente por estar enfrentados con el empresario.
Para cuidar el objetivo que se busca en la película, el macrismo prescindió del testimonio e imágenes del actual presidente de Boca, Daniel Angelici, dirigente de alto nivel del PRO.
Es que la imagen de Angelici está por el piso en las encuestas en un año en el que Boca elegirá autoridades, y la Comisión Directiva que encabeza es repudiada domingo tras domingo, a silbidos y abucheos por el pueblo xeneize. Por esa razón el estreno del filme se postergó, ya que pasó varios meses en islas de edición a la espera de que Angelici tuviera algún minuto de gloria futbolística para mostrar, pero sus sucesivos fracasos ante River en las Copas Libertadores y Sudamericana, le han ganado una alta imagen negativa.
Entre las omisiones también se cuentan la de la crisis de 1984 que terminó en una intervención ordenada por el Poder Ejecutivo para evitar la quiebra y de cómo los dirigentes Antonio Alegre y Carlos Heller, elegidos por los socios, lo sacaron de la agobiante situación financiera, reconstruyeron el estadio y consiguieron una SuperCopa y el Torneo del 91, dirigidos por el maestro Oscar Washington Tabárez.
El filme abrirá una enorme polémica en el pueblo xeneize, por la burda manipulación que busca, por las vergonzosas omisiones que construyen un relato falso, parcial y vergonzante para un entidad de renombre mundial.
Y la concreción de este documental realizado de esa manera no parece una buena idea en este 2015 en el que Boca elegirá a su nuevo presidente en las elecciones más trascendentes y disputadas de los últimos 15 años, y cuando los vientos, los ánimos y las gargantas parecen reclamar cambios urgentes y augurar el fin de un ciclo.
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