Bauza y el plantel: una reunión profunda que buscará una reacción y un mayor compromiso grupal de la selección

BELO HORIZONTE (De un enviado especial).- La ubicación de la gigantografía del plantel con el papa Francisco no era casual. Estaba junto a la pendiente serpenteante por donde el ómnibus oficial de la Argentina debía pasar cada vez que dejaba el predio Cidade do Galo. Aquel sábado 12 de julio de 2014 les pareció que la imagen era el mejor presagio, la carta extra que los acompañaría a la gloria. Después de 32 días, el equipo se despedía del bunker albiceleste en esta ciudad para conquistar en Río de Janeiro la Copa del Mundo. No fue el final soñado, lo saben todos. El mural con su Santidad se mudó al predio de Ezeiza y volvieron a cruzárselo infinidad de veces. Donde quizá nunca se imaginaron que regresarían es al complejo del Atlético Mineiro. Ayer acunaron un sueño que se ahogó en la orilla, hoy tienen que espantar una pesadilla que no permite afirmar el rumbo hacia Rusia 2018.

Con el arribo esta madrugada de Lionel Messi y Javier Mascherano se completará el plantel. Precisamente ellos, nada menos que ellos. Cuando el 12 de julio de 2014 abandonaron el predio del Mineiro, el capitán ni se imaginaba que al día siguiente recibiría en el Maracaná el premio más amargo de su carrera: la FIFA lo distinguió como el mejor jugador de la Copa., tras caer en el alargue de la final con Alemania. «Estoy cansado de comer mierda», patentó Mascherano en suelo brasileño, antes de superar a Bélgica en los cuartos de final, pero desde entonces sigue sin vengar ésa maldición que especialmente a él lo persigue con saña. Hoy ya estarán todos juntos. Y entre las mismas paredes de aquellos juramentos mundialistas, volverán a mirarse a los ojos.

Por iniciativa de Edgardo Bauza habrá una reunión profunda, con una finalidad fundacional. Sincera y motivacional. En principio iba a desarrollarse anoche, pero ante el postergado arribo de Messi y Mascherano, lógicamente se resolvió esperar a los líderes. El encuentro será abierto, visceral si fuese necesario, partiendo de no distorsionar la realidad para asumir la preocupante posición de la selección en la tabla de las eliminatorias, buscando una reacción y el mayor compromiso grupal. Muy lejos de jugar la final en el estadio Olímpico Luzhnikí, de Moscú, el 15 de julio de 2018, la Argentina necesita dar un golpe. Transmitir rebeldía, enfundarse en confianza. La generación histórica a veces parece presa de fantasmas, atribulada por aquella ilusión que se volvió pesadilla. El fútbol los trajo de vuelta a Cidade do Galo, quizá el mejor cachetazo para entender que ya no hay tiempo para lamentos.

Clasificatorias de Sudamérica – Rusia 2018

Pos logo yEquipo PJ PG PE PP DG PT
1 BrasilBrasil 10 6 3 1 14 21
2 UruguayUruguay 10 6 2 2 14 20
3 EcuadorEcuador 10 5 2 3 4 17
4 ColombiaColombia 10 5 2 3 3 17
5 ChileChile 10 5 1 4 2 16
6 ArgentinaArgentina 10 4 4 2 2 16
7 ParaguayParaguay 10 4 3 3 -2 15
8 PeruPeru 10 3 2 5 -3 11
9 BoliviaBolivia 10 1 1 8 -17 4
10 VenezuelaVenezuela 10 0 2 8 -17 2

Volver al pasado

Hace algo más de dos años el exclusivo predio del Mineiro parecía una porción de la Argentina. El celeste y blanco decoraba hasta los rincones. Se atropellaban carteles con leyendas de aliento. Uno en particular colgaba de los balcones de las habitaciones: «Viajan 23, empujan 40 millones». Nada de eso hay ahora, pero acá la selección igual se siente en casa. Sobre el kilómetro 21 de la Rodovía MG 424, enclavado en un morro y alejado del ruido urbano, el seleccionado argentino se enclaustró como en 2014. Brasil quiso alojarse ahora, pero como en el Mundial, el presidente mineiro, Alexadre Kalil, hasta en los medios salió al cruce, desafiante, para aclarar que «su» complejo volvería a teñirse de albiceleste. Los futbolistas se encontraron con un vestuario redecorado, bien argento, y con el nombre de los 26 citados en cada locker.

Considerado uno de los mejores centros deportivos del país, Cidade do Galo, el predio de 10 hectáreas del Atlético Mineiro, se convirtió en la fortaleza del seleccionado durante su aventura mundialista. De aquellos 23, hoy se repiten once jugadores, nueve titulares en la final perdida con Alemania: Sergio Romero, Pablo Zabaleta, Mascherano, Lucas Biglia, Enzo Pérez, Messi, Gonzalo Higuaín -que jugarían pasado mañana-, Martín Demichelis y Ezequiel Lavezzi. Además de Sergio Agüero, que entró en el segundo tiempo en el Maracaná, y Ángel Di María, que se perdió la definición por un desgarro. La secuencia de recuerdos para ellos es infinita: entrenamientos, concentraciones, cumpleaños -Mascherano y Messi, entre otros-, partidas de truco, asados, visitas familiares y hasta un show musical animado por el grupo Los Totoras y la Princesita Karina, por entonces novia del Kun Agüero. A diferencia de otros equipos, la selección no paseó, no pisó una playa ni se acercó al casco urbano de Belo Horizonte.

Bauza, con Zabaleta
Bauza, con Zabaleta.

Otra vez en la cúspide del morro está el plantel. Varios se reencontraron con su lugar favorito: la sala de juegos, con metegol, pool, ping pong y un televisor de 55 pulgadas. con una consola de Play Station. También hay una sala de cine para las charlas técnicas. Y como no podía faltar hay un quincho con tres parrillas al estilo chulengo, pero ahora no tendrán el uso de hace dos años. El refugio garantiza confort, privacidad y está a sólo minutos del aeropuerto de Confins: tres plantas con dormitorios condicionados como un hotel de categoría, cuatro canchas, un sofisticado consultorio kinesiológico, vestuarios, gimnasio con piletas climatizadas, sala de masajes, sauna y una sala de prensa con capacidad para 170 personas.

Pasó de todo en algo más de dos años. Ya no está Sabella, y tampoco su sucesor, Martino. La Argentina llegó a dos finales más, y perdió ambas. Se murió Julio Grondona, la FIFA explotó en mil pedazos y el interminable Blatter hasta ahora consiguió gambetear la prisión. Chile es el bicampeón de América y Portugal reina en Europa, pero flota la sensación de que Alemania siempre es el mejor. En la selección permanecen Romero, Zabaleta, Biglia, Mascherano, Di María, Messi, Higuaín, Agüero y hasta Lavezzi en el eje medular, por lo que el cambio más significativo se concentra en la zaga, donde se afirmaron Otamendi y Funes Mori. Messi renunció y volvió. La selección cambió más técnicos que futbolistas, una mala señal. La AFA cruje y los hinchas suman desconfianza. Neymar ya no sufre jugar para el Scratch como en 2014 y desde entonces no detiene su evolución. Messi sigue siendo el mejor del mundo y por eso es el comienzo y el fin de la esperanza. Otra vez, sí. Igual que en 2014. Y aunque para él no hay imposibles, tampoco es una buena señal. De repente, Cidade do Galo se transforma en un enorme diván.

Fuente: La Nación

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