Bill Hewlett y David Packard. Con todo en contra crearon una de las compañías más admiradas de la industria e inspiraron a miles de emprendedores

Se dice que los grandes proyectos suelen tener comienzos humildes. Es sin duda el caso de Hewlett-Packard. Aquella Hewlett-Packard, fundada en un garaje de Palo Alto, California, Estados Unidos, de la mano de dos estudiantes de Stanford, David Packard Bill Hewlett, que habían congeniado y habían contado también con el apoyo y la guía de Frederick Terman, decano de la Escuela de Ingeniería de esa universidad y padre del Silicon Valley.

El Silicon Valley tiene en realidad un número de padres, madres, tutores y encargados (incluida la propia Hewlett-Packard), pero Terman fue uno de los impulsores fundamentales de un fenómeno que, hace casi un siglo, estaba formulando el futuro en el que habitamos hoy. A propósito, Palo Alto es la misma ciudad donde en 1970 nacería el Xerox PARC, que nos daría desde las redes Ethernet y las interfaces gráficas (es decir, Windows y macOS) hasta la impresión láser.

Palo Alto, ciudad de la universidad de Stanford y meca tecnológica
Palo Alto, ciudad de la universidad de Stanford y meca tecnológicaShutterstock

Pero por entonces, en 1939, cuando David y Bill pusieron su emprendimiento en marcha, aún faltaba mucho para que el valle del silicio fuera el eje de la industria digital. Es más, todavía no había digitalización alguna. Todo era aun analógico, y la primera computadora de propósito general, ENIAC, que se terminaría de construir en 1945, usaba contadores decimales. En rigor, y como siempre, ENIAC tenía sus bemoles, pero lo cierto es que HP surgió mucho antes de que el silicio se convirtiera en sinónimo de poder de cómputo.

Sobre todo, el mundo era otro. Para empezar, Estados Unidos atravesaba la Gran Depresión, una debacle económica catastrófica que arrancó con el desmoronamiento de Wall Street en septiembre de 1929, contagió a casi todos los países del mundo y duró diez años. En medio de esa crisis, la peor y la más extensa que vio el siglo pasado, David y Bill se graduaron (en 1935), hicieron posgrados, consiguieron empleo y en 1937 empezaron a hablar seriamente de fundar una (como se diría hoy) startup. Pusieron manos a la obra en 1938, y en 1939, el año en el que la Gran Depresión llegaría a su fin y estallaría la Segunda Guerra Mundial en Europa, fundaron una compañía que todos los que tenemos alguna relación con esta industria supimos admirar y reverenciar. ¿Por qué? Bueno, por varios motivos, pero sobre todo porque la calidad de sus productos era excepcional.

Su influencia fue enorme en el valle. Una de las compañías más conocidas de la historia moderna, Apple, tuvo a sus dos fundadores directamente relacionados con HP (la llamaré así para abreviar, aunque esta denominación requiere una explicación; ya llega). Steve Jobs, a los 13 años, llamó por teléfono a Hewlett, que atendió personalmente, para pedirle componentes para un frecuencímetro que estaba fabricando; Bill le ofreció también una pasantía de verano. ¿Les suena?

Steve Wozniak y Steve Jobs intentaron venderle la Apple I a HP, pero no tuvieron éxito; no obstante, la compañía fue una inspiración para ambos (y la Apple I tenía componentes de HP)
Steve Wozniak y Steve Jobs intentaron venderle la Apple I a HP, pero no tuvieron éxito; no obstante, la compañía fue una inspiración para ambos (y la Apple I tenía componentes de HP)

Por su parte, Steve Wozniak era empleado de HP cuando Jobs le propuso iniciar su propio emprendimiento, vendiendo la Apple I (que Wozniak tenía planeado regalar). Hubo incluso varios intentos fallidos de vender este equipo (en la práctica, disruptivo, pero también sumamente rústico) a HP. De hecho, la primera Apple tenía componentes de HP. Y una cosita más: para fundar Apple, los dos jóvenes socios necesitaban capital. Así que Jobs vendió su combi Volkswagen y Wozniak, su calculadora HP-65. Cuando lo entrevisté, en 2015, esa calculadora fue una gran forma de romper el hielo, porque resulta que hice mis primeros palotes en programación en 1976 con una HP-65, y la coincidencia le pareció increíble a Wozniak, dado el tiempo que había pasado y las distancias que nos separaban (y además en 1976 se había fundado Apple). La HP-65 era una calculadora programable que, además, permitía guardar los programas en una tarjeta magnética; algo así como el bisabuelo del diskette. Conté su historia, aquí.

Oscilación y fantasía

Pero, insisto, HP tuvo un principio humilde. Hewlett y Packard (el orden en el que la marca muestra sus apellidos fue decidido tras lanzar una moneda al aire; o sea, nada que ver con el alfabeto) no empezaron vendiendo ni calculadoras ni computadoras ni software o servidores. Su primer producto fue un oscilador de audio. Y su primer cliente, Disney. Ambas cuestiones requieren, claro está, una explicación.

Un oscilador de audio es, como su nombre indica, algo que produce ondas de sonido. La cuerda de una guitarra es una oscilador de audio, lo mismo que la columna de aire en un saxo o el parche en un tambor. Ahora, como Bill y David habían estudiado ingeniería, y como la tecnología ya existía en 1939, decidieron construir un oscilador de audio electrónico. Esto es, un dispositivo capaz de producir sonidos en frecuencias que el operador puede controlar a voluntad. Hoy podés poner una app en el teléfono para hacer eso, pero por entonces la cosa era una verdadera novedad. Faltaban todavía 30 años para que el primer sintetizador que sentara sus pies masivamente en la escena musical, de la mano de Robert Moog; esos primeros sintetizadores usaban osciladores electrónicos cuyas salidas podían controlarse mediante un teclado y esculpirse mediante filtros, envolturas y osciladores de baja frecuencia.

Es la misma foto de apertura, pero aquí se puede apreciar el equipo que está a la izquierda de ambos, con una perilla grande en el medio y otras dos un poco mas chicas a cada lado. Ese es un HP-200A, el primer producto fabricado por la empresa
Es la misma foto de apertura, pero aquí se puede apreciar el equipo que está a la izquierda de ambos, con una perilla grande en el medio y otras dos un poco mas chicas a cada lado. Ese es un HP-200A, el primer producto fabricado por la empresaArchivo

Así pues, el primer producto de la que se convertiría en un gigante clave de la industria fue un oscilador electrónico, el HP-200A, capaz de producir de 35 a 35.000 Hz (o sea, bien dentro del rango auditivo humano), y gracias a un truco de ingeniería (que no viene al caso explicar) era particularmente preciso y, por añadidura, mucho más accesible que los de la competencia. En números, podía adquirirse por unos 110 dólares menos (unos 2500 de ahora), y andaba mucho mejor.

Por entonces, Disney estaba produciendo su largometraje Fantasía, que se iba a estrenar en 1940 y que devendría leyenda. Como se sabe, Fantasía eran dibujos animados, pero su corazón estaba en la música clásica. Así que, para hacer las cosas bien, Bud Hawkins, que estaba a cargo del sonido en Disney, necesitaba un oscilador confiable. Anoticiado del HP-200A, lo probó, quedó gratamente impresionado, y les compró a Bill y David ocho ejemplares. Ocho, sí. No ocho millones. Los números de seis ceros estaban muy lejos en el futuro todavía. Además, ¿a quién le vendés ocho millones de ejemplares de una caja gris con tres enormes, pero elegantes perillas negras, cuya única función es la de producir un sonido preciso?

Walt Disney muestra los bocetos de lo que se convertiría en Disneylandia. La foto es de 1955. En 1940 habían estrenado Fantasía, en cuya producción se empleó el primer producto de HP
Walt Disney muestra los bocetos de lo que se convertiría en Disneylandia. La foto es de 1955. En 1940 habían estrenado Fantasía, en cuya producción se empleó el primer producto de HPHulton Archive – Archive Photos

Con todo, ese año, Hewlett-Packard dio sus primeros frutos (o sea dólares): un poco más de 1500 de entonces o algo más de 33.000 dólares de ahora. Nada mal, considerando las actuales startups, que pueden consumir decenas de millones antes de dar ganancias. Hewlett y Packard estaban en camino, pero, como alguno habrá notado por las fechas, al otro lado del mar había estallado, el mismo año en que nació HP, una guerra que se volvería mundial. El 7 de diciembre de 1941, el ataque japonés a Pearl Harbor puso a Estados Unidos en el conflicto, y el resto es una historia bien conocida que cambiaría el escenario geopolítico planetario para siempre. Finalmente, y a costos demenciales, la locura mesiánica de un desquiciado que la había prometido al pueblo alemán un imperio de mil años terminó en 1945.

Durante la guerra, Packard fue relevado del reclutamiento, porque obviamente la compañía se puso a colaborar con el esfuerzo bélico, pero Hewlett debió servir en una unidad técnica de comunicaciones (la Signal Corps).

Pasada la pesadilla (era la segunda de ese siglo, y ambas habían estado profundamente relacionadas), Hewlett-Packard se convirtió en corporación en 1947, y hacia 1951 tenía (anoten) 215 empleados. Empezarían a cotizar en Bolsa en 1957. Habían pasado veinte años desde que ambos estudiantes se pusieron a evaluar la idea de crear su propia empresa.

Inspiradores

En esta industria, como en cualquier otra, hubo varias generaciones de compañías. En el Silicon Valley la primera generación fue la de los ingenieros y científicos. HP es un ejemplo; Fairchild e Intel son otros dos bien conocidos. Durante este período, tal vez por la naturaleza fundacional de sus primeros pasos, había una serie de principios que se planteaban seriamente, y no como meros banderines de marketing. Bill y David se propusieron no solo hacer dinero, sino también promover a sus empleados. Algo semejante pasaba todavía treinta años después, cuando en 1968 Robert Noyce y Gordon Moore fundaron Intel. Noyce apenas pudo procesar los primeros despidos a los que se vio obligada la compañía, y dicen que, luego de eso, el que había sido el gran motivador de Intel ya no volvió a ser el mismo. Murió muy joven, a los 62 años, de un ataque al corazón. La pertenencia a una compañía era algo concreto, al punto que cuando ocho ingenieros abandonaron Shockley Semiconductor en 1957 (sí, el mismo año en que HP sale a Bolsa) para fundar Fairchild, pasaron a la historia, como “los ocho traidores”. Hoy las empresas se hurtan personal sin el más mínimo escrúpulo.

Moore en los cuarteles generales de Intel en Santa Clara, junto a un retrato del desaparecido Robert Noyce
Moore en los cuarteles generales de Intel en Santa Clara, junto a un retrato del desaparecido Robert Noyce

La bisagra hacia la siguiente generación, en la que los ingenieros y los científicos perdieron parte de su poder, está posiblemente en Apple, fundada por un ingeniero (Wozniak) y Steve Jobs (que es inclasificable). Cuando la compañía estaba por salir a la Bolsa, Wozniak lanzó un programa interno para que los primeros empleados, los que habían puesto el hombro para llegar tan lejos, compraran anticipadamente acciones a precio muy bajo. Se dice que Wozniak hizo decenas de millonarios con esa movida. A Steve Jobs ni se le ocurrió pensar en su gente. El clima de la industria estaba empezando a cambiar.

William Redington Hewlett había nacido en Michigan en 1913. Su papá era médico, y para cuando Bill tenía que ir a la universidad, la familia recaló en la Escuela de Medicina de Stanford.

David Packard había nacido el año anterior, en Colorado. También asistió a Stanford, donde conoció a Bill, y el resto es la típica historia de garaje, que en este caso (como en el de Google, no así el de Apple) es real. Trabajó como subsecretario de defensa de Estados Unidos durante el gobierno de Nixon (entre 1969 y 1971) y fue el primer presidente de HP, cuando se convirtió en corporación en 1947. El rol de presidente y CEO de la compañía fue alternando entre Hewlett y Packard varias veces y por diferentes razones.

Packard nos dejó primero, en 1996, a los 72 años; en 2001, con 87, falleció Hewlett. Habían fundado una de las compañías más queridas de esta industria (aunque no sin sombras, como es de rigor), y lo habían hecho cuando la electrónica era vista como algo extravagante y sin mucho futuro. Al principio, la marca fue Hewlett-Packard, con las letras HP estilizadas en el medio.

Manual de programación de la HP-65; se puede ver el logo original de la compañía, ya levemente estilizado
Manual de programación de la HP-65; se puede ver el logo original de la compañía, ya levemente estilizado

Packard mandaría, previsor, a registrar el dominio hp.com en 1986, menos de tres años después del nacimiento de Internet. Sin embargo, los productos no usaban los apellidos en sus denominaciones de modelo, sino las iniciales. Es decir, HP. Desde su primer oscilador, el HP-200A, y al menos durante la etapa floreciente de la compañía, las dos letras eran omnipresentesEn 2014, Hewlett-Packard se dividió en dos. Una se dedicaría a productos empresariales y se llamaría Hewlett-Packard Enterprise, mientras que la vieja Hewlett-Packartd se convirtió en HP Inc. Ambas cotizan en Bolsa.

William Hewlett y David Packard, dos pioneros indiscutidos que crearon casi todo de la nada y en medio de las peores circunstancias posibles
William Hewlett y David Packard, dos pioneros indiscutidos que crearon casi todo de la nada y en medio de las peores circunstancias posibles

La HP de hoy no se parece en casi nada al humilde emprendimiento fundado por David y Bill en 1939. Sumando las dos subsidiarias, tienen casi 120.000 empleados y presencia en 170 países (entre ellos, la Argentina). El sueño de no solo hacer dinero, sino también apoyar y promover a sus empleados es cosa del pasado, como en el resto de la industria, a la que conozco por dentro y en la que, salvo en algunas startups, los ideales han dado paso al pragmatismo más cínico, las internas cortesanas y la burocracia desbocada; suele ser el talón de Aquiles de muchas organizaciones. Además, la dinámica personal es hoy muy diferente, y me temo que tanto David como Bill se sentirían apesadumbrados al ver lo que ocurrió con aquellos ideales.

Una HP-35, de 1972. En los '70, una calculadora de esta marca era un auténtico objeto del deseo, con un diseño y una terminación muy por encima de sus competidores
Una HP-35, de 1972. En los ’70, una calculadora de esta marca era un auténtico objeto del deseo, con un diseño y una terminación muy por encima de sus competidores

Pero eso es harina de otro costal. Hace 84 años, cuando todo el futuro estaba en el futuro, con una Guerra Mundial y en medio de la Gran Depresión, dos estudiantes de Stanford sentaron las bases de una compañía que sería inspiración para varias generaciones de emprendedores. No todos han hecho honor a estos dos gigantes, pero para algunos (como Jobs y Wozniak) fue una divisoria de aguas. Y nadie se esperaba que algo así de grande, valioso y duradero, y a la vez fabricado con cables y válvulas de vacío, apareciera tan tempranamente, en 1939.

Ariel Torres

Fuente: La Nación

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