Se cumple un año de la recuperación de identidad del nieto de Estela de Carlotto

En junio de 2014, el joven Ignacio Hurban mandó un mail a las Abuelas de Plaza de Mayo con su duda de identidad a cuestas. Pocas semanas después tocó la puerta de la sede de la institución porque sabía que los que consideraba sus padres biológicos no lo eran, y sospechaba que podía ser hijo de desaparecidos. Lo derivaron a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) que dirige Claudia Carlotto. Su sangre se cruzó con las muestras del Banco Nacional de Datos Genéticos y cuando estuvieron listos los resultados Hurban se enteró que sus padres verdaderos eran Laura Carlotto y Walmir Oscar Montoya, y él, el nieto 114 localizado. Desde entonces Guido recuperó su identidad y lleva los apellidos Montoya Carlotto.

“Encontramos a tu nieto”, le dijo la jueza María Servini de Cubría a Estela. Carlotto mostró toda su alegría: «… He encontrado lo que busqué y hoy estamos en familia con mis otros nietos y bisnietos. Que Laura, mi hija que fue asesinada, ahora estará diciendo: – mamá, ganaste una batalla larga. Es un premio para todos. Tengo a los 14 nietos conmigo. No quería morirme sin abrazarme».

«La silla vacía, los portarretratos van a tener su imagen. Es hermoso, es un artista y me buscó. El vino a Abuelas, fue recibido, fue a la Conadi y hoy me dicen que es mi nieto en un 99,999%”, concluyó una Carlotto emocionada luego de 36 años de una búsqueda incansable, dolorosa y esperanzada.

La otra abuela de Guido, Hortensia Ardura, consultada desde Santa Cruz, no contuvo las lágrimas de emoción: «Es igualito a su padre, no puede negar que sea hijo de mi hijo. Verlo a él fue ver a mi hijo, porque son un calco… Emociona saber que es nuestro», continuó, con esfuerzo esta mujer de 91 años.

Guido nació el 26 de junio de 1978 en el Hospital Militar y fue bautizado con el mismo nombre que su abuelo. Laura Carlotto fue asesinada el 25 de agosto de 1978 y nunca más se supo nada de su hijo, hasta el año pasado, cuando el joven se presentó voluntariamente en la sede de Abuelas ante la sospecha sobre su identidad.