Nueva sede del Banco Nacional de Datos Genéticos ya se encuentra en pleno funcionamiento

El Banco Nacional de Datos Genéticos funciona a pleno en su flamante sede y con nueva directora, la bióloga Mariana Herrera Piñero, en resguardo de material genético y muestras biológicas de 365 grupos familiares de personas secuestradas y desaparecidas en la última dictadura (1976-1983), para continuar la búsqueda que permitió hasta ahora la identificación de 118 nietos recuperados.

Si bien la responsabilidad con la que se trabaja ante «un caso de paternidad común que de lesa humanidad es la misma, no es lo mismo restituir un nieto: tiene otra connotación y ver la cara de Delia (Giovanola, abuela de Martín Ogando Montesano, nieto 118) es incomparable», contó Herrera respecto a la reciente restitución.

Las consultas llegan al Banco -que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología (Mincyt)- a través de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadis), dirigida por Claudia Carlotto, y de la Unidad especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado, por Pablo Parenti.

Seleccionada para el cargo en concurso público por un jurado nacional e internacional, Herrera y el resto del personal trabaja bajo confidencialidad, y las dos vías en que entregan los informes son a la Conadis o a un juzgado si está judicializado el caso, establecido así por la Ley 26.548 de 2009.

Ubicado en la Avenida Córdoba 831, el Banco había funcionado en el Hospital Durand desde su creación por impulso de las Abuelas de Plaza de Mayo en 1987, y si bien las técnicas y procesos son los mismos, el Mincyt hizo una gran inversión en equipos.

Las instalaciones ocupan tres pisos del edificio de Córdoba 831, con unos 470 metros cuadrados, e implicó el diseño de oficinas y laboratorios construidos bajo estrictas normas de seguridad.

Piñero es doctorada en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, y especialista en genética molecular y forense; el subdirector técnico del Banco, Walter Bozzo, es experto en bioquímica clínica y genética humana y forense de Exactas de la Universidad de La Plata.

El Banco -en el que trabajan 20 personas en la extracción de una muestra de sangre, almacenamiento y análisis de la información genética vinculada a la resolución de casos de lesa humanidad- trabajará además en completar árboles genealógicos de 18 familias para procurar más datos de linaje.

«Estamos muy contentos con que se hayan pasado desde el ámbito de la Ciudad siete profesionales muy calificados para la tarea, como el área de ADN Mitocondrial, que analiza el linaje materno, y la de Histocompatibilidad, una especialidad en sí misma», celebró.

La directora informó que el año próximo concluirán el desarrollo de un software nacional, «Genis», que superará al «Codice» usado por el FBI y conformará una red de búsqueda para familias que permita resolver con celeridad casos de chicos perdidos o personas en redes de trata.

Esta red de laboratorios forenses fue conformada por el Mincyt y el aportante para equipar los laboratorios en cada provincia fue el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

El Banco de Datos argentino asesora a laboratorios colombianos en la creación de base de datos genéticos para la búsqueda de familiares, así como el Equipo Argentino de Antropología Forense lo hace en el área de exhumación de restos en regiones campesinas afectadas por acciones militares o paramilitares.

Aun siendo «autárquico y autónomo, el Banco depende de un presupuesto (público)», advirtió Herrera.

La directora participó de la apertura del nodo París de la Red por el Derecho a la Identidad junto a Claudia Carlotto y Leonardo Fosatti Ortega, el nieto número 81 recuperado por Abuelas, para promover la presentación voluntaria a tomar una muestra de sangre, que luego se traslada al Banco vía Cancillería en unos papeles de filtro símil papel secante, que preservan la mancha.

«Leonardo decía que recuperando la identidad, le dio identidad a su hijo, porque la identidad se hereda y la sustitución de identidad se traslada a los hijos», contó Herrera.

«Se ha educado con el tema de derechos humanos y ahora campañas como las de PakaPaka interpelan a la generación de los hijos de los nietos, para acercarse al Banco y sacarse las dudas», reivindicó.

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