El juez de Garantías de Pilar, Nicolás Ceballos, dictó esta tarde la prisión preventiva del ejecutivo Fernando Farré por presuntamente haber asesinado el 21 de agosto a su esposa Claudia Schaefer a cuchillazos en el country Martindale de Pilar, informaron fuentes judiciales.
El magistrado consideró a Farré (52) responsable de un «homicidio doblemente calificado por el vínculo y por ser cometido en el contexto de violencia de género», tal como había pedido la fiscal Carolina Carballido.
Además, denegó el pedido de prisión domiciliaria solicitado por la defensa del imputado debido a que existe peligro de fuga y por la pena que enfrenta en caso de ser condenado: prisión perpetua.
Ceballos también tuvo en cuenta que un mes antes del crimen Farré, que fue gerente de empresas multinacionales de cosméticos, realizó depósitos en el exterior, lo que permite concluir que «en caso de recuperar la libertad podría darse a la fuga y utilizar dicho dinero para no estar a derecho».
En su resolución, a la que accedio Télam, el magistrado hizo lugar al planteo de la fiscal acerca de que si el imputado está en libertad podría influenciar en testigos y familiares, en virtud de «la violencia ejercida no sólo contra su mujer sino con el resto de las personas de su entorno».
También se valoró lo manifestado por el abogado que representa a los padres de la víctima, Jorge Sandro, quien coincidió con que Farré puede fugarse y recibir la pena máxima y advirtió: «Si Fernando Farre pone un pie en la calle, no lo vemos nunca más».
Sandro también alertó que en caso de recuperar la libertad, intentará influenciar en testigos y peritos y «hasta tal vez quiera acuchillarlos, como hizo con su esposa».
En la resolución, el juez resumió el hecho así: el victimario tomó dos cuchillas, se dirigió al vestidor de la casa y trabó la puerta del cuarto principal a fin de evitar el ingreso de terceras personas y con claras intenciones de quitarle la vida a su mujer.
«Efectuó varios cortes en el cuerpo de la víctima hasta degollarla y ese trágico evento se produjo en un claro contexto de violencia género», afirmó Ceballos.
El magistrado entendió que «la prueba colectada permite arribar a la probable conclusión de que el mentado Farré fue quien dio muerte a la víctima, con un grado de violencia tal, que escapa a la comprensión del hombre común sobre cómo se puede llegar a semejante cruel ataque contra una persona en absoluto estado de vulnerabilidad».
Schaefer fue asesinada el 21 de agosto por la mañana en el country Martindale de Pilar, cuando fue a retirar con dos valijas sus pertenencias de la casa que alquilaba el matrimonio, en el marco de un divorcio conflictivo y luego de que ella lo denunciara por violencia doméstica ante la Oficina de la Corte Suprema.
Cuando la mujer fue al dormitorio a recolectar su ropa, Farré cerró la puerta del vestidor con llave y allí la atacó con dos cuchillos que había tomado de la cocina.
Ni la madre de Farré, ni la abogada que acompañaba al ahora imputado, ni el abogado que había ido junto a la víctima, pudieron intervenir para impedir el asesinato.
Farré salió del vestidor, se sentó en un sillón y esperó allí la llegada de la Policía que lo dejó detuvo por el femicidio.
Cuando pidió la prisión preventiva, la fiscal se basó en la autopsia, que reveló que la víctima murió degollada y tenía 74 lesiones, para mencionar la brutalidad con la que Farré cometió el crimen.
Para argumentar el agravante del femicidio contemplado en el inciso 11 del artículo 80 del Código Penal, Carballido se basó en la gran cantidad de testimonios -la hermana, compañeros de trabajo, el portero, los abogados, las empleadas domésticas-, que acreditaron que la pareja atravesaba un divorcio conflictivo y que había antecedentes de violencia de género.
Si bien en el pedido de preventiva la fiscal no menciona la cuestión de fondo, fuentes judiciales indicaron a Télam que Carballido cree que Farré tenía planeado asesinar ese día a su esposa en base a la declaración de los dos abogados que presenciaron el crimen y declararon que no hubo discusión previa.
Pese a que se espera fecha para las pericias psicológicas y psiquiátricas, la fiscal está convencida de que Farré era consciente de sus actos y no actuó en estado de emoción violenta, como pretende probar la defensa.
El magistrado consideró a Farré (52) responsable de un «homicidio doblemente calificado por el vínculo y por ser cometido en el contexto de violencia de género», tal como había pedido la fiscal Carolina Carballido.
Además, denegó el pedido de prisión domiciliaria solicitado por la defensa del imputado debido a que existe peligro de fuga y por la pena que enfrenta en caso de ser condenado: prisión perpetua.
Ceballos también tuvo en cuenta que un mes antes del crimen Farré, que fue gerente de empresas multinacionales de cosméticos, realizó depósitos en el exterior, lo que permite concluir que «en caso de recuperar la libertad podría darse a la fuga y utilizar dicho dinero para no estar a derecho».
En su resolución, a la que accedio Télam, el magistrado hizo lugar al planteo de la fiscal acerca de que si el imputado está en libertad podría influenciar en testigos y familiares, en virtud de «la violencia ejercida no sólo contra su mujer sino con el resto de las personas de su entorno».
También se valoró lo manifestado por el abogado que representa a los padres de la víctima, Jorge Sandro, quien coincidió con que Farré puede fugarse y recibir la pena máxima y advirtió: «Si Fernando Farre pone un pie en la calle, no lo vemos nunca más».
Sandro también alertó que en caso de recuperar la libertad, intentará influenciar en testigos y peritos y «hasta tal vez quiera acuchillarlos, como hizo con su esposa».
En la resolución, el juez resumió el hecho así: el victimario tomó dos cuchillas, se dirigió al vestidor de la casa y trabó la puerta del cuarto principal a fin de evitar el ingreso de terceras personas y con claras intenciones de quitarle la vida a su mujer.
«Efectuó varios cortes en el cuerpo de la víctima hasta degollarla y ese trágico evento se produjo en un claro contexto de violencia género», afirmó Ceballos.
El magistrado entendió que «la prueba colectada permite arribar a la probable conclusión de que el mentado Farré fue quien dio muerte a la víctima, con un grado de violencia tal, que escapa a la comprensión del hombre común sobre cómo se puede llegar a semejante cruel ataque contra una persona en absoluto estado de vulnerabilidad».
Schaefer fue asesinada el 21 de agosto por la mañana en el country Martindale de Pilar, cuando fue a retirar con dos valijas sus pertenencias de la casa que alquilaba el matrimonio, en el marco de un divorcio conflictivo y luego de que ella lo denunciara por violencia doméstica ante la Oficina de la Corte Suprema.
Cuando la mujer fue al dormitorio a recolectar su ropa, Farré cerró la puerta del vestidor con llave y allí la atacó con dos cuchillos que había tomado de la cocina.
Ni la madre de Farré, ni la abogada que acompañaba al ahora imputado, ni el abogado que había ido junto a la víctima, pudieron intervenir para impedir el asesinato.
Farré salió del vestidor, se sentó en un sillón y esperó allí la llegada de la Policía que lo dejó detuvo por el femicidio.
Cuando pidió la prisión preventiva, la fiscal se basó en la autopsia, que reveló que la víctima murió degollada y tenía 74 lesiones, para mencionar la brutalidad con la que Farré cometió el crimen.
Para argumentar el agravante del femicidio contemplado en el inciso 11 del artículo 80 del Código Penal, Carballido se basó en la gran cantidad de testimonios -la hermana, compañeros de trabajo, el portero, los abogados, las empleadas domésticas-, que acreditaron que la pareja atravesaba un divorcio conflictivo y que había antecedentes de violencia de género.
Si bien en el pedido de preventiva la fiscal no menciona la cuestión de fondo, fuentes judiciales indicaron a Télam que Carballido cree que Farré tenía planeado asesinar ese día a su esposa en base a la declaración de los dos abogados que presenciaron el crimen y declararon que no hubo discusión previa.
Pese a que se espera fecha para las pericias psicológicas y psiquiátricas, la fiscal está convencida de que Farré era consciente de sus actos y no actuó en estado de emoción violenta, como pretende probar la defensa.
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