Con la fuerza de la calle, la oposición extrema su plan de lucha contra Maduro

SAN ANTONIO DEL TÁCHIRA, Venezuela.- Una agenda de lucha radicalizada que no tiene marcha atrás. Una inmensa movilización reforzó a los líderes de la oposición venezolana, pese al pequeño sismo provocado por el diálogo auspiciado por el Papa, a aumentar su presión contra el chavismo, tras la suspensión de la recolección de firmas para el referéndum revocatorio, programada inicialmente para ayer.

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Caracas fue el epicentro ayer de la Toma de Venezuela. Foto: AFP / Ronaldo Schemidt

«Éste es el inicio de una gran movilización, hasta que se retome el hilo constitucional y cese el golpe de Estado que le están dando al país», dijo el gobernador Henrique Capriles. Así resumió ayer el desafío que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) lanzó contra el gobierno de Nicolás Maduro, tras el contundente apoyo recibido por cientos de miles de personas que marcharon por buena parte del país.

«Para este viernes [por mañana] llamamos a la huelga general, todo el mundo a sus casas», adelantó Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD. Tan reforzada se siente la alianza multicolor que está decidida a romper viejos tabúes.

«Yo le digo al cobarde que está en Miraflores que el 3 de noviembre todo el pueblo venezolano se viene para Caracas porque vamos pa’Miraflores», clamó Capriles, en alusión a una nueva marcha convocada hacia el palacio presidencial. La «más grande movilización de la historia», recalcó más tarde el ex candidato presidencial.

Una marcha opositora a Miraflores degeneró en un baño de sangre (fueron asesinados nueve opositores, siete oficialistas, un fotógrafo y dos personas ajenas a los hechos), que a su vez precedió al golpe de Estado contra Hugo Chávez del 11 de abril de 2002. En 2013, tras denunciar irregularidades en las elecciones presidenciales, Capriles desconvocó otra marcha con parecido itinerario ante las amenazas gubernamentales, algo que le han reprochado de forma sistemática los más ortodoxos del antichavismo.

La agenda de lucha de la oposición se completa con una manifestación para hoy ante las puertas del Palacio Legislativo, donde la Asamblea, que se ha declarado en sesión permanente, proseguirá el juicio político contra el primer mandatario. Por último, también propiciarán el viaje a Washington de una comisión parlamentaria encabezada por Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea, donde exhortará a la Organización de los Estados Americanos (OEA) a imponer la Carta Democrática al gobierno revolucionario. «Vamos a declarar responsabilidad política y abandono del cargo y se lo vamos a comunicar a Maduro el 3 de noviembre», recalcó Allup.

«Lo que estamos viendo es la evolución natural de una oposición mayoritaria a la que el gobierno bloquea sus derechos constitucionales. No sólo es mayoría electoral, también representa el sentimiento nacional de cambio», dijo Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.

Maduro, acostumbrado a llevar la iniciativa con posiciones de fuerza tan habituales en la revolución, acudió ayer a la marcha chavista, que pretendía resguardar el Palacio de Miraflores, a buscar el aliento de sus seguidores en momentos tan difíciles. Frente a ellos, llamó a la «coexistencia, pero también a la lucha y al combate». «Que no se equivoquen con nosotros. A este Palacio no vendrá ni entrará la oligarquía», advirtió. El «hijo de Chávez» acusó a los líderes opositores de estar «borrachos de desesperación».

Las calles de Caracas y de al menos una veintena de ciudades confirmaron de nuevo el hastío de buena parte del país ante la deriva que sufre Venezuela. En la capital volvieron a desfilar ríos humanos, sin tanto caudal como los del 1° de septiembre, pero igual de contundentes.

El oficialismo, ya entrenado, repitió parecidos dispositivos para dificultar la protesta: cierre de vías y clausura de estaciones de subte. Los cálculos opositores más razonables giraban en torno al medio millón de personas, aunque los más atrevidos estiraban la cifra hasta el millón para igualarse con la marcha histórica del mes pasado.

La protesta masiva fue pacífica en Caracas. En el acuerdo alcanzado entre monseñor Emil Paul Tscherrig y los dos bandos se establecía la coordinación de las marchas para evitar enfrentamientos.

El pacto se cumplió en la capital, pero la indulgencia papal no llegó al resto del país. La mayor tensión se vivió en el estado fronterizo de Táchira, en Mérida (con más de una veintena de heridos) y en Cumaná, donde los manifestantes fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad, que contaron con la ayuda de los colectivos revolucionarios. Las habituales imágenes de connivencia entre policías, militares y radicales volvieron a indignar a los opositores. Incluso en San Cristóbal, la capital de Táchira, un grupo de manifestantes fue rechazado en las cercanías del Consejo Nacional Electoral, pese a la intervención de un grupo de mujeres.

La oposición y organismos de derechos humanos también denunciaron represión en Margarita, Barinas, Barquisimeto, Cojedes, Sucre y Maracay. En Maracaibo se registraron cuatro heridos de bala.

La nueva estrategia

Paro general

La oposición se endureció con nuevas medidas. Convocó para mañana a un paro general de 12 horas

Abandono del cargo

Se declarará el «abandono del cargo» por parte de Maduro, un recurso constitucional

Marcha a Miraflores

Además convocó a una nueva marcha el jueves que viene al Palacio de Miraflores, la sede presidencial, si no se activa el referéndum revocatorio.

Fuente: La Nación

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