Los motivos por los que las ministras se apartan de la comunicación elegida por Javier Milei

Las medidas anunciadas, los uniformes elegidos, la relación con la prensa, parecen representar dos gobiernos diferentes. Patricia Bullrich sigue siendo una dirigente “analógica”, que convoca a conferencias de prensa, tiene voceros predispuestos y una línea ministerial abierta para evacuar las dudas de periodistas. Parecería no entrar en la “cápsula” de Santiago Caputo, el hacedor de la comunicación de Javier Milei, que hace todo de manera virtual.

Antes de la llegada de Bullrich al mundo libertario, otras dos damas importantes en el proyecto del presidente de la Nación, la vicepresidenta Victoria Villaruel, y la canciller Diana Mondino, fueron las más activas mediáticamente, sin esquivar preguntas ni inmiscuirse en debates a través de las redes sociales. Eso no cambió.

La dama sufrió ser apartada por un momento por sus actitudes independientes

La vicepresidenta, quien llegó a sufrir el bullying del propio presidente por sus opiniones públicas, fue avasallada como nunca le sucedió a su antecesora Cristina Fernández de Kirchner la semana pasada al salir de la tormentosa sesión donde se eligieron las nuevas autoridades del Senado. Los periodistas casi se abalanzaban e incluyeron algunos ataques directos contra Villaruel mientras que a Cristina Fernández de Kirchner ni se atrevían a mirarla a los ojos.

La otra dama de peso en el Gabinete, la canciller Diana Mondino, también elige el método tradicional y no duda en pararse ante cada micrófono que se le cruza. Un allegado a la funcionaria alerta que “si no ve uno, lo sale a buscar”, inclusive participando de discusiones públicas en X casi como ninguna otra representante del Gobierno nacional.

Bullrich, Mondino y Villaruel son mujeres de carácter, que llegaron al Gabinete nacional luego de haber atravesado historias personales que las ubicaron en el lugar de reconocimiento público por sus posturas en los temas que hoy siguen gravitando en sus caminos hasta transformarlas en referentes en los temas sobre los que se ocuparon.

El presidente de la Nación recién hizo una declaración el viernes pasado, a través de su red social. Luis Caputo debió realizar su primer anuncio luego de grabar en dos oportunidades, mínimo, lo que luego se iba a conocer vía YouTube y Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano, también fue sin nadie a la vista para hacer repreguntas o formular alguna inquietud.

Un Gabinete con diferentes niveles de protagonismo mediático

También en la forma de presentarse parece que Bullrich tiene una impronta impropia a este Gobierno. La formalidad no la abandona, ni siquiera en una emergencia como lo sucedido en Bahía Blanca. Ni se le ocurrió vestirse de manera militar como lo hicieron el presidente y su ministro de Defensa, Luis Petri, ambos abrigados con una campera caqui. 

Sólo el vocero Manuel Adorni parece ser el funcionario de Milei autorizado a enfrentar a la prensa en conferencia de prensa. Hasta ahora, nadie más se animó a responder preguntas. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, sólo aceptó una entrevista formal con un periodista del diario La Nación. Caputo se explayó con sus medidas económicas en dos entrevistas puntuales con medios que no lo incomodaron. 

La primera semana de la gestión de Milei como presidente, gustoso de un “diálogo sin intermediarios” con la gente, empezó con un discurso en las escalinatas del Congreso, fuera del recinto legislativo, de espaldas a sus miembros, y continuó vía X, Instagram y YouTube. En Bahía Blanca solo respondió un par de preguntas.

Por eso el interrogante que surge es ¿hasta cuándo Bullrich podrá seguir distinguiéndose con su originalidad comunicativa y actitudinal?, utilizando un método por demás tradicional y con relación directa con los periodistas pero, también, delineando una agenda de la que el propio presidente no habla. Lo mismo cabe preguntarse por el futuro comunicacional de Mondino y Villaruel.

Quien también utiliza al periodismo como canal de comunicación es Guillermo Francos. El ministro del Interior aparece gustoso como transmisor de las novedades gubernamentales y no teme participar del debate oficial con respecto a la relación con los gobernadores o hasta brindar algún detalle económico, que en alguna oportunidad tuvo un desajuste con la realidad como cuando previó un valor del dólar oficial que no coincidió con el que luego anunció el responsable del área económica, Luis Caputo. Ese episodio motivó, quizás, que nunca más Francos hablara de temas relacionados con el área de Hacienda.

¿Podrá seguir funcionando en un mismo Gobierno tanta disparidad comunicacional y actitudinal? Nadie puede asegurarlo. La experiencia muestra que Milei prefirió tomar otro camino al que la tradición política le hubiera sugerido, al desechar una foto original de gestión con quienes le aportaron los votos para llegar al 55% tras el ballotage, Mauricio Macri y Juan Schiaretti porque, informaron, “hubiera dejado licuado su poder”.

Si esto es así, y todo indica que lo es, el futuro de las relaciones entre comunicadores expeditivos y los que se muestran mucho más cautos o “saltando a los intermediarios”, entrará en colisión. “No hay tal división… Simplemente a algunos le sale bien interactuar y a otros tienen miedo escénico”, comentó un relegado miembro del nuevo Gobierno.

El desorden comunicacional se asemeja al estado anarco libertario previo a la llegada de Milei al poder. La idea del jefe de Estado sería que todo fuera mucho más ordenado y “no salir a hablar para lucirse”. Según parece, el novato Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, no estuvo muy lúcido cuando ayer realizó un raid mediático e intentó explicar cómo se realizará el recorte de la “casta” que tiene a cargo.

En tanto, ni los periodistas ni la comunicación oficial conocen la voz y la opinión de quien quizás deba ordenar todo lo concerniente a la opinión pública. Nicolás Posse, el jefe de Gabinete de ministros, jamás habló en público mientras que Guillermo Ferraro, de Infraestructura, prefiere su perfil bajo tradicional, aunque la cartera que le toca administrar necesite, siempre, de la mayor información y claridad posible.

Fuente: Mendoza online

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