La OIT en Argentina dijo que hay que correr el telón del trabajo forzoso, verdadera esclavitud moderna

La Oficina de País para la Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que conduce el brasileño Pedro Furtado de Oliveira se pronunció por la necesidad de «correr el telón de la esclavitud moderna, el trabajo forzoso», para lo cual difundió la película argentina «El patrón: radiografía de un crimen», para explicar «su trasfondo».

En lí­nea con los objetivos del Protocolo sobre Trabajo Forzoso del organismo laboral, la película expone «la necesidad de erradicar sus causas profundas», e indicó que Joaquí­n Furriel y Sebastián Schindel se unieron a los artistas que respaldan la campaña «50 for Freedom» («50 por la Libertad») para enfrentar el problema.

La OIT eligió ese largometraje, dirigido por Schindel, como parte de esa campaña porque «se basa en una historia real y muestra las condiciones fí­sicas y psicológicas en la que están 21 millones de personas ví­ctimas de esa esclavitud moderna en el orbe», señaló.

La trama evidencia las respuestas al flagelo, que la ratificación del Protocolo 2014 respecto del Convenio sobre el Trabajo Forzoso puede proveer a través de «una actitud activa de los Estados».

Hermógenes, protagonizado por Furriel, encarna uno de los casos en los que las condiciones de vulnerabilidad social pueden derivar en la esclavitud laboral; nacido en Santiago del Estero, sin hogar ni educación, decide migrar a Buenos Aires para ofrecerle un futuro próspero a su mujer y, allí, un jefe lo explota hasta el último minuto de su tarea en aras de su avaricia, explicó la Oficina.

En ese sentido, el Protocolo sobre Trabajo Forzoso propuso lí­neas de acción para actuar en diversos planos: la prevención, la protección y la reparación, por lo que «se entiende a la estructura económica y social como una variable a contemplar cuando, además del rescate, la asistencia y la reinserción de las ví­ctimas, el objetivo es la erradicación de esa problemática».

Tanto la educación de las poblaciones vulnerables como el conocimiento de los empleadores sobre las cadenas de suministros locales y globales contribuyen a prevenir esos riesgos, afirmó.

En el film, Hermógenes está sometido a pésimas condiciones de trabajo y también atrapado en un laberinto psicológico diseñado por su patrón, en tanto para Schindel, director de la pelí­cula, en «el trabajo forzoso las cadenas no son fí­sicas sino psicológicas». Amenazas de deportación, falsas promesas, deudas imposibles de abonar y la retención o ausencia de documentos muchas veces integran los candados invisibles que cierran las pesadas cadenas de esa esclavitud moderna, puntualizó al explicar el film.

Otro aspecto destacado de la pelí­cula es el de las ganancias ilegales del trabajo forzoso, ya que por orden del patrón Hermógenes es obligado a integrar un negocio ilegal -reacondicionar carne podrida para venderla al público- si desea mantener el puesto de labor, explicó la Oficina de País.

Las ví­ctimas de trabajo forzoso son inducidas u obligadas a aceptar a través de engaños, abusos fí­sicos y psicológicos situaciones de explotación extrema y, en palabras de Hermógenes, «la explotación es la única salida», un destino infalible.

El informe de la OIT «Ganancias y Pobreza: Aspectos Económicos del Trabajo Forzoso», de 2014, estimó que las ganancias totales obtenidas por el trabajo forzoso en la economí­a privada a nivel global equivale a 150.000 millones de dólares anuales.

Para el actor argentino Furriel, interpretar el papel de Hermógenes significó comprender la multicausalidad de la esclavitud moderna y, en ese sentido, afirmó: «Viajé por toda la Argentina como mochilero y también por varios paí­ses de Asia; siempre hallé situaciones que me hací­an pensar y, gracias a la pelí­cula, su guión y su director, me adentré en un mundo que quedó allí plasmado y que unió años de sensaciones con el problema».

Además de rescatar a las ví­ctimas y sancionar a los victimarios, Furriel destacó la importancia de la concientización social. «Quienes tuvieron el privilegio de una educación formal, al encontrarse con historias como la de Hermógenes, pueden exigir y ayudar a vivir en un mundo donde todos tengan dignidad para gozar los mismos derechos. El trabajo forzoso debe desaparecer», dijo.

La trama del largometraje muestra la importancia del Estado para erradicar, prevenir y proteger a las ví­ctimas de trabajo forzoso. Como determinó el Protocolo, «la contención posterior de las víctimas requiere una polí­tica activa del Estado para garantizar que esa persona no caiga otra vez en una situación de explotación forzada. La protección frente a la posibilidad de ser sancionados por incurrir en prácticas ilí­citas en el proceso de esclavización y las garantí­as de acceso a acciones jurí­dicas de reparación y protección integran las obligaciones de los Estados firmantes».

A través de la campaña «50 for Freedom», la OIT promueve la ratificación del Protocolo sobre Trabajo Forzoso como un paso fundamental de los Estados para erradicar la esclavitud moderna. Así como el Protocolo tiene carácter vinculante para los Estados, las condiciones de vida de 3 de cada 1.000 habitantes del planeta vinculan a todas las sociedades del mundo con esa lucha.

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