La Cámpora ya imagina el día después de la elección: la inquietud por el rumbo económico y su “proyecto de país”

“Muchas veces los dirigentes se enamoran de los números de la macroeconomía pero se olvidan de la micro, del hombre y mujer común que andan yugando para salir adelante. A veces los números macro pueden ser buenos pero necesitamos que lleguen a nuestra gente”. El mensaje de Máximo Kirchner en el cierre de la campaña reveló uno de los principales desvelos de La Cámpora para el día después de la elección.

No importa cuál sea la performance electoral del domingo, el diagnóstico que circula en la “orga” kirchnerista es el mismo: que hace falta inyectar más plata en los bolsillos y que hay que ser más rápidos y efectivos en eso. Sin esperar a que “derrame”, como dijo el hijo de la vicepresidenta. Un colaborador que integra los equipos de La Cámpora en la provincia lo plantea así: “Las cuentas tienen que cerrar, pero con la gente adentro”. Y un funcionario camporista lo pone en estos términos: “No tener déficit si hay gente que se está cagando de hambre, es ofensivo para nuestra concepción económica”.

Detrás de esa preocupación anida una profunda crítica a parte del equipo económico del gabinete de Alberto Fernández. A Martín Guzmán, desde la discusión de las tarifas, le recuerdan constantemente que hay que debatir cómo se va a pagar la deuda cuando está muy cerca de cerrar con el FMI. Y la producción y el empleo, temas medulares de los desafíos que plantea el camporismo, hoy están en manos de dos ministros del riñón de Fernández a los que les dispensaron críticas subterráneas desde el día uno: Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni (Trabajo).

Cerca de Máximo Kirchner, sin embargo, rechazan que el jefe de la bancada oficialista haya usado el micrófono para enviar un mensaje hacia adentro. “Es una visión de cómo se debe ejercer, pero no es contra nadie del gabinete. Él no le habla al Gobierno en un acto de cierre de campaña porque habla todos los días de su vida con el Poder Ejecutivo”, aclaran.

Elecciones y el día después

Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Sergio Massa y Máximo Kirchner, en el acto de cierre de campaña en Tecnópolis
Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Sergio Massa y Máximo Kirchner, en el acto de cierre de campaña en Tecnópolis

La semana previa a las PASO ordenó como nunca a todas las tropas del Frente de Todos (FdT). Lo que venía siendo una campaña desordenada y con chispazos internos por los “goles en contra” (como el Olivosgate o el caso de la maestra de La Matanza) dio lugar a una polarización con Juntos por el Cambio y una consigna que los aglutinó a todos: “Ellos o nosotros”. En términos de spot publicitario: “Están en juego dos modelos de país”.

“La Cámpora sabe que su suerte está atada a la del FdT y que el partido es por puntos, hoy no están especulando. Hasta el domingo estaremos todos muy ordenados detrás de la polarización. Con la foto de las PASO habrá que reacomodar para sumar para noviembre. Y después de esa elección vendrán los debates internos para darle una vuelta de tuerca a la gestión”, pronosticó un funcionario.

El otro interrogante que habilitarán las elecciones estará vinculado a la dinámica de toma de decisiones. Fernández -que por ahora rechaza cambiar a su gabinete- lidiará con un kirchnerismo orgánico a la espera de cambios. “Siempre después de una elección de medio término hay cambios de gabinete, pero además acá coincide con el paso a la pospandemia”, advierten en el campamento kirchnerista.

Cargos versus proyecto de poder

Cuando se acerca la mitad del mandato de Alberto Fernández, en La Cámpora creen haber dejado atrás la etiqueta de la “voracidad por los cargos” que los acompañó en el último kirchnerismo. En la nueva etapa prefieren hablar de una construcción estratégica y a largo plazo. “No es una carrera de velocidad, es una carrera de resistencia. Vamos ganando respeto en la construcción que hacemos, construyendo lazos reales con distintos sectores. El nuestro es un proyecto real de poder y de país”, dijo a LA NACION un referente del espacio.

Si de un lado están los nombres que ubicaron en las listas para crecer en influencia territorial, hoy también apuestan a la construcción desde arriba, con Máximo Kirchner y otros cuadros como interlocutores de peso frente a distintos actores de poder. Allí se pueden inscribir la alianza estratégica del jefe de la bancada oficialista con Sergio Massa, su nuevo cargo en el PJ bonaerense o el inédito acercamiento que hizo días atrás con los caciques de la CGT. También el diálogo que viene nutriendo el ministro del Interior, “Wado” De Pedro, con el establishment empresario y con los gobernadores, por el cargo que ocupa. Los mandatarios provinciales peronistas y la CGT siempre se pensaron como las dos patas de sustentación política del Presidente. “Hoy juntarse con Máximo tiene un peso específico”, apunta un colaborador camporista.

Consultado sobre lo que está en juego en las urnas, un referente que tiene diálogo directo con el hijo de la vicepresidenta apuntó: “La Cámpora no se juega nada porque no vemos esta elección en términos de la orga. La vemos en términos de tener más diputados y senadores para avanzar con las leyes necesarias para consolidar un modelo de país”.

Máximo Kirchner durante el cierre de campaña del Frente de Todos en Bahía Blanca.
Máximo Kirchner durante el cierre de campaña del Frente de Todos en Bahía Blanca.Gentileza Prensa FDT

Aunque no se muestren como los padrinos del resultado electoral, las PASO comenzarán a definir la suerte de candidatos camporistas que podrían ampliar la influencia política y territorial de la organización. Para el Senado busca renovar Anabel Fernández Sagasti (Mendoza) y disputa un escaño María Luz Alonso (La Pampa). Y en la boleta de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, además de Vanesa Siley (que buscará renovar su banca), figuran la concejal de Chivilcoy, Constanza Alonso, y el concejal de Tandil Rogelio Iparraguirre, dos camporistas con lugares expectantes.

Para el Senado bonaerense, María Elena Defunchio busca renovar su banca por la cuarta sección electoral, mientras que en la quinta, el marplatense Pablo Obeid lidera la boleta de senadores y, en la séptima, el subsecretario de Minería de la provincia, Federico Aguilera, busca una hazaña para poder ingresar. Para la Cámara de Diputados provincial, el titular del bloque, Facundo Tignanelli -mano derecha de Máximo – va por su reelección por la tercera sección electoral, al igual que Mariana Larroque, hermana del “Cuervo”. La funcionaria de Quilmes, Berenice Latorre, está sexta en la nómina. Y en la sección capital, el concejal de La Plata camporista, Ariel Archanco, quedó primero en la nómina de precandidatos a diputados provinciales.

Por último están las conquistas de espacios en los concejos deliberantes locales. Allí pelean por un lugar, entre otros, José Lepere (Almirante Brown), Julián Álvarez (Lanús), Juan Debandi (Tres de Febrero) y Marisol Gallardo (Moreno).

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