Cristina Kirchner, entre el fastidio y la impaciencia, tras una semana horrible para el Gobierno

Termina una de las semanas más costosas en términos políticos para el Gobierno. Hubo fábricas de neumáticos tomadas, carpas piqueteras instaladas por días en la Avenida 9 de Julio, ataques mapuches en el Sur, datos alarmantes de pobreza y escuelas tomadas. Son sólo algunos de los datos negativos que se amontonaron en apenas cinco días y que muestran, sobre todo, la incapacidad que tiene la administración para resolver conflictos.

En ese contexto se inscriben los tuits cargados de impaciencia que publicó Cristina Kirchner. A casi un mes del atentado que pudo llevarse su vida, la vicepresidenta empieza a mostrar síntomas de inquietud. Atrás quedó la agenda judicial que la tuvo atrapada los últimos dos meses y que inició, el 1° de agosto, el fiscal Diego Luciani con su alegato.PUBLICIDAD

Conforme por la forma y el fondo de la defensa en la Causa Vialidad, la jefa del Frente de Todos se enfocó estos últimos días en la gestión, con el objetivo de tratar de revertir una suerte que, a priori, parece echada. Ese giro ocurrió justo en una semana donde abundaron las malas noticias y quedó expuesto un gobierno desarticulado y sin conducción. Por eso no es extraño que, en el cristinismo puro se ilusionen con que una victoria en primera vuelta de Luiz Inacio Lula Da Silva pueda reanimar un cuerpo político que late débil y poco.

Interlocutores que tuvieron diálogo con Cristina admiten que está atenta a lo que pueda pasar el domingo en los comicios de Brasil, donde van a competir el actual presidente de derecha -que tiene una posición activa, militante y pública contra el kirchnerismo- y el líder del PT. Con él, CFK no sólo comparte afinidad ideológica, sino haber pasado de ejercer el poder a estar sentados en el banquillo de los acusados. “Si gana Lula, vamos a estar contentos porque es uno de los nuestros. Pero la decisión sobre su futuro, incluso una candidatura, no va a depender sólo de eso”, interpretaban esta semana cerca de su entorno.

Massa, neumáticos e ingresosSergio Massa y Cristina Kirchner hablaron durante la semana.Sergio Massa y Cristina Kirchner hablaron durante la semana.

En el Frente de Todos hay consenso sobre el efecto estabilizador que tuvieron las medidas que puso en marcha Sergio Massa desde que asumió, tras el portazo sin red de Martín Guzmán y el fugaz paso por el Ministerio de Economía de “La Griega” Silvina Batakis. Estaban al borde del abismo y ese paso atrás implicó digerir una medicina amarga que jamás le hubieran aceptado al ex profesor de Columbia.

“Sergio está haciendo un buen trabajo”, admiten, sin hipérboles, voces calificadas del Frente de Todos. Pero al mismo tiempo señalan que esas medidas están encontrando sus límites. Después de la estabilización y de que se consiga tranquilizar el frente externo, creen que la batalla que se viene es mejorar la ecuación inflación/ingresos.

En este contexto se inscribe el tuit que Cristina publicó el miércoles, poco después de que se conocieran los malos resultados de los índices de pobreza y el aumento significativo de la indigencia. Esos datos que difundió el Indec son los que más preocupan a la vicepresidenta, admiten fuentes calificadas ante Infobae.

Si bien los tuits generaron preocupación en el oficialismo, fuentes con acceso a ambos dirigentes confirmaron a Infobae que hubo al menos dos comunicaciones entre ambos. En esos diálogos hablaron en concreto del anuncio que el ministro Massa hará hoy para financiar un refuerzo de ingresos para los más pobres. El esquema será explicado este viernes.

Se hará con parte de lo recaudado por el “dólar soja”, que logró incorporar para las reservas del Banco Central 7.000 millones de dólares, significativamente más que los US$ 5.000 millones previstos originalmente. “Hay buena sintonía”, aclararon fuentes calificadas, que confirmaron que las conversaciones se dieron antes y después de la presentación en Diputados del proyecto de Presupuesto.

En esa ocasión hubo una definición que llamó la atención, tanto en el oficialismo como en la oposición. Fue cuando Sergio Massa dijo que estaba dando “las últimas pisadas en mi vida política”, una frase que reiteró y que buscó, en realidad, despejar cualquier tipo de especulación sobre candidaturas o intenciones electorales.

Volviendo a los tuits de la vicepresidenta, el costo de vida y el impacto en el poder adquisitivo de los sectores más postergados es la urgencia anotada para los próximos días. Con una inflación del 6% de piso y sin techo, lo perentorio para CFK es aplicar una medida que recomponga de manera sensible e inmediata los ingresos que más retrocedieron. La caída del poder de compra de alimentos es subrayado en lápiz rojo en los cuadernos de los despachos que deciden en el Frente de Todos.

De todos modos, persiste la resistencia de la CGT a tolerar que se otorgue un bono para los trabajadores. Aducen que implica un debilitamiento para las negociaciones paritarias que se están llevando adelante, en general sin conflictos graves, en el Ministerio de Trabajo.

El conflicto con los neumáticos reavivó el fastidio en el kirchnerismo más duro sobre su titular, Claudio Moroni. Malestar con que se conozca que durante 40 reuniones, el Estado había sido incapaz de destrabar el conflicto. Recién después de que se metieron Massa, Pablo Moyano, los piqueteros y hasta el Pollo Sobrero, pudo haber un acuerdo.Alberto Fernández y su ministro de más confianza, Claudio Moroni. Alberto Fernández y su ministro de más confianza, Claudio Moroni.

Fue esta madrugada, cerca de las 5 y después de 14 horas de negociación. Se llegó a un acuerdo en un conflicto que había empezado hace cinco meses y que llegó a afectar a la industria automotriz, a las concesionarias y hasta a las gomerías de barrio.

“Con (Carlos) Tomada había negociaciones que se ponían duras. Ni los gremios ni las empresas querían retroceder. Ahí le tocaba jugar al Gobierno: ni los sindicatos se llevaban lo querían ni los empresarios pagaban lo que esperaban”, recordaba una de las fuentes consultadas.

La evocación del actual embajador en México y ex ministro de Trabajo de Néstor y Cristina Kirchner castiga a Moroni, un hombre al que Alberto Fernández definía como uno de sus colaboradores más eficaces: “Le llevás un problema y te trae cuatro soluciones”, lo elogiaba el Presidente. No es el único ministro asediado. El de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, está definiendo el regreso a su distrito, Hurlingham.

Tanto en la controversia por los neumáticos como en el drama del aumento de la inflación y la pobreza, advierten cerca de Cristina Kirchner: “Es gestión, gestión y más gestión. Estar encima de los temas, estudiar los problemas y aplicar medidas que los resuelvan. No hay misterios”. Se entiende: es lo contrario a procrastinar.

Lo judicialhttps://imasdk.googleapis.com/js/core/bridge3.535.0_es.html#goog_20578827380 seconds of 1 minute, 3 secondsVolume 0% El alegato final de Cristina Kirchner la semana pasada en la causa Vialidad

Cristina Kirchner puso esta semana el foco en la economía y la política, después de que la semana pasada, la defensa de sí misma que ejerció en la causa Vialidad cumplió el objetivo que se había impuesto: desarticular, según su mirada, la acusación de los fiscales Luciani y Sergio Mola, que pidieron 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua. Para el kirchnerismo duro -más allá de lo que establece el Código Penal- esa pena equivale a la proscripción.

El nudo de la presentación de CFK del viernes pasado, un interludio en la profusa argumentación de Alberto Beraldi, buscó derribar aspectos centrales de la acusación del Ministerio Público Fiscal: la fragilidad de la figura de la asociación ilícita y la inexistencia de una reunión entre la entonces presidenta y Lázaro Báez, el lucky player de la obra pública santacruceña. En ese encuentro, Luciani dijo que se consumó el operativo “limpien todo” para, supuestamente, borrar los rastros de la defraudación al Estado.

Sobre la asociación ilícita, la estrategia de la defensa de la vicepresidenta buscó poner en discusión los contornos de esa figura penal y la supuesta arbitrariedad en definir su conformación desde 2003 y no antes -Néstor Kirchner fue intendente de Río Gallegos y gobernador de Santa Cruz-; para operar en esa provincia patagónica y no en otras; y sólo para la obra pública y no en diversas áreas del gobierno.

Y sobre la reunión que no fue con Lázaro Báez, los defensores de la vicepresidenta consideraron que la demostración de que el 30 de noviembre de 2015 la entonces presidenta estaba en Bariloche y no en El Calafate debilitaría in totum la acusación.

La vicepresidenta, después de que el viernes ejerciera su derecho de defensa, publicó por sus redes vídeos y documentos para reforzar sus argumentos. “Cristina habló de pruebas concretas y dio argumentaciones jurídicas. También hizo consideraciones políticas, pero fue un mensaje dirigido más al expediente que a la militancia”, afirmaron en su entorno.https://imasdk.googleapis.com/js/core/bridge3.535.0_es.html#goog_20578827390 seconds of 1 minute, 14 secondsVolume 0% Un tramo clave del alegato del fiscal Luciani en la causa Vialidad.

Lo político

Además de las cuestiones económicas, que quedaron plasmadas en los tuits sobre la indigencia y la necesidad de limitar las ganancias de las empresas, la vicepresidenta no arrió las banderas del diálogo al que convocó rodeada de curas y monjas progresistas. Mantiene la idea de establecer acuerdos políticos que permitan destrabar dos temas que, considera, son centrales más allá de quien gobierne: la economía bimonetaria y la Corte Suprema.

Considera que la falta de dólares -que se sufre ahora con dramatismo- y la cabeza del Poder Judicial funcionando incompleta y atravesada por recelos e internas son obstáculos para la estabilidad económica y política que sólo pueden ser removidos por ese acuerdo al que quiso convocar, sin éxito, con el diálogo político.

En el kirchnerismo duro no descartan que en Diputados puedan encontrar interlocutores que compartan la idea de tener en un máximo tribunal con funcionamiento sólido y armónico. Es que después de la renuncia de Elena Highton, quedó integrado por cuatro miembros de alto perfil, que cuentan con intereses, ideas y orígenes contrapuestos.

Admiten sotto voce que es discutible el proyecto de ampliación aprobado en el Senado, que como en un mercado persa bajó de un plumazo a 10 de los 25 integrantes que contemplaba el primer borrador. Sin consenso para nombrar Procurador General ni a la sucesora de Highton, en el Frente de Todos creen que se abre una instancia de negociación para que una ampliación le dé al máximo tribunal un nuevo equilibrio.

Así como se bajó de 25 a 15 ¿se podría volver a los 7 con los que funcionó durante la presidencia de Néstor Kirchner? O los 9 de Carlos Menem. “El proyecto tenía meses y los tiempos políticos no siempre pueden manejarse. Para que se vote en el Senado se precisó el acuerdo de El Adolfo (Rodríguez Saá), habrá que esperar la oportunidad para debatirlo en Diputados”, explican las fuentes.

En alerta, desde la oposición plantean que el argumento de federalizar la Corte -con el que algunos gobernadores pretenden, en verdad, peronizarla- se diluye ante el sistema que idearon los constituyentes para la designación de los jueces: a todos los magistrados del Poder Judicial los eligen los senadores, que son los representantes en el Congreso de las provincias, no de la gente.

La grieta que ordena (y divide)

El debate de la ampliación de la Corte repitió para el kirchnerismo las mismas lógicas que rigen la política en general. Sin espacios para la negociación, cualquier diálogo quedó a tiro de ser declarado traición. Es una fractura que quedó más expuesta con la primera reacción -la prístina e intuitiva- del oficialismo ante el arma cargada de Fernando Sabag Montiel y la bala que no salió. Sin rectificaciones, sigue vigente la teoría inicial de que en realidad fueron los jueces, los opositores y los medios los que le pusieron la pistola en la mano ejecutora del atentado.

Con esa dinámica, imperan los halcones de uno y otro lado. Aunque se quejan en el kirchnerismo, los “francotiradores” que lanzan tuits, descalificaciones y también denuncias judiciales se mantienen en primera fila y corren los márgenes en los que se discuten todos los temas.

Ocurrió con el diálogo político, la ampliación de la Corte y ahora con la anulación de las PASO. Sobre esto último, la vicepresidenta guarda un silencio estratégico mientras los gobernadores hacen su juego. Ninguno de los últimos interlocutores que tuvo contacto con Cristina Kirchner encontró señales, por ahora, ni a favor ni en contra de un sistema electoral que impulsó el peronismo de Kirchner y podría sepultarlo el de Alberto Fernández. Postales del peronismo.

La jefa del oficialismo conoce la necesidad de los mandatarios: retrasar los comicios o, de mínima, separarlos de los nacionales. En las provincias más complicadas ya hubo ruidosos cambios electorales (o están en ciernes). En la lista se anota San Juan, de Sergio Uñac; Chubut, de Mariano Arcioni; Salta, de Gustavo Sáenz; o San Luis, de Alberto Rodríguez Saá; o Catamarca, la tierra de Raúl Jalil y los Saadi.

Como pasa con la Corte -donde bucean votos sigilosos u oportunas ausencias- el peronismo depende más del radicalismo, que del PRO, donde el liderazgo de Macri, angosta al extremo las posibilidades de un acuerdo. Es una apuesta difícil, para no decir imposible: en Juntos por el Cambio dependen para ordenar la interna de que se hagan las PASO, que tienen dos virtudes centrales: son obligatorias y las paga el Estado.

Para la vicepresidenta, de todos modos, las primarias tienen un valor gravitante: es una herramienta que modera a los díscolos, más por la amenaza de armar listas que dividan el voto que por lo que efectivamente terminan compitiendo. Con esa presión, el diseño de las listas en el ámbito nacional, provincial y municipal termina en una negociación donde los jefes territoriales se sientan a discutir más débiles. Vencer, para volver a ser el frente de la victoria.

Fuente: Infobae.com

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