Con la crisis como telón de fondo, Alberto Fernández se reunió en Olivos con el arzobispo García Cuerva

Este martes por la mañana, en la quinta de Olivos, el presidente Alberto Fernández recibió por primera vez al flamante arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, a quien el mandatario solo había visto el día de la toma de posesión de la sede eclesiástica, el 15 de julio pasado. Fernández recibió a García Cuerva junto al vicario general de la arquidiócesis, Gustavo Carrara, en el comedor de la residencia oficial, en un encuentro en el que también estuvo Guillermo Olivieri, secretario de Culto de la Nación. “Fue un encuentro para estrechar vínculos”, definió una fuente al tanto de lo sucedido.

Según pudo reconstruir LA NACION, García Cuerva agradeció al Presidente su asistencia a la ceremonia que lo ungió en el cargo en el que fue designado por el papa Francisco. También que el mandatario haya ingresado ese mismo día a la catedral para saludar al antecesor de García Cuerva, Mario Poli, junto al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y Oliveri.

Si bien no se habló puntualmente sobre la posible visita del Papa a la Argentina el año próximo, el tema sí sobrevoló en la conversación. El probable viaje del pontífice a su país natal podría definirse eventualmente después de octubre o noviembre, una vez que estén elegidas las nuevas autoridades, porque una visita papal demanda meses y nunca se comienza a preparar mientras hay un cambio de gobierno, explicaron fuentes del área.

Respecto de la grave situación económica y social, hubo conversaciones, admitieron las fuentes consultadas, pero no puntualmente sobre los alcances de la crisis, sino sobre cómo se trabaja la situación conjuntamente. La iglesia tiene en sus actividades pastorales para atender la emergencia social, no solo el trabajo de los curas villeros en los barrios populares, sino también los emprendimientos de los Hogares de Cristo -impulsados por los sacerdotes de las villas, y la asistencia de promoción social de Caritas, a través de los cuales prestan un invaluable trabajo social. “La iglesia tiene un termómetro social muy cotidiano y ayuda a que los planes y alimentos lleguen a tiempo. Hay que seguir haciéndolo porque la situación sigue siendo grave”, definieron fuentes al tanto de lo conversado. “Se habló, también, acerca de cómo seguir trabajando en conjunto, aunque no se tocó la problemática como tema central”, completaron.

El encuentro se extendió por casi una hora y media, en medio de un desayuno sobrio, con medialunas y café, en un clima ameno e informal, en el que no se tomaron imágenes. Fernández y Carrara, según pudo saber LA NACION, ya se conocían e, incluso, el propio mandatario lo visitó en su casa en una oportunidad previa.

Monseñor García Cuerva, en su visita al santuario de San Vayetano, donde alertó sobre la inflación y la pobreza
Monseñor García Cuerva, en su visita al santuario de San Vayetano, donde alertó sobre la inflación y la pobreza

Un obispo dedicado a los sectores vulnerables

Designado por Francisco en un nombramiento sorpresivo, García Cuerva tomó posesión de la arquidiócesis de Buenos Aires el 15 de julio pasado, en la misa a la que asistió el presidente Fernández.

Hace unos días, en una misa que celebró en la plaza Constitución, el arzobispo advirtió sobre “algunos mensajes que asustan”, tras el resultado de las PASO, y expresó su deseo de que “los derechos sociales sean cada vez más”.

García Cuerva, que tiene 55 años y sucedió al cardenal Mario Poli, concurrió a la reunión con el Presidente acompañado por el obispos auxiliar Carrara, a quien designó vicario general de la arquidiócesis. Carrrara también tiene una vasta presencia en barrios de alta vulnerabilidad social. En los últimos años se desempeñó como vicario episcopal para la Pastoral de Villas, un área sensible para la nueva conducción del arzobispado.

Al asumir en la arquidiócesis porteña, García Cuerva llamó a evitar la profundización de la grieta, que él prefiere llamar “herida, porque duele y sangra en las entrañas del pueblo”. Y pidió especialmente “trabajar para que haya un lugar para todos”.

“Cuenten conmigo para lograr una presencia inteligente del Estado en favor de los sectores más vulnerables y excluidos”, dijo a la dirigencia política en su homilía. Semanas después, advirtió sobre el impacto de la inflación y la pobreza, al presidir las celebraciones de San Cayetano.

El arzobispo porteño desplegó una rica fecunda pastoral en poblaciones vulnerables. Formado en la diócesis de San Isidro, permaneció muchos años en la Villa La Cava y en barrios populares de la zona de El Talar. Fue obispo auxiliar de Lomas de Zamora y, luego, obispo de Río Gallegos.

Mariano De VediaCecilia Devanna

Fuente: La Nación

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