Sindicalistas millonarios, trabajadores empobrecidos

Expertos acomodaticios frente a los vaivenes políticos, socios activos del desaguisado económico y social y cada vez más alejados de las verdaderas necesidades de los trabajadores a quienes dicen representar, los jerarcas sindicales no tienen nada que envidiar a los señores feudales que gobiernan por años provincias hambreadas por su propia ineptitud y corrupción. Unos y otros persiguen el mismo objetivo: acumular poder y dinero en su exclusivo beneficio.

Enriquecerse a costa de sus representados es la regla. Muchos ni siquiera pueden justificar de dónde provienen sus enormes fortunas o apelan a eufemismos como herencias indemostrables, inversiones supuestamente exitosas y hasta golpes de suerte. Siempre inimputables por la cobertura que les garantizan dirigentes de manejos tan espurios como los de ellos, dominan la escena sindical desde hace décadas y repelen cualquier proyecto destinado a transparentar su actividad y limitar las reelecciones indefinidas. En ocasiones, recurren a aprietes, copamientos e interrupciones de servicios, transformando en rehenes a todos los usuarios

Son amos y señores. Muchos de ellos, vitalicios en sus cargos. Es el caso, entre otros, de Luis Barrionuevo, quien en 1979 fue nombrado delegado normalizador del gremio gastronómico, del que más tarde fue elegido secretario general, o de Amadeo Genta, quien hace ya cuatro décadas que comanda a los trabajadores del Estado porteño (Sutecba).

Rodolfo Daer acumula 38 años como secretario general del gremio de la alimentación. Armando Cavalieri (comercio) y José Luis Lingeri (obras sanitarias) dominan sus gremios desde hace 37 años, al igual que lo hicieron Guillermo Pereyra (Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa) hasta su retiro en 2021, y Carlos West Ocampo (Federación de Trabajadores de Sanidad), quien dejó el cargo el último año. Un escalón más abajo, con 36 años, “viene reinando” Hugo Moyano, quien ocupa el puesto máximo de los camioneros y van 33 de Gerardo Martínez en la construcción. También 33 contabilizan Andrés Rodríguez (personal civil de la Nación) y Julio Piumato (judiciales). Edgardo Llano, líder de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) fue reelegido consecutivamente hasta sumar 19 años al frente de ese sector, en otra muestra de falsas democracias sindicales con juntas electorales adictas y comicios amañados.

Es hora de que los sindicalistas empiecen a privilegiar el interés general de sus representados por sobre los suyos personales, comprendiendo el valor de la rendición de cuentas (no debemos olvidar que manejan millonarias sumas de dinero público) y de la alternancia en los cargos. Resulta aberrante seguir asistiendo a la triste realidad de dirigentes gremiales cada vez más poderosos y millonarios junto a pauperizados trabajadores con cada vez menos libertades y derechos.

Fuente: La Nación

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