Semana Azul, cambiar la mirada sobre el autismo

Generar conciencia sobre las diferencias es el primer paso hacia su reconocimiento y aceptación. El 27 del mes último arrancó una valiosa iniciativa que propuso #hablemosdeautismo en el marco de la llamada Semana Azul. Cerró precisamente el martes pasado, Día Mundial de Concientización sobre el Autismo. Azul como el mar, a veces calmo y a veces revuelto, explican. A lo largo de esos días, elegidos especialmente en el calendario por ser feriados, más relajados, se buscó llamar la atención y abrir conversaciones sobre este síndrome con manifestaciones distintas, que no es una enfermedad y que, aun cuando el último censo omitió identificar capacidades diferentes de la población, se calcula que afectaría a casi un millón de personas en el país.

Hace algo más de un mes, diez voluntarios comprometidos y conectados iniciaron la cruzada. Terminaron involucrando a más de 1500 personas y a 400 entidades, ONG, empresas y gobiernos, en muchos casos de manera pro bono, aunaron esfuerzos para sensibilizar en torno del Trastorno del Espectro Autista (TEA), una condición que afecta a uno de cada 36 niños. Desde 2000, la prevalencia experimentó un crecimiento del 317%; para entonces solo había un caso cada 150 niños. El origen de esta condición obedece a múltiples factores biopsicosociales y biológicos. Mientras algunas investigaciones apuntan hacia lo genético, otras conducen a desórdenes metabólicos. Los especialistas recomiendan enfáticamente que ningún niño sea expuesto a pantallas antes de los dos años, preferentemente no antes de los seis, dando más lugar al juego, la plaza o el club.

Las afecciones con TEA se relacionan con el desarrollo del cerebro, en particular con la manera en que una persona percibe, se comunica o socializa. El diagnóstico es vital, como también ayudar a las familias en la búsqueda de respuestas

Las afecciones con TEA se relacionan con el desarrollo del cerebro, en particular con la manera en la que una persona percibe y se comunica o socializa con otras. Estas familias enfrentan particulares desafíos a partir de las dificultades para conseguir un diagnóstico dentro del amplio espectro de la neurodiversidad. Seguidamente, deberán superar numerosas incertidumbres y dificultades ligadas al estigma social que se asocia a las diferencias y a las dificultades que plantean los tratamientos. “Todas las personas tienen una fortaleza, sea cual fuere su condición, descubrirla y fortalecerla tiene que ser el objetivo de las familias” afirma un papá. Las personas con autismo pueden aprender tempranamente si los adultos logran comprender el perfil de aprendizaje sensorial, afectivo y motriz de cada bebé o niño. Difundir estas cuestiones permite que hoy haya también adultos que se reconozcan autistas. Desde una multiplataforma digital y a través de las redes se potenciaron actividades y se abrió la posibilidad para quien quisiera subir sus propuestas e iniciativas, generando mayor participación y repercusión. No solo el Obelisco se iluminó de azul, también otros edificios históricos y emblemáticos, empresas participantes cambiaron el color de sus logos, hubo actos simbólicos en estadios de fútbol, bicicleteadas, maratones, manifestaciones, capacitaciones, un recital de una banda liderada por un joven con autismo, más de 1100 eventos en la semana que, en ningún caso, involucraron dinero.

Mejorar la vida de quienes padecen autismo es tan posible como necesario. Urge derribar mitos y trocar estigma por comprensión, tolerancia y predisposición a colaborar

Como sociedad, debemos transformar nuestros espacios en sitios más empáticos e inclusivos que faciliten la convivencia con quienes tienen esta condición de marcada hipersensibilidad. No se trata solo de suprimir la pirotecnia de fin de año que tanto los altera. Supermercados, shoppings, espacios de espectáculos y deportivos ya trabajan en esta dirección con resultados concretos. Reducir iluminación y ruidos, generando entornos más amables, capacitando a equipos en neurodivergencia es tan importante como promover que la inclusión laboral y educativa para estas personas sean realidades.

Mejorar la vida de quienes padecen trastornos del espectro autista es tan posible como necesario. Hay que seguir generando conciencia, derribando mitos y motivos de estigmatización para que conceptos como inclusión e integración sean superados por el reconocimiento del valor de la convivencia.

Fuente: La Nación

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