Pobreza, la realidad desnuda

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Quienes confeccionan y analizan estadísticas afirman con ironía que estas pueden asimilarse a un traje de baño: muestran lo que se quiere y suelen esconder lo más interesante.

Cuando una medición refleja algo tan grosero que no hay forma de disimularlo o disfrazarlo, la creatividad de algunos se agudiza. Tal parece ser el caso del gobernador peronista de La Pampa, Sergio Ziliotto, otro distrito poco favorecido por el último índice de marzo del Indec, que registró una pobreza del 36,5%, algo por debajo del tan doloroso como escandaloso promedio nacional del 39,2%.

Claramente disconforme con cualquier fotografía de la realidad provincial que pudiera reflejar el fracaso de la gestión nacional tanto como de la propia, Ziliotto había ordenado realizar unas 1000 entrevistas en el conglomerado Santa Rosa-Toy, el mismo en el que el Indec administra la Encuesta Permanente de Hogares con la que construye el índice. Al frente de un Estado provincial escaso de recursos, como tantos otros, duplicó la tarea ya realizada por el organismo dependiente del Ministerio de Economía de la Nación con el único fin de mejorar su imagen.

No fue en vano. Los datos recopilados y organizados detrás de un escritorio, sumados a los de programas nacionales y provinciales, no modificaron las condiciones de vida de los abatidos pampeanos, pero sirvieron para dar nacimiento al flamante “Índice de Vulnerabilidad Social” que mejoró en los papeles lo que el ineficiente gobernador no pudo optimizar en la realidad.

La primera medición autóctona fue todo un éxito: la pobreza cayó del 36,5% reportado al 15,1% y la indigencia pasó del 13,2% al 3,7%. El ministro de Desarrollo Social provincial, Diego Álvarez, afirmó que “de ninguna manera este estudio pretende desvirtuar las cifras del Indec”. ¿Qué pretendía, entonces?

En abril de 2022, mediante un decreto, el Refuerzo Alimentario Focalizado Extraordinario (RAFE) debutaba en La Pampa: otro ejemplo de creatividad para nominar formas de asistencialismo en lugar de apuntar a resolver los problemas de fondo. Alcanzó a más de 10.000 familias pampeanas y el gobierno provincial pretendió justificar que su medición se dirigió a registrar el impacto de este programa alimentario como ingreso extra para sectores vulnerables, construyendo la hipótesis de que el Indec no estaría contabilizando estas ayudas.

Si no te gustan mis estadísticas, tengo otras, parece ser la moraleja que parafrasea la cita que se atribuye a Groucho Marx. La realidad no se dibuja. Solo confirma que la mayoría de los funcionarios están pintados a la hora de gestionar con eficiencia y sensibilidad las mejoras que demandan sus votantes.

Fuente: La Nación

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