Manotazos de populismo electoral

El sorpresivo anuncio del ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, de que, desde octubre, se eximirá del impuesto a las ganancias a los asalariados que perciban menos de 1.770.000 pesos, equivalentes a 15 salarios mínimos, podrá llevar cierto alivio a algunos trabajadores. Pero la alegría durará muy poco si esta decisión es, como tantas otras medidas demagógicas del actual gobierno nacional, financiada con más y más emisión monetaria, y fuera del marco de una reforma tributaria seria e integral como la que reclama la grave crisis argentina.

Cabe preguntarse por qué este alivio fiscal que beneficiaría a unos 600.000 asalariados no fue instrumentado bastante antes si, como se afirma en el Ministerio de Economía, el costo fiscal será mínimo y se compensará con una mayor recaudación, producto de un mayor consumo. ¿Cuál será la razón por la cual no resultaba factible adoptar esta modificación un año atrás, cuando Massa llegó al Palacio de Hacienda, y sí ahora, en el peor momento que atraviesan las cuentas fiscales?

Del mismo modo, podemos preguntarnos por qué una medida parecida, promovida en 2019 por el entonces presidente Mauricio Macri, tendiente a disminuir Ganancias y el IVA en determinados productos de la canasta familiar, fue duramente rechazada en esa oportunidad por el kirchnerismo, al tiempo que los gobernadores del peronismo acudieron en protesta ante la Justicia, ya que la recaudación de ambos tributos es coparticipable.

Si alcanzar la meta de déficit fiscal ya era complejo, con el nuevo “plan platita” se tornará aún más difícil

La única respuesta es la desesperación electoralista, que deriva en manotazos de populismo por parte de un ministro-candidato que pugna por alcanzar el ballottage en los comicios del 22 de octubre.

Algunas de esas medidas apuntan claramente a obtener un rédito electoral. Otras, a asegurarle a la coalición oficialista espacios de poder en el aparato estatal para el caso de que el gobierno cambie de manos en diciembre; tal es el caso de los numerosos pases a planta permanente de militantes rentados contratados por el Estado; las prórrogas de concesiones que benefician a amigos del poder, y las compras directas con sobreprecios por parte de organismos y empresas estatales.

Tras recibir el desembolso de 7500 millones de dólares del FMI y comprometerse a cumplir la meta de déficit fiscal anual del 1,9% del PBI con el organismo financiero internacional, Massa lanzó un paquete de 730.000 millones de pesos (0,4% del PBI) para atenuar el impacto de la devaluación y la inflación sobre los ingresos. Se amplió el presupuesto de este año, sumando un gasto extra de 7,6 billones de pesos, al tiempo que fueron aumentadas las partidas del programa Potenciar Trabajo y de la Tarjeta Alimentar, que son gerenciadas principalmente por organizaciones como el Movimiento Evita y La Cámpora. Y también se dispuso la asignación de una suma fija de 60.000 pesos para trabajadores del sector privado y empleados públicos que cobren hasta 400.000 pesos por mes, pagadera en dos cuotas, y un diferimiento por seis meses del pago del componente impositivo que beneficiará a monotributistas de las categorías A, B, C y D, entre otras medidas.

El mayor desequilibrio fiscal y la necesidad de financiar al Tesoro le pondrán más presión a la emisión monetaria

Como parte del plan electoral, solo en agosto se incrementaron las transferencias discrecionales del Estado nacional a las provincias en un 22% interanual en términos reales. Como no podía ser de otra manera, fue el distrito bonaerense, donde el kirchnerismo apuesta a la reelección del gobernador Axel Kicillof, el mayor beneficiado: recibió una mejora real del 55,5% en el mismo período.

Si alcanzar la meta de déficit fiscal ya era complejo, con el nuevo “plan platita” se tornará aún más difícil. Es innegable que el mayor desequilibrio fiscal esperado y la necesidad de financiar al Tesoro Nacional le pondrán más presión a la emisión monetaria, sembrando dudas sobre cuánto más podría crecer el ya de por sí altísimo nivel de inflación al que nos ha llevado la irresponsable política económica de un gobierno que parece haber sido concesionado a un funcionario que se mueve en un 99% como candidato y apenas un 1% como ministro de Economía.

Fuente: La Nación

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