Lucila Castro: una implacable defensora del uso preciso de la lengua española

Fue una defensora implacable del uso correcto del idioma y un puente de comunicación entre LA NACION y sus lectores. Lucila Castro, que falleció ayer, a los 73 años, ejerció su vocación docente en todos los ámbitos en los que actuó.

Profesora en Letras, con orientación en lenguas y literatura clásicas, se formó en la Universidad de Buenos Aires. Lejos de defender posiciones estáticas en el empleo de la lengua española, estaba abierta a la incorporación de nuevos vocablos y expresiones sin perder rigor en el buen uso del idioma. Cuando, por ejemplo, la Real Academia Española promovió la supresión de tildes y la eliminación de las letras «ch» y «ll», consideró que no se trataba de cambios en la lengua, sino de simples modificaciones de ortografía.

Había nacido en Buenos Aires en 1943. Luego de trabajar en el diario La Opinión y en otros medios, se incorporó a LA NACION en 1977, como colaboradora en la revista dominical y, luego, en el suplemento Cultura. Fue subeditora de la página de Opinión y en 2004, tras la muerte de Octavio Hornos Paz, tomó a su cargo la columna «Diálogo semanal con los lectores», espacio que, como los informes que presentaba en las reuniones de editores para señalar errores idiomáticos, constituía un ateneo de formación para muchos periodistas. Esa columna fue premiada por la Academia Argentina de Letras por «la defensa de la corrección y la claridad de nuestra lengua».

Profesora de Latín y Griego en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se desempeñó como investigadora del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas, centro muy reconocido de esa casa de estudios. Ejerció la docencia en todos los niveles de enseñanza e integró el equipo de lexicógrafos que redactó el Diccionario Kapelusz de la Lengua Española. Disfrutaba de los libros, los juegos de lógica y de los animales.

Su inteligencia le permitía combinar el humor y la ironía más fina. En cierta ocasión, al atender la queja de un lector por un error, publicó cómo debía escribirse el término y añadió: «Parece que los periodistas ahora se han dado por enterados».

Fuente: La Nación  Lucila Castro

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