Delirios de Estado paternalista

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En reiteradas ocasiones nos hemos referido a una dependencia oficial cuya creación ha servido mayormente para seguir engordando el gasto estatal, convirtiéndose en otra vergonzosa billetera para los amigos. El Ministerio de las Mujeres, Diversidad y Género, que desde su constitución, en 2019, emplea a más de mil personas, es claro ejemplo de la irracionalidad en la asignación de los recursos de todos los contribuyentes.

Puesto a justificar su existencia, el organismo propone, desarrolla y avala cuestionables programas. Su presupuesto aumentó un 188% respecto del año anterior, afirma el diputado provincial Nahuel Sotelo, del bloque Avanza Libertad. “Acá se van millones y millones de pesos en programas como Construir Igualdad, Masculinidades para la Igualdad y Una Provincia Todos los Colores”, agregó. Con razón, se cuestiona cuál es la jerarquía que se asigna a las necesidades, en un país con alarmantes tasas de pobreza e indigencia, para distribuir los fondos públicos.

El gobernador Axel Kicillof desempolvó viejas prácticas. En 2021, había lanzado el programa Desendeudadas, destinado a mujeres bonaerenses mientras las alentaba “a mantener bien alta la bandera de conquistas”. Hablaba también por entonces de que ese programa constituía “un instrumento de transformación y creación”. El tiempo transcurrido no parece haberle dado la razón, toda vez que, en 2023, debe recurrir, una vez más, al mismo instrumento. Anunció así, en enero pasado, la creación por decreto de un fondo fiduciario para “compra de deuda” a mujeres con domicilio real en la provincia que se encuentren en dificultades para afrontar los compromisos de pago asumidos con entidades crediticias registradas en el Banco Central. Como corresponde a los procederes oficiales, los dineros saldrán de las rentas generales bonaerenses y de aportes del Tesoro Nacional.

Kicillof es de los que aún creen que la inflación argentina es parte de un escenario global. “Hay una situación compleja en parte agravada y potenciada por una cuestión mundial que no termina de resolverse, después de la pandemia y cuando todos pensaban que se venía una paz, y lo que ha venido es una guerra que generó un proceso inflacionario mundial”. Claramente no estaría en condiciones de explicar los bajos índices de países vecinos como Brasil y Uruguay, pero responde al discurso unificado con el fin de deslindar responsabilidades y, mientras tanto, sigue gastando.

Mientras la oposición reclama a Massa que recupere urgentemente el superávit fiscal y cuestiona el aumento de la deuda en pesos, el BCRA continúa endeudándose y duplicando cada seis meses la base monetaria al emitir para cubrir intereses. El economista y diputado nacional Luciano Laspina advirtió sobre una “expansión histórica de la deuda del Tesoro, que llega a un equivalente de 83.000 millones de dólares”, y cuestionó a Massa porque considera que no se han hecho ajustes estructurales, sino solo postergaciones de pagos.

El Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad justificó el programa que busca “favorecer la autonomía económica de las mujeres jefas de hogar en situación de vulnerabilidad que se encuentran endeudadas”, aunque el decreto no precise, entre otras cuestiones, qué se entiende por “vulnerabilidad”. Acotar la preocupación exclusivamente a la llamada feminización de la pobreza podrá servir para justificar el trabajo de un ministerio, pero no podrá ocultar que la ausencia de políticas de ajuste de gastos, inversión y desarrollo que promuevan la creación de empleo genuino afecta al conjunto de la población. Ese Estado en falta es el que sigue hipotecando el futuro de los hombres y las mujeres que habitamos este suelo.

Los planes de pago contemplan una irrisoria tasa nominal anual del 9%, a pagarse en 60 meses (cinco años). El fondo tendrá una duración de diez años y se ha previsto incluso que sea renovable. Lejos de apuntar a resolver los problemas, nuevamente vemos cómo un gobierno irresponsable alarga la mecha con fines claramente electoralistas.

La madre de las batallas electorales se disputa en la provincia de Buenos Aires. No hay tiempo que perder cuando el escenario luce ya tan complicado para el oficialismo, agravado en estos días por los resultados del Censo 2022, que confirman groseras diferencias de datos en un distrito clave como La Matanza. Con pésimos resultados de gestión, una población golpeada y cansada de promesas, con un futuro tan incierto como inquietante, nadie duda de que el sistema de dádivas será otra vez el elegido por quienes nos gobiernan en sus denodados esfuerzos por captar votantes.

Fuente: La Nación

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