Xul Solar y Emilio Pettoruti, una revancha cien años después

Hace cien años inauguró una muestra en Buenos Aires que fue tan controversial que generó un escándalo en la prensa, recibió escupitajos por parte del público e incluso generó que intelectuales se agarraran a trompadas. Si bien esto parece producto de una noticia sensacionalista, la realidad es que cuando Xul Solar y Emilio Pettoruti regresaron al país después de varios años viviendo en Europa, trajeron consigo al modernismo y la posibilidad de ruptura, dispuestos a desmantelar a la conservadora sociedad local. Es por eso que este poderosos dúo está siendo homenajeado en la galería Del Infinito, que junto a la Fundación Pettoruti y la Fundación Pan Klub, presenta Nuevo mundo y recuerda lo que sucedió a partir de esa exhibición que dejó al mundo del arte completamente convulsionado.

Tanto Xul como Pettoruti fueron figuras extraordinarias y atípicas que no se parecían a nada de lo que sucedía por entonces en la Argentina o el exterior, donde se habían instalado durante la década de 1910 aún sin conocerse, con un afán por descubrirlo todo.https://fc1e4d1c46493366c32b8fd9303733ae.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html

Pettoruti era determinado y agradecido de haber ganado la beca que le permitía llegar a Italia desde La Plata, razón por la cual pasaba sus mañanas copiando los frescos de las iglesias y las tardes en los cafés junto a la creme de la creme de las nuevas vanguardias, como el futurismo que lo acogió bajo sus alas. En su obra pasado y presente se harían uno para darle vida a un nuevo lenguaje plástico.

Mientras tanto el amigo Xul, un artista prácticamente inclasificable, eterno curioso y apasionado por la teosofía, la antroposofía, la literatura, la filosofía, la música y la astrología, viajaba cual wanderlust desinteresado en el típico recorrido que hacían otros jóvenes artistas latinoamericanos. En esos primeros meses, a través de un almanaque del jinete azul, también descubriría a la vanguardia para notar con asombro que ya estaba un paso adelantado como relata en una carta a su padre: “estoy satisfechísimo porque veo cómo yo solo, sin inspiración exterior de ninguna clase, he trabajado en la tendencia que será la dominante del arte más elevado del porvenir”.

Una urgencia por mostrar

Los amigos se conocieron en Florencia en 1916 y después de vivir y viajar juntos, en 1924 organizaron el retorno a la amada patria con el plan de exponer y demostrar que el arte nacional podía ofrecer más que paisajes de estilo impresionista y retratos polite. Sin embargo, mientras Xul estaba indeciso, Pettoruti sentía una urgencia por mostrar.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.

Según narra en su autobiografía Un pintor frente al espejo, «todos saben como la imaginación magnífica a distancia los seres o las cosas amadas, como la idea de Patria se agiganta en el exilio. Desde Europa, yo veía a mi país como una potencia, revistiendo de los atributos culturales y espirituales de los países más avanzados».

Después de decidirse por el Salón Witcomb, donde fue recibido con los brazos abiertos, Pettoruti inauguró en octubre de ese mismo año, con el amigo Xul acompañando a través de la palabra, ya que había escrito lo que se podría considerar el primer artículo sobre arte moderno en el país, y la astucia de hacer equipo con el grupo de intelectuales que venían flameando la bandera de la vanguardia y que se agrupaban en torno a la revista Martín Fierro, fundada meses atrás con el objetivo de potenciar una renovación literaria y con quienes ambos artistas se reunieron apenas llegaron.

Pettoruti sabía que lo que tenían para ofrecer no sería fácil de asimilar, ya que incluso antes de su regreso la prensa lo mencionaba como un «pintor futurista», un término desconocido por entonces en estos territorios y que equivalía a decir que era un «loco, embustero, extravagante, apócrifo, amañado o macaneador» determinado a destruir al arte nacional.Midi  en  hiver III_ 1964 , de Emilio Pettoruti, oleo sobre tela en la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.Midi en hiver III_ 1964 , de Emilio Pettoruti, oleo sobre tela en la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.

Su popularidad creció tanto que incluso consiguió que el entonces presidente Marcelo T. De Alvear visitara la muestra, atravesando a la multitud que desde el día de la inauguración se agolpaba en la puerta de Witcomb y que irrumpió como una marea que protestaba frente a un arte que, según el pintor, no fue visto por nadie ya que describió a la caótica muchedumbre como «una cuba de sardinas gritonas puestas en pie, si se me permite la comparación, y yo en el centro, sofocado».

Desmayos y escupitajos

Mientras que algunas personas se desvanecían, otras le escupían a las pinturas mientras el piso se hundía y el director de Witcomb apagaba las luces que iluminaban los cuadros. Por suerte, había tenido la brillante idea de idear un sistema de protección, de lo contrario habrían sido dañadas. Pero eso no fue todo, ya que algunas personas siguieron la pelea en los bares de alrededor y sobre la calle Florida, con los martinfierristas preparados para defender la renovación cultural.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.

«Estamos hablando de un momento que cambió el rumbo del arte en la Argentina para siempre y que no debe ser ignorado. Por eso pensamos una muestra que traza el recorrido de ambos artistas, creando cápsulas que engloban distintas épocas anteriores y posteriores a 1924. Trabajamos para mostrar obras inéditas y no tan reconocibles, comenzando por las pequeñas pinturas que Xul y Pettoruti vendían en las calles de Europa para poder comer, los trabajos que evidencian las vanguardias que cada uno eligió, trabajos posteriores y el bar Witcomb, donde sintetizamos el escándalo que significó la exposición. Junto a Javier Villa, a cargo de la curaduría, y ambas fundaciones elegimos proponer una mirada contemporánea sobre estos artistas que tenían tanto para ofrecer», explica Julián Mizrahi, codirector de Del Infinito.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.Vista de sala de la muestra Emilio Pettoruti | Xul Solar, Nuevo mundo. Foto: gentileza Galería Del Infinito.

La museología es uno de los aspectos más interesantes de la muestra, en especial las veladuras que ocultan, seducen, revelan y que se relacionan con la serie de los laberintos de Xul Solar y las transparencias que Pettoruti usaba para superponer planos, como puede verse en su serie Farfalla de los años 50 y 60.

«Elegimos poner en escena archivos originales, así como textos complementarios y citas de las críticas de la época con el deseo de acompañar desde la palabra, así como también realizamos una búsqueda minuciosa para revisitar lo sucedido y entenderlo desde el presente«, sostiene Mizrahi.

Esta es una oportunidad para comprender lo que significó este episodio en la historia argentina, que pone en evidencia el temor que florece en las sociedades cuando llegan grandes cambios, esos que no tienen vuelta atrás. Por suerte para nosotros en este capítulo prevaleció la revolución cultural que trajo, sin prisa pero sin pausa, grandes cosas para el arte del país.

Nuevo mundo. Emilio Pettoruti | Xul Solar. En Galería Del Infinito (avenida Quintana 325 PB), hasta el 1 de febrero de 2025.


Sobre la firma

Melisa BoratynBio completa

Fuente: Clarín.com

Sea el primero en comentar en "Xul Solar y Emilio Pettoruti, una revancha cien años después"

Deje un comentario

Su email no será publicado


*