Vuelve Elena Garro, la mujer que imaginó el realismo mágico antes que Gabo

Quien ingrese por primera vez en esta novela se encontrará en un clima familiar. Hay puentes de afinidades electivas entre su Ixtepec y el Macondo de Cien años de soledad, entre la concepción de un fatídico tiempo circular que permea los dos universos, o entre algunos extraordinarios sucesos que viven sus personajes: la ascensión a los cielos de Remedios la Bella, la metamorfosis de Isabel Moncada en piedra en Recuerdos del porvenir. Pero la novela de Elena Garro se publicó antes y está poblada por hombres y mujeres (sobre todo por mujeres) que tienen un vívido y visceral espesor concreto, no solo mítico y fantástico, sino sociohistórico.La escritora Elena Garro, en los años 40 en París, junto a Octavio Paz.La escritora Elena Garro, en los años 40 en París, junto a Octavio Paz.

Con Los recuerdos del porvenir la mexicana Elena Garro Navarro (1916 – 1998) obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia (1963). Se la ha señalado como la “madre” o la precursora del realismo mágico. Hay otros antecedentes en “lo real maravilloso” del cubano Alejo Carpentier (El reino de este mundo, 1949), en la narrativa de Juan Rulfo, y antes aún en las novelas del venezolano Arturo Uslar Pietri, pero el lugar de Garro se singulariza en un boom que soslayó los nombres femeninos, incluso el de Garro misma.

Por cierto, la propia autora se negaba a ser identificada con los clichés que el realismo mágico terminó generando más allá de sus grandes escritores. En primer lugar, fue fiel a sí misma antes que a cualquier moda, y pagó el precio de la libertad y de sus diversas rebeldías, políticas y literarias.

La propia autora se negaba a ser identificada con los clichés que el realismo mágico terminó generando más allá de sus grandes escritores.

Su conflictivo matrimonio con Octavio Paz (por quien se sintió tiranizada), su pasión por Adolfo Bioy Casares, así como el activismo que la llevó al exilio junto con su hija Helena Paz, acumularon anécdotas turbulentas que en parte sirvieron para ocultar una obra rica en modulaciones genéricas (novela, cuento, teatro, periodismo, testimonio, ensayo) y de excelencia constante.

Un relato circular

Los recuerdos del porvenir está narrada desde la perspectiva totalizadora del pueblo (Ixtepec) personificado, que puede contar la historia colectiva focalizada en múltiples ángulos. El relato se cierra en círculo, como el tiempo de la novela: un tiempo pre-dicho y pre-sentido, donde especialmente algunos personajes (Martín Moncada, su hija Isabel), suelen verse a sí mismos desdoblados, desgarrados entre la necesidad presente de elegir y la certeza de que en algún lugar ese futuro ya ha sido vivido y consumado. Ninguno de sus habitantes escapará de la violencia recurrente, que encierra la belleza de Ixtepec en un circuito infernal.

Los sucesos corresponden a la época de la llamada “Guerra Cristera” que movilizó a sectores católicos tradicionalistas de diversa extracción (entre ellos parte del campesinado) contra las restricciones al culto católico y al poder político y económico de la Iglesia. Ixtepec está ocupado por las fuerzas del general Francisco Rosas, representante del gobierno. Rosas y su plana mayor viven en el Hotel Jardín junto a sus amantes y ejercen un dominio tiránico sobre la población.Elena Garro.Elena Garro.

Con todo, no hay “buenos” y “malos” agrupados según sus bandos políticos. El mundo de Garro se divide más bien en víctimas y victimarios, sean del bando que fueren. Y del lado de las víctimas están, con mayor frecuencia, las mujeres y los campesinos agraristas (indios sobre todo) aplastados tanto por los terratenientes católicos, como por los ateos gobernantes.

La violencia contra las mujeres es evidente y atroz, empezando por la que practican los militares: sus queridas son, casi todas, muchachas raptadas de otros pueblos asolados. Sin embargo, están lejos de ser víctimas pasivas. Se abroquelan en sus sentimientos y pensamientos, se resisten a la entrega total que exigen sus dueños. Esos dueños se convierten, así, en esclavos dependientes del amor que se les niega.

La violencia contra las mujeres es evidente y atroz, empezando por la que practican los militares: sus queridas son, casi todas, muchachas raptadas de otros pueblos asolados.

La bella Julia Andrade, querida del general Rosas, logra incluso escapar de Ixtepec en una mágica brecha del tiempo, junto a Felipe Hurtado, el amante que sí elige. En un sentido inverso, Isabel Moncada se precipita, voluntariamente también, en una pasión deshonrosa por el general que ejecuta a sus dos hermanos cristeros. Los avatares del relato, los vuelcos de los personajes, se entretejen en una escritura opulenta que no da respiro, mientras leemos la historia de Ixtepec y de Latinoamérica sobre esa piedra donde el trágico deseo de Isabel sigue latiendo.

En el friso de Ixtepec prácticamente todos los sectores femeninos están representados: desde las “cuscas” del burdel hasta las matronas burguesas y sus hijas casaderas. Son esas matronas las que deciden armar una conspiración en forma de fiesta distractiva, para que el cura del pueblo, al que protegen, pueda escapar, y los jóvenes unirse a la rebelión cristera.https://8e86535becf1b46bc9bdd8bcc39da0ef.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.htmlLa escritora Elena Garro con su hija.La escritora Elena Garro con su hija.

La más inofensiva de todas parece ser una anciana beata: doña Dorotea, que vive en una casa ruinosa. Pero es precisamente ella quien esconde allí al sacerdote perseguido. Las mujeres resisten, inquebrantables, a todos los interrogatorios, y Dorotea genera uno de los momentos más cómicos del relato, cuando desvía la requisa del prepotente coronel Corona, ofreciéndole agua fresca y, como al Niño Dios, un ramito de flores del jardín. En duro contraste, la venganza será feroz y llegará pronto, tanto para ella como para Luchi, la dueña del burdel, asesinadas con saña.

Esta bella edición conmemorativa de Alfaguara se acompaña con lecturas de varias creadoras: la argentina Gabriela Cabezón Cámara, la chilena Isabel Mellado, la española Lara Moreno, la mexicana Guadalupe Nettel y la colombiana Carolina Sanín.

Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro (Alfaguara).


Sobre la firma

María Rosa LojoMaría Rosa Lojo

Escritora e investigadora argentina, autora, entre otros libros, de Los ‘gallegos’ en el imaginario argentino y Todos éramos hijos.

Fuente: Clarín.com

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