Estrenos de teatro. Las Moiras es un material que desde el humor hilarante permite pensar los mandatos del judaísmo más ortodoxo

Dramaturgia: Tamara Tenenbaum. Dirección: Mariana Chaud. Intérpretes: Analía Couceyro, Luciana Mastromauro, Florencia Piterman y Fiamma Carranza Macchi. Diseño de escenografía: Matías Sendón, Ariel Vaccaro. Diseño de iluminación: Matías Sendón. Diseño sonoro: Ian Shifres. Diseño de vestuario: Cecilia Zuvialde. Coreografía y movimiento: Manuel Attwell. Asistencia de dirección: Carla Grella. Producción: Compañía Teatro Futuro. Sala: El Galpón de Guevara, Guevara 326, Chacarita. Funciones: sábados y lunes, a las 20. Duración: 65 minutos.

Las Moiras es una de las propuestas más interesantes que propone actualmente el circuito independiente. Escrita por Tamara Tenenbaum y dirigida por Mariana Chaud, el material es la primera parte del díptico El Dibuk, Dos Covers, que continuará con el estreno de El día más largo del mundo.

En tono de comedia desbordada, la obra se ancla en pleno barrio capitalino de Once, donde tres esposas de rabinos deciden quién se casa con quién dentro de su propia comunidad, aunque, aquello que resuena tan férreo también genera sus resistencias y sus consecuencias; es ahí cuando una jovencita, que decide emanciparse del mandato, explicando sus razones, es tomada por un Dibuk.

Con tópicos bien reconocibles por el judaísmo y un glosario en idish que no anula la comprensión de quien no maneja el idioma, el material desanda un camino que toma como punto de partida El Dibuk o Entre dos mundos, de S. Ansky, la obra más famosa del teatro yiddish, y cruza la leyenda judía del Dibuk, un espíritu errante que no ha terminado su trabajo en la tierra, y el mito griego de las Moiras, en torno a la personificación de quienes tejen los hilos del destino.

Con un planteo, por momentos muy divertido, Las Moiras permite reflexionar acerca de la permanencia de determinadas tradiciones y cómo dialogan en el hoy, afectando el libre albedrío de las generaciones jóvenes y de quienes no desean transitar la existencia encorsetados con algo que no consideran favorable para sus vidas, acaso, nada puede ser más libre que la elección del amor y la construcción del destino.

El texto de Tamara Tenembaum es desopilante, aunque, a medida que se desarrolla el relato, va cobrando una espesura tal que, sin abandonar el mohín, permite pensar en el rol actual de la ortodoxia y en la posible articulación con los asuntos más esenciales de la vida, como los vínculos, la cuestión de género y el poder virulento de quien decide inmiscuirse en la vida del otro. La dramaturga, siempre preocupada en las cuestiones de género y el rol de la mujer en lo vincular y social, desnuda un amplio conocimiento de la comunidad a la que refiere con su material y, dada su formación filosófica, se permite ahondar en algunos planteos fundamentales que propone esa disciplina mirando atentamente a las mujeres de su obra.

En tanto que Mariana Chaud, también una gran dramaturga, responsable de textos exquisitos como el biodrama Budín inglés, plasmó en su dirección el tono de desborde preciso. Tomó riesgos, fue desde un naturalismo grotesco a un desenlace donde aparece la mitología plasmada en lo paranormal.

Además del muy buen texto y la acertada dirección, las actuaciones de las actrices le dan vuelo y dimensión a la propuesta
Además del muy buen texto y la acertada dirección, las actuaciones de las actrices le dan vuelo y dimensión a la propuesta

Analía CouceyroLuciana MastromauroFlorencia Piterman y Fiamma Carranza Macchi conforman un equipo de actrices que le encontró identidad a la composición de esos personajes que, por momentos, hasta pueden ser vistos como caricaturas. Sin embargo, también dejan entrever la profundidad del propio drama. Las interpretaciones logran articular la exteriorización física ampulosa con aquellas situaciones que requiere de un compromiso emocional más profundo.

Es de destacar el diseño de la escenografía de Matías Sendón y Ariel Vaccaro, de una gran funcionalidad y que recrea el universo hogareño donde las casamenteras trabajan. Un espacio plantado en el medio de la escena, de donde parecieran no poder escapar simbólica, cultural y físicamente. También es acertada la iluminación de Sendón como el vestuario de Cecilia Zuvialde, sobre todo en la representación del atuendo de las mujeres del judaísmo ortodoxo. El marco sonoro que plantea Ian Shifres también dialoga muy bien con el cuento expuesto.

Las Moiras es una producción de la Compañía Teatro Futuro, integrada por el dramaturgo y director Mariano Tenconi Blanco, el músico y compositor Ian Shifres y la productora artística Carolina Castro, responsables de propuestas como La vida extraordinariaLima Japón Bonsai y Las ciencias naturales, entre otros textos de notable envergadura.

En el programa de mano aparece un glosario ad hoc muy útil para el espectador y para iniciar el viaje hacia las tradiciones con un anclaje en el hoy y donde aparecen vocablos como “Kabalá”, “meidele”, “yeshivá” y “rebbe”, entre otros. Vale la pena inmiscuirse en este rico mundo, desconocido por muchos.

Pablo Mascareño

Fuente: La Nación

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