Se estrena la era Bauza: cuáles son los tres desafíos que la selección deberá superar esta noche contra Uruguay

MENDOZA.- Uno de los milagros del fútbol es su capacidad de reinvención. Cuando la angustia parece que ha llegado para quedarse, cuando la desdicha es el peor de los inquilinos, la esperanza renace a una velocidad insólita. La máquina de relanzar ilusiones se encarga de todo. Y con la selección mucho más, quizá porque la desazón se ha empecinado como nunca. Entonces, aparecen nuevos retos y obsesiones. Todo vuelve a empezar, en un ejemplo de energía renovable fascinante. Hoy, en la sala de espera del ciclo de Edgardo Bauza habitan los sueños. Y también los exámenes que propondrá nada menos que Uruguay, el puntero de las Eliminatorias, en la reanudación del camino hacia Rusia 2018. Del capitán, de sus compañeros y del entrenador se esperan respuestas. Justo en el clásico de selecciones más antiguo del planeta, un duelo que desde las 20.30 promete tanto fuego pirotécnico que no disculpará distracciones.

Messi debe crecer

Su amor por la selección quedó demostrado una vez más: la renuncia duró un suspiro, nunca se fue. Barcelona le recomendó no jugar este partido con Uruguay por una molestia en el pubis. y vino igual. ¿Se le puede pedir algo más a Messi ? Sí, y corresponde. Convendrá que sume más rebeldía ante la adversidad en el juego. Que no le ofrezca referencias a la cacería del rival. Si le suman tres y hasta cuatro marcas como ocurrió con Chile en la final de la última Copa América, interpretar las conveniencias y llevarse a esos adversarios a lugares improductivos. Messi no tiene que vivir con culpa su aporte en la selección. Cada maniobra no debe ser magnífica, la sencillez también es un valor. A veces será la jugada genial, y otras una función complementaria para que un compañero asuma el protagonismo. No se trata de vanidad, sólo que el mejor del mundo comprenda que, en ocasiones, antes que la apilada antológica o la asistencia magistral, de él se necesitará influencia antes que acción. Será una manera, también, de que alivie esa mochila que lo trauma.

Bauza lo ubicará recostado por la derecha como posición de lanzamiento. Prefiere que evite las posiciones centrales -como N°9 o como falso N°9-, donde el tránsito suele ser más congestionando y le facilita la tarea a los rivales para encarcelarlo entre fricciones. Leer la utilidad de los momentos, la temperatura del juego, lo volverán aún más indescifrable para los adversarios. Necesita que lo ayuden porque de lo contrario se sentirá en deuda.

Los compañeros, ayudar

Tampoco hay dudas sobre la pertenencia de este grupo con la selección. Hace años que sólo cosechan decepciones y aun así no se permiten desertar. Pero en la cancha se necesitan más que declaraciones. Para potenciar a Messi es imprescindible que reclamen protagonismo y se conviertan en opciones de triunfo cuando el capitán está bloqueado. En sus clubes lo hacen y acá deben abandonar el confort de sentirse arropados por el crack. No hay síntesis más contundente que la viralizada foto de un hincha en la final de la Copa América, cuando los nueve futbolistas chilenos de campo -había sido expulsado Marcelo Díaz- rodean en la misma escena a Messi, sin ningún apoyo argentino en la imagen. ¿Dónde estaban los compañeros?

«Hay que aprovecharlo mejor», repite Bauza sobre Messi. No quiere que sea el salvador, necesita que al recibir la pelota el equipo le ofrezca opciones. Detesta la sola idea de que en algún instante quede obligado a la heroica. Gabriel Milito lo explicó con lucidez recientemente en una entrevista con la nacion: Messi juega con las referencias, los desmarques y las búsquedas al espacio de sus compañeros en Barcelona. «Ante una gran apilada de Leo, posen la vista en otros sectores del campo y verán que sus compañeros están cumpliendo alguna tarea», analizó el DT de Independiente. Eso es solidaridad, identidad. Y no hay estrella que se resista, porque son Neymar, Iniesta o Luis Suárez los que se empeñan. Se puede.

Y Bauza, conquistar

El técnico está bajo estudio. La mayoría de los jugadores apenas lo conoce por referencias y lo mantendrá un tiempo bajo observación. Él lo sabe. Deberá pisar con autoridad y, a la vez, poder de seducción. Rastrearán si está actualizado pese a que nunca dirigió en la élite… Un desafío heredado para el entrenador será abstraerlos de la espiral negativa que en muchos jugadores ha dejado huellas después de las tres finales perdidas. Intentará trasladarles calma, una virtud que suelen destacarle sus ex dirigidos.

Empezará por intervenir poco, apenas con matices: ensanchar la cancha, retroceder ante las pérdidas para achicar espacios, entender dónde comenzar la presión y mantener corto el equipo para hacer rápido las transiciones. Debutará ante un rival siempre peligroso, en un duelo de contrastes: el proyecto del Maestro Tabárez que ya superó los 10 años contra las dos prácticas que suma el ciclo Bauza. El fútbol no espera. Pese al liderazgo en las posiciones, Uruguay no atraviesa por su plenitud futbolística ni sus estrellas ofensivas están afiladas en el comienzo de la temporada europea. Pero Cavani y Suárez sólo necesitan pestañear para desatar un tsunami.

La innovación más evidente de Bauza con respecto a Martino es el ingreso de un cuarto delantero, con la ventana que se les abrió a Pratto y a Dybala por el carril central; claro que no se trata de una gratuita concesión: el técnico exigirá sacrificio. De los 11. Bauza cree que la eficacia depende del esfuerzo, y estará midiendo todo el tiempo ese intangible que es el compromiso. En definitiva, la lupa los estará vigilando a todos.

Fuente: La Nación

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