San Antonio Spurs: un candidato diezmado que ya se afila para la sexta batalla

SAN ANTONIO.- Media hora después de ganar el quinto partido de la semifinal del oeste con una jugada memorable de esas que en una o dos décadas los padres les narrarán a sus hijos, Manu Ginóbili apareció en el vestuario y describió la tapa en el último segundo a James Harden con la naturalidad de quien comparte su rutina laboral: «Uno toma decisiones, faltando tan poco tiempo no tiene mucho tiempo para pensar. Me pasó, así que traté de molestarlo desde atrás todo lo que podía, me encontré con la pelota muy cerca y fui por ella. Salió bien, por suerte, fui por la tapa y fue un plan arriesgado, pero también era arriesgado dejarlo tirar».

Mientras tanto, los hinchas eufóricos cantaban por los pasillos del AT&T Center, las redes sociales estallaban en la medianoche argentina, Charles Barkley -ahora comentarista de TV- gritaba su apellido en la televisión estadounidense y hasta sus propios colegas de la NBA elogiaban con asombro al argentino en sus cuentas personales.

San Antonio Spurs se encontró con Ginóbili cuando más lo necesitaba, justo cuando su camino en la primera postemporada sin Tim Duncan amenazaba con truncarse. Sin Tony Parker, descartado desde el segundo partido por la rotura en el tendón de su cuadriceps izquierdo, y mientras Kawhi Leonard masticaba bronca en el banco de suplentes por una molestia en el tobillo izquierdo, el bahiense desempolvó la capa de héroe y en una actuación vintage lideró a un equipo que sobrevivió al tiempo suplementario sin su máxima estrella: venció a Houston Rockets por 110-107 y sacó ventaja de 3-2 en la semifinal. «Manu volvió y nos dio uno de esos ‘Manu-desempeños’ de años anteriores. Manu es uno de los competidores y ganadores más grandes de todos los tiempos, hoy otra vez nos ayudó a ganar», reflexionó Gregg Popovich. Y hasta el entrenador de los Rockets, Mike D’Antoni, sabe que Ginóbili aún puede tener noches así. «Me imaginé que Manu iba a tener uno o dos muy buenos juegos y eso pasó. Pero ha sido grandioso toda su vida», dijo.

A los 39 años da la cara por un equipo que se revitaliza con su energía. Y pese a coquetear con el retiro, no baja su nivel y sigue sirviendo como combustible para los Spurs. Para contextualizar su vigencia: el 30 de junio de 1999, cuando fue elegido por San Antonio en el puesto 57 del draft, Harden tenía apenas 10 años.

Ginóbili aportó 12 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y una tapa -la tapa- en 31 minutos. La planilla parece suficiente para destacar su actuación pero no alcanza para resaltar que, como en los viejos tiempos, volvió a ser determinante.

El argentino, quien jugó más de 30 minutos por primera vez desde el 17 de diciembre de 2014 en un cruce de temporada regular frente a Memphis Grizzlies, empató el partido cuando faltaban 34 segundos en el último cuarto y en el suplementario fue el único capaz de imprimirle calma al caos. Con la piel curtida en mil batallas, los 14 millones de dólares que cobró esta temporada encuentran su justificación en noches como la del martes: su jerarquía, su experiencia, su piel curtida y sus innumerables hazañas se convierten en factores clave en los momentos decisivos.

«Me sentí bien, durante todo el año no había jugado más de treinta minutos, la verdad que me sentí bien. Después no tanto. Después sí que me sentí cansado, se siente el trajín, pero en el momento, por la adrenalina, por las situaciones que pasa un poco inadvertido, pero fue durísimo. El suplementario, contra un equipo que corre tanto, demanda mucho», especificó el propio Ginóbili, en diálogo con la nacion.

De todas maneras, la serie aún no terminó: San Antonio enfrentará a Houston esta noche desde las 21, con la posibilidad de sellar su clasificación a la final de la conferencia oeste en donde esperan, con una sonrisa, los poderosos Golden State Warriors que ya barrieron a Utah Jazz. En el este, Cleveland Cavaliers espera por Boston Celtics o Washington Wizards (jugaban el quinto partido de la serie al cierre de esta edición)

El resultado del sexto partido -también de la semifinal- dependerá del estado físico de Kawhi Leonard. San Antonio pudo enmascarar su ausencia durante cinco minutos frente a un rival agotado por su corta rotación y frente a una estrella desaparecida en acción. Disfrazar su baja durante todo un partido parece imposible. Si bien Leonard confirmó que estará disponible, su inactividad en un suplementario decisivo para el futuro de su equipo plantea más dudas que certezas.

Sin Parker y con Leonard lastimado, las chances de San Antonio podrían reducirse notablemente pese a estar en ventaja e incluso aunque Patty Mills, Danny Green -que marcó siete de los últimos nueve puntos de los Spurs-, Jonathon Simmons y el propio Ginóbili crecieron en la adversidad. «Será muy difícil si Kawhi no puede jugar el sexto partido», se lamentó Manu. «Hemos aprendido a contar con Kawhi en determinados momentos y que él sea el que lleva el peso del equipo. Y nos tuvimos que adaptar al tema de que no estuviera. Definitivamente lo tenemos que recuperar si queremos tener chances», añadió un Ginóbili que en el epílogo de su carrera construyó otra jugada memorable en una noche épica, que adquiere aún mayor relevancia porque tal vez haya sido su anteúltima obra maestra. Porque siempre se espera una más.

Fuente: La Nación

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