Para algunos clubes se está haciendo la pretemporada más larga de la historia, pero gracias a la Copa Argentina y a la Recopa, el River de Gallardo ya se puso en marcha hace unas semanas, después de un buen tiempo de trabajo, como quería el entrenador. Y ese extenso parate que le permitió estar tres semanas en Estados Unidos, con amistosos programados para no cortar la rutina diseñada por el cuerpo técnico, y hacer los últimos retoques en Buenos Aires se refleja en una formación que empieza a memorizarse, con apenas algunos retoques obligados y que no pinta para cambiar mucho más a lo largo del semestre mientras no haya lesiones, sanciones ni bajones futbolísticos.
Lo primero que definió el Muñeco durante la pretemporada fue el esquema: ante la ausencia de volantes estilo Carlos Sánchez por las bandas, eligió el 4-2-2-2, apostando a darles espacios y exigirles proyección a los laterales. Luego les puso nombres a cada uno de esos números, basándose en la mayoría de lo que ya tenía (9 de 11). Porque si bien sabía que habría un recambio importante en el plantel, el técnico confiaba que con los que se quedaban más algunos refuerzos estaría en condiciones de armar un equipo que volviera a pelear arriba. Además, Gallardo no quería tener un plantel con demasiados futbolistas porque este semestre la doble competencia no será tan exigente porque una vez que empiece el campeonato local como máximo puede tener cuatro partidos más de la Copa Argentina si consigue llegar hasta la final.
Así, los 11 que disputaron la primera final de la Recopa en Colombia serán seguramente los mismos que jueguen este jueves en el Monumental. A futuro, Lollo es esperado para ser titular pero en ese caso seguirían siendo sólo dos los refuerzos en el equipo titular porque reemplazaría a Mina. El número sí cambiaría si Larrondo se gana el lugar de acompañante de Alario. Después no hay mucho más para tocar en una formación que ya empieza a salir de memoria.
Fuente: Diario Olé
Sea el primero en comentar en "Sale de memoria"