Qué clase de coach le gustaría a Del Potro para la próxima temporada

NUEVA YORK.- Cuando gana partidos, sets y quiebres de saque, y cuando busca apoyo, Juan Martín del Potro mira hacia una esquina de las tribunas. Como todos los tenistas de alto nivel, claro. Pero en su caso hay una diferencia: el corralito a donde dirige la vista no tiene a su entrenador. Del Potro no tiene un entrenador, en realidad.

Es una excepción en la elite de la que forma parte, por más que el raking lo clasifique hoy 142º. Es muy extraño esto de que un virtual top-ten del mundo no se maneje con alguien que lo dirija. En ningún momento de este último regreso, que lleva siete meses, el tandilense tuvo quien le diera instrucciones. Y así seguirá por un tiempo.

¿Rebeldía? ¿Autosuficiencia? Más bien, libertad en una época difícil de su carrera, en la cual necesita tranquilidad y evitar los roces. No implica que le quite dedicación a la práctica ni que no se preocupe por lo estratégico; es sólo volver al tenis y sentirse sano, sin órdenes ni libretos. «Me siento libre para jugar, porque puedo hacer lo que quiera en la cancha. Acá nos conocemos todos, sabemos cómo juega cada uno. Creo que de esta manera estoy llevando bastante bien esta temporada», afirmó Del Potro, después de superar a David Ferrer en este Abierto de los Estados Unidos.

Desde julio del año pasado, cuando todavía había total incertidumbre sobre su porvenir, Juan Martín anda sin preparador. Por entonces interrumpió un vínculo de ocho años con Franco Davin que abarcó sus 18 conquistas en el circuito (incluida Flushing Meadows 2009) y la medalla olímpica de bronce de Londres 2012. La Torre reapareció a comienzos de este año, y así, solo, lo terminará. «Armar un equipo de primera línea es uno de mis objetivos para la temporada que viene, si logro acomodarme del todo para salir a pelear de igual a igual. Pero también así me siento cómodo. En Río estaba solo y salí a pegarle desde todos lados, y funciona», fundamentó. Aquí, en Nueva York, se sintió muy a gusto consigo cuando se dio cuenta de que el revés de slice no estaba sirviendo ante Ferrer y lo cambió por uno más potente. Al poco tiempo el desarrollo se volcó en favor del argentino.

Si, como dijo, la meta es seguir sano hasta el final de 2016 para encarar el año próximo con propósitos más pretenciosos, la contratación de un entrenador será para 2017. «Preferiría no seguir sin coach. Cuando tenga un tiempo volveré a analizar a los posibles entrenadores para el año que viene», confirmó.

Ahora bien: ¿qué perfil buscará? Irá a lo grande. Potencialmente, Del Potro es quizá top-five. Y en ese caso, si va a tener un orientador, debe ser de su nivel. «No creo que sea cuestión de suerte que Djokovic esté con Becker, que Murray esté con Lendl, que los grandes jugadores estén con los mejores de la historia. Llegar a formar un equipo como ésos sería espectacular y creo que me aportaría muchas cosas en la cancha y afuera. Ellos tuvieron presión durante toda su carrera y supieron manejarla, y cuando me toca estar en el vestuario con ellos siempre paro la oreja, porque vale la pena charlar con ese tipo de personas. No sé si técnicamente me aportarían mucho; no dejaría que me tocaran mi derecha ni mi saque. Pero hay muchas cosas por rescatar de ese tipo de entrenadores», explicó el ex número 4 del mundo.

Así y todo, el coach no es su principal necesidad. «Estoy demostrándome que solo, sin un entrenador, puedo jugar, pero el día en que cierre todo el equipo no hay dudas de que voy a estar más cómodo», apuntó.

Esa principal necesidad es de alguien que lo ponga en forma y le prevenga lesiones. «Es fundamental para mí el preparador físico. Ésa es mi prioridad número 1 en este momento para mantenerme fuerte y mejorar físicamente», reveló, mientras evalúa disponer de un asesor que le organice las cuestiones cotidianas, en relación estrecha con él. Hoy por hoy trabaja sólo con un kinesiólogo, Diego Rodríguez (ex de David Nalbandian).

A tono con lo que piensa el argentino, para otros tenistas importantes un entrenador es más una guía y un factor de contención que un instructor.

Serena Williams está encantada con Patrick Mouratoglou, con quien lleva cuatro temporadas compartidas: «La relación es espectacular. Amo totalmente trabajar con él. Siempre me cuida en todo. Y eso es muy importante», enfatizó la mejor del planeta. En tanto, Gaël Monfils, también semifinalista en Nueva York, valora mucho la labor del sueco Mikael Tillström: «Es importante tener un entrenador, seguro. Yo necesito a alguien que pueda decirme las cosas, conducirme. Puedo defender, atacar e ir a la red por mi cuenta, pero es más fácil cuando alguien me ayuda a encontrar mi camino. Mikael lo hace muy bien», afirmó a la nacion.

Todos consideran útil un preparador. También Del Potro, que lo tendrá dentro de un tiempo. Por ahora, se las arregla solo. Y cómo.

Fuente: La Nación

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