Otra señal a la que River se aferra detrás de su esperanza

En el vestuario visitante de la Bombonera, el grito de los dirigentes de River en medio del festejo se pareció un poco a un deseo y otro, a una premonición. «¡Me parece que Boca no sale campeón, me parece que Boca, no sale campeón, sale River, sale River, sí señor!», cantaron el domingo, en pleno éxtasis luego de la victoria 3 a 1 frente al clásico rival. Lo que al reanudarse el campeonato local parecía una quimera porque estaba a once puntos de Boca, ahora es un escenario posible: River se puso a cuatro puntos del líder, con la chance de quedar a uno si el 11 de junio le gana el partido postergado a Atlético Tucumán. Y luego quedarán otros 21 puntos en juego, lo que le abre al conjunto dirigido por Marcelo Gallardo la perspectiva de pelear por el título. Para ello, cuenta con un valor agregado: la historia reciente da cuenta de que las últimas cuatro veces que se fue ganador de la cancha de Boca, luego dio la vuelta olímpica. Eso ocurrió en el Apertura 1994, en el Clausura 2002, en el Clausura 2004 y en el Torneo Final 2014.

Si se amplía la búsqueda, hay otro dato revelador de lo que suelen significar los triunfos en la Bombonera para River: de las últimas trece veces que ganó allí, posteriormente salió campeón en diez de esos campeonatos. Las tres excepciones fueron en el Metropolitano 1976 (ganó 1 a 0 en la Bombonera, pero luego Boca fue el campeón), en el Metropolitano 1982 (se impuso 2 a 0 en la Boca y Estudiantes se quedó con el título) y en el Clausura 1994 (ganó 2 a 0 en la Boca y luego fue campeón Independiente).

El Apertura 1994 fue el único campeonato local que River ganó de manera invicta. Con Américo Gallego como técnico, en la anteúltima fecha fue a la Bombonera y se despachó con un 3 a 0 al que le dieron forma los goles de Enzo Francescoli de penal, Ariel Ortega y Gallardo, también desde los doce pasos. Fue un triunfo que los hinchas de River celebraron in situ, como en los viejos tiempos, ocupando las dos bandejas superiores de la tribuna que da hacia el Riachuelo. En la fecha siguiente, salió campeón tras igualar con Vélez en el Monumental.

Ocho años más tarde hubo otro 3 a 0 y quedó inmortalizado como el de «la emboquillada de Rojas». Ramón Díaz fue el entrenador de aquel equipo que formó con: Ángel Comizzo, Ariel Garcé, Celso Ayala, Ricardo Rojas, Víctor Zapata; Eduardo Coudet, Cristian Ledesma, Esteban Cambiasso, Andrés D’Alessandro; Ariel Ortega y Fernando Cavenaghi. El «Cuchu» Cambiasso y Coudet adelantaron a River en el primer tiempo y Rojas anotó aquel recordado gol de emboquillada, por encima de Roberto Abbondanzieri, cuando faltaban dos minutos para el final de un superclásico jugado con lluvia y barro. Siete años y nueve meses después de la última alegría en la Bombonera, River celebró un triunfo en la casa de su viejo rival que lo transformó en incipiente candidato al título que luego ganó: apenas se llevaban jugadas seis fechas.

Un gol de cabeza de Cavenaghi, a los 37 minutos del primer tiempo, le dio a River los tres puntos en el Clausura 2004, con Leo Astrada de técnico. Aquella tarde del 16 de mayo, en el banco de suplentes de Boca estuvo Carlos Bianchi y se trató de un superclásico accidentado, con dos expulsados por el lado de Boca (José María Calvo y Carlos Tevez) y uno por el de River (Eduardo Tuzzio). Maximiliano López jugó acaso su mejor partido con la camiseta de River, luego de ingresar a los siete minutos de juego por el chileno Marcelo Salas, quien salió lesionado.

Diez años e infinidad de contingencias pasaron hasta que River volvió a ganar en la Bombonera. Por el Torneo Final 2014, tres años después de esa caída del Imperio Romano que significó el descenso de River a la B Nacional, un cabezazo de Ramiro Funes Mori a cuatro minutos del cierre del juego puso de rodillas a otro Boca de Bianchi. El conjunto que también dirigía Ramón Díaz se había puesto en ventaja con un gol de Manuel Lanzini y Boca había igualado gracias a un tiro libre de Juan Román Riquelme. Con el triunfo, River se puso a un punto de Colón, que lideraba el campeonato, y desde entonces encaminó su marcha hacia el título.

Por nivel de juego y por presente, River parece ser ahora el principal rival que tiene Boca en la puja por el campeonato. Después de ganar en la Bombonera, al «Muñeco» Gallardo le quedan apenas dos cuentas pendientes desde que en junio de 2014 asumió como técnico de River: una es el Mundial de Clubes y otra, más terrenal, conseguir un campeonato local. El triunfo del domingo en la Bombonera y los antecedentes históricos son dos señales de las que puede aferrarse para creer que desde el 25 de junio (cuando finalizará el campeonato) tal vez le quede sólo una cuenta por saldar.

Las lesiones de Mora y Rossi complican los planes. Rodrigo Mora, con una sinovitis en la cadera derecha, e Iván Rossi, con una distensión en el recto anterior izquierdo, fueron descartados para el partido de mañana, ante Melgar, en Perú, por la Copa Libertadores. River se encontró con una dificultad grande porque, por distintas razones, no tiene disponibles a nueve de los treinta integrantes de la lista de buena fe. Igual, los millonarios ya están clasificados para los octavos de final.

D’Onofrio y los gestos de los dirigentes. Rodolfo D’Onofrio se refirió a la actitud de algunos dirigentes de River que se taparon la nariz en la Bombonera. «Está mal. Está fuera de nuestra política. No podemos comportarnos como hinchas», dijo el presidente, en TyC Sports.

Fuente: La Nación

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