Manu, Scola y compañía, los más admirados por los atletas

El micro estaciona con cuidado, bajo un cielo oscuro y plomizo que amenaza gotear. Son las 19 y la puerta se abre lentamente. Salen Nicolás Laprovíttola, Patricio Garino, Marcos Delía y aparece Andrés Nocioni. Facundo Campazzo aprovecha para bajar por detrás suyo y lo sigue Emanuel Ginóbili, quien se calza la gorrita al toque de pisar tierra. Carlos Delfino será el penúltimo de la fila y Luis Scola, el capitán, el último. Caminan 20 metros y se detienen a esperar el equipaje junto a los franceses y a los serbios, compañeros de viaje desde Córdoba y Buenos Aires. Toman las valijas y entran a la Villa Olímpica. Son las 19.23 y la Selección Nacional de básquetbol está en los Juegos Olímpicos. Con cuatro dorados, a Río de Janeiro llegó el equipo al que todos los atletas argentinos admiran. Así lo reflejan las palabras de 16 deportistas olímpicos nacionales de hoy y ayer consultados por Clarín.

“Tuve el gusto de conocerlos y me parecen geniales como compañeros de delegación, por su gran humildad y su buen corazón”, abre el juego la judoca Paula Pareto, a quien la Generación Dorada recibió con aplausos en Beijing 2008 cuando llegó a la Villa con su medalla de bronce.

Luis Scola posa con una voluntaria a su arribo a la Villa Olímpica. Foto Lorena Lucca

Luis Scola posa con una voluntaria a su arribo a la Villa Olímpica. Foto Lorena Lucca

Son un ejemplo para muchos equipos. Son una camada de jugadores increíbles que le dieron mucho al básquetbol y al deporte en general”, opina Fernando García, arquero de Los Gladiadores del handball. Y su compañero Federico Pizarro agrega: “No puedo pensar otra cosa que son unos animales. Como me gusta el básquetbol, no los puedo ver sólo como atletas sino como ídolos”.

Desde el tiro también llega la admiración. “Tener a los cuatro estandartes de la Generación Dorada es muy importante. Es la primera vez que compartiré espacio con ellos. Ojalá pueda verlos jugar”, comenta Fernando Borello. A su lado, Federico Gil suma elogios: “Al fin los veré en persona, porque sólo los veía por televisión. Es espectacular”.

Los boxeadores Alberto Melián y Yamil Peralta compartieron Londres 2012 con los históricos del básquetbol. “Viví en vivo y en directo la humildad de los más grandes del deporte de Argentina. Son grandes atletas dentro de la cancha y grandes personas afuera”, lanza Melián. Y su compañero de Selección conecta un gancho fiel a su estilo:“Son unos grosos mal”.

Juegos Olimpicos Rio 2016 Villa Olimpica llegada de la seleccion de Basquet Foto Lorena Lucca - FTP CLARIN - _LUC1712.JPG - Z FTP Failla - Failla andres nocioni

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Para Luciana Mendoza, del handball, “son un ejemplo de deportistas”. Mientras que Ailén Valente los tiene hasta en la sopa porque su padre es entrenador de básquetbol. “Están siempre presentes en mi casa, ja, ja. Que hayan ganado tanto y quieran seguir representando nuestros colores para llevarlos a lo más alto es un orgullo”, sentencia la gimnasta.

Varios atletas no ven la hora de llegar a la Villa para compartir momentos con los basquetbolistas. Sebastián Rossi, del canotaje slalom, no da más de la ansiedad: “Son unos genios y está bueno que sigan en lo suyo porque se ve que lo hacen porque disfrutan de jugar. Es una suerte que jugadores de su nivel tengan ganas de seguir en la Selección. Los quiero conocer”.

Desde Paipa, Colombia, los maratonistas María de los Angeles Peralta y Mariano Mastromarino alaban a los históricos. “Son grandiosos. Los admiro muchísimo. En Londres 2012, me tocó vivir en el mismo piso que ellos. Todos consiguieron lo máximo que un deportista desea en su carrera deportiva. Juegan con el corazón y por amor a nuestra bella Argentina”, explica ella. Y el Colo se suma: “Tenía un póster de ellos en la habitación. Quiero llegar a la Villa para poder sacarme una foto con ellos. Que Delfino haya hecho lo que hizo para poder volver habla de todos los valores olímpicos”.

Carlos Delfino llega a la Villa Olímpica. Foto Lorena Lucca

Carlos Delfino llega a la Villa Olímpica. Foto Lorena Lucca

Desde San Pedro, poco antes de viajar hacia Río, el velista Julio Alsogaray se engancha con una anécdota: “Los basquetbolistas son muy buena gente y con excelente onda. En Londres, cuando esperábamos para la ceremonia inaugural, viene Ginóbili y nos dice:‘Chicos, ¿tienen problema si me siento con ustedes?’ Y se nos puso a hablar contando anécdotas, charlando de igual a igual. Así de simple. Fue un momento impagable”.

Compañeros de otros Juegos Olímpicos no podían faltar con sus opiniones. “Es increíble lo que suman como equipo en la delegación. Contagian buena onda. Es imposible no admirarlos”, dice la remera María Gabriela Best. Su ex coequiper Laura Abalo añade: “Son sobrehumanos y demuestran que el deportista argentino siempre tiene un plus”. Y el gimnasta Federico Molinari saca pecho: “Son mis ídolos deportivos. Me han inspirado. El secreto de su éxito es el gran grupo y el talento que tienen. Es una emoción enorme verlos juntos”.

La Selección se instaló en habitaciones con alargues para las camas. “Les conseguimos a todos menos a Campazzo, je, je”, bromea Diego Gusmán, el jefe de misión, que sintetiza la importancia de tenerlos allí: “Los chicos del básquetbol siempre priorizan venir a la Villa, porque quieren estar en contacto con todos nuestros atletas y eso le hace muy bien a la delegación”.

Fuente: Clarín.com

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