Los Pumas se llevaron un partido épico ante Gales y están en semis de un Mundial por tercera vez en la historia

Pocas veces los números son atractivos. Menos cuando la burocracia de las planillas oficiales ubica al perdedor antes que al ganador. El 17-29 no dice nada. Es un resultado que se debe una mejor explicación. No fue apenas una victoria, una cruz más en la estadística. Fue una remontada en un Mundial. Los Pumas se metieron en las semifinales de Francia 2023, eliminando por 29-17 a Gales, al cuco al que todos daban por ganador. Dieron vuelta el partido con juego y carácter. Y la épica llegó con ese tackle demoledor de Matías Moroni jugándose su humanidad y el try decisivo de Nicolás Sánchez luego de una intercepción a los galeses. Ya habrá tiempo de pensar en el próximo rival, los temibles All Blacks (el viernes 20, a las 16 horas).

La historia de esta victoria en Marsella comenzó a escribirse hace exactos 35 días en este mismo escenario, apenas se consumó la decepcionante derrota del debut frente a Inglaterra. En todo este tiempo, Los Pumas trabajaron en su confianza y terminaron recuperándola en el mismo lugar que parecían haberla perdido. Se reivindicaron. Y aunque no fueron mayoría entre los 62.576 espectadores, los argentinos se hicieron oír y compartieron el desahogo del final.

Esa fue la sensación: desahogo. Por parte de los hinchas, por el modo en que se dio el partido que no se terminaba de destrabar. De los jugadores, porque por fin pudieron quitarse algunas espinas. La más antigua llevaba cuatro años en el inconciente colectivo del equipo, encarnada en los sobrevivientes a Japón 2019, el Mundial pasado, en que la Selección no pasó de la fase de grupos.https://44f303b909a086219091a33225948a73.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html

Y en carne propia, de los 33 que llegaron a Francia 2023 con sueños de protagonismo pero que de arranque recibieron un mazazo. A partir de allí fueron todas “finales” para terminar segundos en el Grupo D y acceder al partido ante Gales, que llegó a Marsella como favorito. Por eso fue un desahogo en la tribuna y dentro del campo de juego.Marcos Kremer, un símbolo de la garra de Los Pumas. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.Marcos Kremer, un símbolo de la garra de Los Pumas. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.

Los Pumas lograron la clasificación con un partido que grafica su historia en este Mundial. Su rendimiento fue de menor a mayor, con altibajos, pero con el más importante de los logros: un triunfo que supieron construir y sostener pese a sus errores y la voracidad de Gales, que llegaba con un ritmo arrollador.

Los Pumas volvieron ganar y mejoraron varios aspectos pero principalmente se mostraron conectados con su propósito. Su principal fortaleza fue mental, porque nunca se desmoronaron y pudieron revertir un comienzo esquivo: el yerro de Emiliano Boffelli en un penal que pudo ser la ventaja inicial.

Gales no sorprendió. Dan Biggar apoyó e hizo su conversión. Luego amplió la ventaja a 10 con un penal y las cosas no podían ser peor para la Selección: Santiago Chocobares dejó la cancha por un golpe en la cabeza. En su lugar, ingresó Matías Moroni: para Cheika un finisher, la clase de jugadores que entra fresco para cerrar el partido o intentar ganarlo. Su actuación sería decisiva, aunque falta para esa instancia.

Antes, Jaco Peyper, el árbitro del partido -y de la polémica por sus fotos en el Mundial pasado con los hinchas de Gales-, se lesionó y en su lugar entró el asistente número uno, Karl Dickson, quien tuvo un fallo que perjudicó a la Argentina en el primer tiempo y otro en detrimento de Gales, en el segundo.El árbitro Dickson tuvo que entrar en reemplazo de Peyper. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.El árbitro Dickson tuvo que entrar en reemplazo de Peyper. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.

Pese a las adversidades, Los Pumas mostraron su mejor cara en lo que va del Mundial. Fase tras fase se acercaban al ingoal, pero no lograban apoyar. Gales, con ventaja, no se preocupaba en arriesgar cuando la cosas se complicaban: nunca dudaron en patear.

Los Pumas pudieron achicar las diferencias antes de que terminara la primera parte, con dos penales de Boffelli. El parcial de 10-6 dejaba para el segundo tiempo un pronóstico alentador. Algo de eso quedó flotando en el entretiempo, mientras Gales esperaba en la cancha, ¿con ansiedad? Los argentinos aprovecharon hasta el último minuto reglamentario antes de volver al campo de juego.

Más metidos en el partido y con el envión suficiente, Los Pumas empezaron a hacer equivocar a Gales, que no podía resolver el hostigamiento argentino sin cometer penales. Otra vez Boffelli, con dos derechazos certeros (el segundo desde 55 metros) permitó que la Selección pasara al frente.

El empuje de Los Pumas no significó que desperecieran los errores. A partir de ellos, Gales lograba mantenerse en partido. Tomos Williams (que encontró inexplicablemente un hueco) se encargó con un try de que el encuentro se mantuviera palo y palo. Otra vez en Marsella, los de Cheika estaban perdiendo después de una remontada.El aliento del público argentino, fundamental en un momento clave del partido. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.El aliento del público argentino, fundamental en un momento clave del partido. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.

Y ahí apareció el público. Con un timing notable, el aliento argentino empezó a cubrir la atmósfera. Los británicos tienen esas canciones bien entonadas, que parecen cantos gregorianos. Son testimoniales, tal vez no contagien lo suficiente. Las canciones de cancha, importadas del fútbol, evidentemente tocan la fibra necesaria.

El Toro Joel Sclavi, que recién había entrado, con una demostración de «pick and go» para la escuelita, fue el que coronó con un try el trabajo colectivo. Boffelli, la conversión. Los Pumas contagiaban, la tribuna es un termómetro, y parecían retroalimentarse las energías.

Y aquí, en medio de ese intercambio de energía, algo llamativo que no se vio por televisión: dos palomas. Sí, dos palomas sobrevolaron los minutos más dramáticos del partido, cuando Matías Moroni se vistió de héroe para frenar a Louis Rees-Zammit. El tryman galés (hizo cinco en el Mundial y tres la semana pasada) se encaminaba inexorablemente al ingoal de Los Pumas hasta que llegó la salvada del surgido en CUBA, dándole vida a una jugada que se meterá entre las más inolvidables del deporte argentino.Desahogo y festejo de los jugadores argentinos tras el pitazo final. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.Desahogo y festejo de los jugadores argentinos tras el pitazo final. Foto: Emmanuel Fernández/ Enviado especial.

Con las palomas volando sobre el Velodrome llegó el broche del partido. La acción que completó e hizo valer el esfuerzo de Tute: Nicolás Sánchez demostró, una vez más, su vigencia. En ese momento caliente, resolvió el partido con frialdad y velocidad. Más cachorro que nunca.

Ahí se acabó el partido. Boffelli arengaba con los brazos mirando las tribunas, como si estuviese en el Coloso de Parque Independencia. Moroni hacía lo mismo en la otra punta. Juan Martín González también agitaba. Y en medio de ese delirio albiceleste, las palomas encontraron la salida y emprendieron su marcha hacia el cielo. Los Pumas recuperaron la garra.https://www.youtube.com/embed/DBnuBrBNbVc?si=AxkZ1A1YWAIbfKdt&enablejsapi=1&origin=https%3A%2F%2Fwww.clarin.com

El próximo paso será París. Allí llegará la delegación este lunes para preparar el partido de semifinales contra Nueva Zelanda. La selección argentina ya es una de las cuatro mejores del mundo. No puede decir lo mismo Gales, tampoco Irlanda -eliminada por los Al Blacks-, ni Australia, que no pasó la fase de grupos y el domingo se quedará afuera Francia o Sudáfrica. Fiji, el último payaso del circo, tiene la oportunidad de dar el batacazo ante Inglaterra.

La semana próxima se definirá quiénes se suben al podio. Los Pumas ya mostraron sus garras, todavía resta saber hasta dónde llegará su rugido.


Sobre la firma

Luciano BottesiLuciano Bottesi

Editor de la sección Deportes.

Fuente: Clarín.com

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