La reforma del estatuto: el eje de la pelea de poder en la AFA

La lucha por la fecha de las elecciones en la AFA es apenas un combate preliminar. La pelea de fondo, la que importa, es la que se anuncia para el 6,7 y 8 de noviembre en el edificio de la calle Viamonte, a pasos de los Tribunales porteños. En esos tres días, dirigentes y abogados de Conmebol y la FIFA discutirán con directivos del fútbol argentino la reforma del estatuto de la AFA, esencial para definir los electores del nuevo presidente. La aprobación del documento es el objetivo central del Comité de Regularización que gobierna la AFA. Luego, se necesitan 60 votos (sobre 75 miembros; 4/5 partes) para que la Asamblea lo refrende. Cuando eso ocurra, llegará el llamado a elecciones.

El trámite no será para nada sencillo, porque más que una reforma de estatuto se trata de una reestructuración de fuerzas. El poder de la AFA cambia: de los actuales 75 miembros, «la Asamblea pasará a tener 30, o a lo sumo 35 miembros», según pudo reconstruir La Nacion. Y ni siquiera conservará su nombre: se llamará Congreso. Algo parecido sucederá con el comité ejecutivo, el órgano que sesionará una vez por semana y se encargará del día a día de la AFA. Tendrá entre 20 y 25 miembros y a partir de 2017 se lo conocerá como Consejo Ejecutivo. El poder, entonces, estará repartido en menos manos: de los 120 miembros actuales (75 de la Asamblea; 45 del comité ejecutivo) se pasará, como máximo, a 60.

La disminución del 50% en la cantidad de representantes implicará, necesariamente, menor representatividad para algunos sectores del fútbol, y una cuota mayor de decisión para otros, como el futsal -Argentina acaba de consagrarse campeón del mundo-, el fútbol femenino y el fútbol playa entre otros. El ascenso y el fútbol del interior, que hoy tienen mayoría absoluta en la Asamblea (45 votos sobre 30), la perderán. «En ningún lugar del mundo gobierna el fútbol de ascenso», se escuchó en el edificio de la AFA en la última semana. En el comité ejecutivo, ascenso e interior suman 14 miembros sobre 45 (el 31% de los votos). «En ambos casos, la representación tiene que ser plural», es la recomendación de la FIFA, que pidió en forma explícita bajar la cantidad de integrantes del Consejo (ex comité ejecutivo) para dotarlo de flexibilidad y mayor poder de decisión. «Normalmente, el promedio de miembros en un comité ejecutivo es de 15», había anticipado el suizo Primo Corvaro, el hombre de la FIFA que designó a los integrantes del Comité de Regularización, durante una entrevista con La Nacion en junio.

La FIFA, además, hizo otra sugerencia, que se mantendrá en el nuevo estatuto: proponer que los cargos ejecutivos sean rentados. Sería un cambio de paradigma radical para el fútbol argentino, donde los dirigentes son ad-honórem. Así, presidente, vicepresidentes (tres), tesorero y secretario general tendrían un sueldo mensual con el nuevo estatuto. Por decisión de la Conmebol, todas las asociaciones nacionales deben tener sus estatutos adaptados al 31 de marzo de 2017. «Estamos haciendo un road-show que empezará en Argentina en la primera semana de noviembre, y de ahí el equipo de legales de Conmebol pasa a Bolivia y a Paraguay», detalla Monserrat Jiménez, directora de asuntos legales de Conmebol.

Las reuniones de la primera semana de noviembre serán cruciales para definir el rumbo de la AFA. Habrá una silla para los abogados de la FIFA y la Conmebol, para los integrantes del Comité de Regularización, y otros diez lugares «para directivos representativos de todos los sectores del fútbol argentino», según la comunicación por correo electrónico que recibió la AFA desde la FIFA. «La idea es que se arme un grupo de trabajo y haya consenso», aporta Carolina Cristinziano, abogada e integrante del Comité de Regularización. Y agrega: «Trataremos que la adaptación del estatuto de la FIFA sea favorable para la AFA».

La AFA tiene hasta dos oportunidades para convocar a una Asamblea y aprobar su nuevo estatuto. Puede ocurrir que se consensúe el documento entre todos los sectores, se llegue a la Asamblea y no se consigan los votos (60) para aprobarlo. En ese caso, se hará una revisión y se redactará una nueva versión, que volverá a la Asamblea. Si en segunda instancia no hay suficiente apoyo, será la FIFA la que determine qué hacer. Y nadie descarta que imponga las modificaciones por correo electrónico; por decreto. Con una amenaza implícita (o no) de desafiliación para el fútbol argentino.

Fuente: La Nación

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