Todas las monedas tienen dos caras. Los Jaguares tienen una desventaja grande respecto de los demás integrantes del Super Rugby. Como son el único equipo de su país, deben viajar mucho más que neocelandeses, australianos y especialmente sudafricanos, los más beneficiados con el formato que se instauró en 2016. Pero así como los argentinos acumulan millas como ningún otro equipo, tener que atravesar todo el globo no les causa ninguna gracia a los rivales. Es así que los tres últimos visitantes eligieron resguardar a algunas de sus figuras y preservarlas para lo que es una competencia de altísima exigencia física. Algo que se repetirá en el caso de los Reds, rivales del próximo sábado en Vélez, aunque en esta oportunidad por fuerza mayor.
Los australianos perdieron a dos figuras clave en la derrota 44-14 ante Lions: el apertura Quade Cooper, expulsado por un tackle alto, y el primera línea y capitán James Slipper, que sufrió la rotura del tendón de Aquiles. Dos pilares del equipo, integrantes del seleccionado australiano.
Si bien es un fenómeno que excede a los jugadores argentinos, no deja de ser cierto que los Jaguares han sabido capitalizar esta circunstancia con tres éxitos consecutivos en el Amalfitani.
En el último partido de la temporada regular de 2016, los Lions llegaron clasificados a los playoffs y trajeron un equipo 100% alternativo. La derrota les costó el primer puesto en la tabla general, la localía en la final ante Hurricanes y, quién sabe, el título. «Era una decisión que tomamos cuando planificamos la temporada», explicó el entrenador Johan Ackermann a LA NACION. «Preferimos que nuestros jugadores descansaran para los cuartos de final y no arriesgarlos a una lesión. Además, nada nos garantizaba que con los titulares íbamos a ganar.»
El primer partido en casa de los Jaguares este año fue contra el mismo rival. Esta vez, Ackermann trajo a varios titulares, pero preservó a otros que no estaban al 100%. Los Cheetahs, rivales del sábado, tenían muchos jugadores lesionados a los que su entrenador Franco Smith prefirió cuidar y quedaron recuperándose en Sudáfrica. Dos victorias de los Jaguares.
Tanto Lions como Cheetahs deben abandonar sólo dos veces Sudáfrica: una vez para jugar dos partidos en Australia y la restante para venir por un encuentro a Buenos Aires y volver. Fueron los sudafricanos los que propiciaron el ingreso de una franquicia argentina, precisamente para reducir horas de vuelo. Una posible derrota ante los Jaguares se compensa con un menor desgaste en una temporada que exige una intensidad extrema fin de semana a fin de semana.
Los Jaguares, en cambio, viajan dos veces a Sudáfrica para jugar dos y tres partidos en cada gira y una a Australia para otros dos encuentros. Sólo los Sunwolves de Tokio, que también hacen de locales en Singapur, viajan más.
Australianos y neocelandeses, al contrario de los sudafricanos, son más adeptos a subirse al avión. Está en su ADN, obligados casi por su ubicación geográfica. Los tres visitantes australianos de este año (Reds, Force y Brumbies), además, juegan la semana previa en Sudáfrica, acortando horas de vuelo y diferencia horaria.
Aun con las bajas de Cooper y Slipper, Reds no deja de ser un rival temible. Tiene en su plantel a otros seis integrantes regulares de los Wallabies, entre ellos el capitán Stephen Moore, el tercera línea Scott Higginbotham y el centro Samu Kerevi, la revelación de la pasada temporada. Además del veterano George Smith, de regreso en el Super Rugby tras siete años en Europa y Japón. Más allá de los nombres, es un equipo muy peligroso en ataque, sobre todo cuando hace volar la pelota con los tres cuartos. Su campaña ha sido irregular: vencieron a Sharks, cayeron con Force, perdieron un partido que tenían ganado ante Crusaders y vienen de ser goleados por Lions.
Será un gran desafío para la remozada defensa de los Jaguares, que ha crecido partido a partido y el sábado estará ante su mayor desafío de la seguidilla de tres partidos en Vélez. Será también otra gran oportunidad de seguir haciéndose fuertes en casa, donde llevan ganados cinco de los últimos siete encuentros. Si los rivales no ponen todo, en definitiva también es parte del carácter global del certamen, que así como a veces perjudica otras juega a favor.
Fuente: La Nación
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